Los lectores de Gabriel García Márquez son una especie de fanáticos maradonianos. Una categoría de Belieber (fanáticos exasperantes de Justin Bieber) que buscan coleccionar las mejores anécdotas de su escritor preferido.

Visitar el Harry Ramsom Center de la Universidad de Texas, en Austin, en donde reposa el archivo personal de Gabo, es como si un hincha de Maradona o de Justin obtuviera las contraseñas de sus correos electrónicos. Aunque tal vez las cartas de los dos anteriores no sean tan interesantes.

Luis M. López, es un “Gabolieber” y escribe para Ruleta Rusa mx algunos fragmentos de lo que descubrió cuando hurgó en los papeles de Gabito, con motivo de los 50 años de la publicación de Cien años de soledad, el libro que cambió para siempre la historia de la literatura latinoamericana.

Esta es la primera de dos entregas.

I.- Hackeo a la memoria

Memoria

Como si se hackeara la memoria interna de su vida, uno puede ver detalles sumamente íntimos de Gabriel García Márquez en el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas.

Hurgando en noviembre pasado cuando consulté su archivo personal en aquella universidad gringa, tal como lo haría un stalker obsesivo, encuentro una tierna carta de Diana Elvira, sobrina de García Márquez a quien ayudaba con una pensión mensual para sus estudios.

Muy apenada Diana Elvira le escribe: “no me encuentro nada bien académicamente, pero espero recuperarme este semestre”, y le da la terrible noticia de que no se ha inscrito al próximo ciclo escolar.

Está firmada en 1990. Ya su tío-escritor tenía ocho años con el Premio Nobel de Literatura en su casa y ella tenía un cero en socioantropología (de acuerdo con la boleta de calificaciones que también se puede revisar). Imagino el pavor al explicarle eso al tío Gabito.

Al leer las cartas del Nobel, al revisar sus manuscritos, al ver sus fotos personales, se cuela también irremediablemente la vida de otros

Casi todos, al menos en los pocos archivos que pude revisar, super famosos. Casi todos, en la mínima parte que consulté, poderosos.

 

II.- Los amigos

Gabo-Córtazar

En una carta escrita a máquina, el tono triste pero con esperanza en el que Julio Cortázar se despide: “Ya has de saber que Ugné (Karvelis -nota del autor-) y yo nos separamos. Fue duro y lo es todavía, pero confío en salvar la amistad y el afecto. Un día me hará feliz que conozcas a Carol (Dunlop -nota del autor-), que me da una inmensa dicha y unas ganas de seguir viviendo que se me habían perdido en los últimos años”, y firma Cortázar de puño y letra.

Justo arriba del texto anterior, había firmado ya, solo con su nombre: Julio. Era abril de 1979. El escritor argentino moriría cinco años después, en febrero de 1984. Encuentro una pequeña hoja, fechada en diciembre de 1984, en la que escribe, entre otras cosas, Carlos Fuentes a Gabo: “¿Por qué no hacer un homenaje Julio?”. La letra de Fuentes es horrenda.

III.- ¿Cuánto por una página de Gabo?

Los Zabludovsky y la última película que deseaba hacer Coppola están también ahí, en los documentos.

¿Cuánto podría costar una página escrita por Gabriel García Márquez? Con una carta fechada en abril de 1993 obtengo una vaga idea. Me entero que Abraham Zabludovsky, le ofrece con gran elegancia, mil dólares por cuartilla.

Deseaba que Gabo escribiera sobre los 500 años de la Conquista de América para una edición de aniversario de su revista Época, que circuló de 1991 a 1998. “Horrible es entre personas decentes hablar de dinero. No hablo del dinero, pero si tu tiempo y tu atención a mi solicitud se pudiera cubrir con 1,000 dólares por cuartilla (mínimo 4, máximo 8)“.

Aunque nunca se concretó, hubo un intercambio breve para plantear la filmación de una de las historias de Gabo por parte de Coppola

Más adelante leo que Francis Ford Coppola (seis veces ganador del Oscar), en febrero de 2008, le pide permiso para adaptar El General en su laberinto.

Si pudiera emprender este proyecto con tu permiso serían años de trabajo para llevar a cabo lo que tengo en mente.

(…) Me gustaría contratar a un gran actor que lo interprete, filmar en los lugares donde ocurrieron los hechos, y como dije, en castellano.

Te mando mis más afectuosos saludos y espero que aceptes mi pedido. Francis Coppola”, escribe el director norteamericano.

De puño y letra, Gabriel García Márquez le responde.

Querido Francis Coppola: Lo único que quiero decirle de esta carta es que me encantará ver la película ya terminada.  Un abrazo y gracias. Gabo”.

V. Los amigos que nadie quiere

Velada

En un lujoso álbum empastado en piel se lee en letras doradas  Velada Bohemia, Noviembre 92. En su interior Carlos Salinas de Gortari, el ex presidente más odiado de México, comparte la música en vivo con García Márquez y un grupo de personas más en la residencia oficial de Los Pinos.

SalinasSe le ve en varias fotos aburrido. Con la mano derecha en la nariz. Cruzado de brazos. Con los párpados a media asta. Gabo tenía amigos que no eran amigos de nadie más. Leo el fragmento de un recado de Fidel Castro para García Márquez: “Tú serías un excelente presidente”.

Consulta materiales digitalizados del Harry Random Center http://hrc.contentdm.oclc.org/cdm/landingpage/collection/p15878coll64#nav_ top

Gabo-Fidel

También leo un mensaje en una pequeña hoja de papel la carta del hermano de Fidel, Raúl, hoy presidente de la Cuba que se extingue, en la que le dice que no ha podido dormir por leer sin parar en una noche El General en su laberinto y se queja a lo cubano de su desvelo cerrando con un admirativo: “¡Coño!”.

Bill Clinton, en una hoja que lleva el membrete de la White House le dice que ha escuchado vallenato de una banda infantil en la que le parece que toca un “young Mozart” de seis años. Muammar Kadhafi, en otra carta de 1988, lo invita a conocer Libia en un tono que más parece una orden que una invitación.

El empresario millonario Roberto Zambrano le desea que mejore su salud tras unas “recientes recaídas”. Felipe Calderón, ex presidente de México, y Josefina Vázquez Mota, le enviaron escuetas felicitaciones de cumpleaños. También aparecen las felicitaciones de Miguel de la Madrid. Las de Miguel Alemán Valdés. Las de Belisario Betancur, ex presidente de Colombia.

VI.- Gabo se encabrona porque tiene calor

Me río solo en el inmaculado silencio del Harry Ransom Center. Leo un claro tono de encabronamiento de García Márquez porque no funciona el aire acondicionado de su casa. El regaño histórico está dirigido a un Moisés sin apellido y fue escrito el primero de abril de 1988 desde la Ciudad de México.

El aire acondicionado solo enfrió dos horas y luego no volvimos a lograrlo”, le dice Gabo. “En junio, cuando vuelva, estará el calor en su apogeo y lo menos que puedo desear es un sitio confortable para escribir. Te ruego pensar en mi (…) ahora te repito: tira ese a la basura, hazme instalar uno nuevo cueste lo que cueste, y hazme feliz, que de verás lo merezco”, y cierra con un abrazo y firma: Gabo.

Luis Miguel López

Salgo del encierro de horas que no siento pasar y camino por Guadalupe Street. Veo que Gabito está bien cuidado por los yankees. Me siento contento. Quisiera contarles a todos lo que acabo de leer. Gabo era más que un presidente. Me siento como un miembro de la Iglesia Maradoniana y quiero rezarle todo el día. (Continuará…)

 

  • Fotos: Colita/Harry Random Center/Especial