Ali Shokri es un apasionado de la naturaleza, un bioartista que refleja la belleza en su estado puro.
Shokri (Tabriz, Irán. 1982) encuentra en los árboles una metáfora del ser humano: solitario, en grupo, floreciente, en declive, desafiante, ensimismado, vivo. Y también nos recuerda con un dejo metafísico, ese leitmotiv en su cantar de árboles, que al final todos somos también cenizas y polvo.
“Para mí, cada árbol, como un ser humano, tiene una historia que contar. Cuando muere un árbol, se interrumpe toda una historia, se altera un destino para peor. Siento como si los árboles, amontonados en la parte trasera de los camiones, nos maldijeran con sus manos rotas, sus rostros heridos y sus raíces cortadas”, dice Shokri sobre el carácter de su obra.
Ruleta Rusa te sugiere escuchar, mientras observas las imágenes y lees, la música de Kevin Morby y la poesía de Eduardo White.
Moira
Este tiempo
cabe en mi cuerpo
corto el molde
enmiendo
a gusto.
Este tiempo es mío
(me dicen)
aunque me inmovilice los brazos
me sofoque el pecho
un apretón en la cintura.
Un cielo teñido de púrpura
cae sobre mí
y sus gotas lavan
el cristal sucio.
La tijeras rechinan
y repiten
que soy una deidad muerta.
Pero este tiempo es mío
me envuelve el cuerpo.
Eduardo White
Traducción de Maribel Sánchez Roldán