La música de Goran Bregović es un estallido de fuegos artificiales que arranca exclamaciones cuando a él y a su orquesta se le escuchan en vivo.

Con el novísimo y remodelado Teatro Doblado a reventar, el nacido en Sarajevo puso uno de los sellos más altos al descolorido Festival Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC), en su edición 24 que recién concluyó.

Tres cartas desde Sarajevo, un álbum que estrenó en 2017 y lo ha paseado ya por México y otros países, vino a cocinarlo de nuevo aquí, con la complicidad local de la muy joven Orquesta Sinfónica Pinto Reyes y el Coro de Cámara del Instituto Cultural de León (ICL).

Casi dos horas de un “toque de locura” musical, como Goran lo ha definido en varias ocasiones, se sucedieron en vértigo, con la euforia en toda la piel por la conjunción de metales gitanos, las voces polifónicas búlgaras, la guitarra, esas potentes gargantas de los cantantes masculinos de la iglesia ortodoxa, el bombo.

Todo un cóctel electrizante y balcánico -lástima que no se podía bailar- fue lo ofrecido por Goran Bregović de la mano de su Orquesta de Bodas y Funerales

Los músicos gitanos y los de conservatorio unidos en una fiesta que sacudió a los asistentes al Teatro Doblado.

Motor principal de Tres cartas desde Sarajevo es la integración de igual número de violines, con músicos de las religiones católica, judía y musulmana para demostrar que la música es uno de los puentes que une las razas, credos y diferencias.

Los intérpretes, dos mujeres y un hombre, tamizaron las entrañas del Doblado y se engulleron a un público, de por sí, entregado con la sola idea de escuchar tal mixtura de sonidos.

En su silla, en un traje blanco diferente a todos en la escena, a Goran no se le acaba la energía, lució radiante, con la emoción a galope.

Convertido en un ícono desde que voló a Júpiter por la banda sonora de El tiempo de los gitanos y más colaboraciones en cine que ha hecho, principalmente con Emir Kusturica, el músico que amalgama, que hace alquimia con los ritmos y demás formas folklóricas del este de Europa, se ganó uno por uno todos los aplausos que le desbordaron en torrente los asistentes esa noche de festival.

Asiduo visitante a México con su Orquesta, Bregović pisó por primera vez el país en el 2013, donde presentó Champagne para gitanos y sacudió la Alhóndiga de Granaditas en el Festival Internacional Cervantino (FIC), en lo que fue noche de lluvia y de un arrollador prisma balcánico que el compositor ha sabido mantener vigente.

Como demostró en León durante su presentación en el FIAC.

  • Fotos: ICL