Al comenzar diciembre ponen en las ciudades unos conos luminosos que representan con simpleza a un abeto. Lo que simboliza el abeto no lo sé. Lo llaman ‘Árbol de Navidad’. No es uno árbol ni lo parece. Y la Navidad, ¿qué es?                                                                                                        

La Navidad que yo veo es una excusa impúdica para hacer mucho gasto con muy poco gusto. Se disfraza a menesterosos de Papá Noel por cuatro pesos para así hundir su orgullo, se come sin hambre, se le hace la pelota al jefe, la tele da películas estúpidas y nos bombardean con anuncios de colonia. Se hacen regalos casi por obligación.

Cuando se regala una cosa que cuesta mil pesos no quiere decir que esa cosa valga mil pesos para el que lo recibe, muchas veces no vale nada. Tomando la relación valor-precio podemos concluir que una cosa de ‘precio mil’ puede pasar a no valer nada en el momento de ser regalado. Convertir mil pesos en cero es tirar el dinero. Echarlo por la alcantarilla es de locos, gastarlos en algo que no vale para nada también.

Decirlo resulta antipático pero tiramos el dinero porque durante semanas nos meten en la cabeza que eso es lo que hay que hacer

En esta operación unos ganan y otros pierden. Sugiero que estos últimos nos liberemos de falsas obligaciones y apartemos esa cantidad que íbamos echar a la alcantarilla para algo útil. Nos hacen soñar con premios de lotería para que gastemos lo que no tenemos. Es un engaño. La lotería siempre le toca al Gobierno.

En mi barrio algunos vecinos protestaron por las luces navideñas y los villancicos que sonaban de diez de la mañana a diez de la noche. El concejal de distrito les contestó que aquello invitaba al consumo. Esa respuesta fue esclarecedora: el consumo es el único significado de la Navidad. Hay cuerpos que lo aguantan todo pero mi cabeza no. En días como estos envidio a Simón en el desierto.

Cuando los Reyes Magos traen juguetes a los niños, estos no saben lo que costaron ni tampoco que sus padres los compraron. Lo merecen por ser niños. La Navidad entonces es buena porque reciben los que piden.

A la familia que se une en Navidad para comer: ¡Buen provecho!
A los amigos que se juntan para beber en estas fechas: ¡Salud!
A todos los que esperan un Feliz Año 2.017: ¡Ojalá sea así!