En el 2011, Lago Ediciones de México, editó el libro ‘Servando Cano. Impulsor y visionario de la música norteña’. Se atribuye la autoría del mismo a Katia Schkolnik.

La música norteña es una cultura, representa las tradiciones, las costumbres y sentimientos de gente hispana que nació o vive en México y en los Estados Unidos”. Es el enunciado con el que abren las memorias de don Servando Cano Rodríguez.

Recuerda que los domingos de 1955, era costumbre la convivencia en bailes. En éstos imperaba la música norteña (acordeón y bajo sexto). Las veladas comenzaban a las 8 de la noche y eran amenizadas por Los Rancheritos del Topo Chico, Pedro Yerena, Juan Montoya, Los Hermanos Prado, Los Donneños, Los Alegres de Terán y Los Gorriones del Topo Chico, duetos y conjuntos fundamentales para la historia de la música norteña mexicana. Las reuniones musicales tenían lugar en Terraza Rancho Bonito. Finalizaban a la 1 de la mañana.

En 1963 Servando Cano ejercía como contador público, estudios que concluyó en 1957, con 15 años de edad. Los sábados de 1963 se reunía con sus compañeros banqueros en el Bar Monterrey. Ahí conoció a Ramón Ayala Garza y a Cornelio Reyna Cisneros, quienes al paso de los años se convirtieron en Los Relámpagos del Norte. Ramón vivía con sus padres y Cornelio con su esposa. El segundo era seis años mayor que el oriundo de Monterrey. Cornelio nació en Coahuila, México. Antes de trabajar con Cornelio Reyna, Ramón Ayala hacía equipo con Homero Guerrero, miembro fundador de Los Cadetes de Linares.

La música norteña era una familia, todos sus integrantes se conocían y trabajaban en la cotidianeidad

Por recomendación de Paulino Bernal, en 1964, Disco Bego de Mc Allen, Texas, propiedad del señor González, grabó los primeros dos temas en la historia de Los Relámpagos del Norte: Santa Amalia y Ya no llores. Paulino Bernal difundió la música de Ramón y Cornelio, a través de su programa de televisión y de sus espacios radiofónicos, incluido El Baile Grande, mismo que transmitía a las 12 del día. Bernal anunciaba a Los Relámpagos como “los meros leones de la música norteña, el grupo que será la sensación de la música norteña renovada. Son unos perrones”. El término “renovada” refería al uso de la batería en lugar de la tarola.

Servando Cano, primero fue amigo de Ramón y Cornelio, después se hizo su representante. A los 15 días de haber grabado los dos sencillos fundacionales de su carrera, Paulino Bernal incentivó a Ramón y Cornelio para que hicieran un Long Play de 12 canciones, en Mc Allen, Texas. Los Relámpagos del Norte llenaban los sitios, de lunes a domingo, razón por la cual eran conocidos como “Los Beatles mexicanos”. Siendo ya su representante, Servando Cano Rodríguez comenzó ganando 300 dólares de sueldo. Ramón y Cornelio percibían 500 dólares, cada uno.

Una de las primeras medidas que tomó Servando Cano, ya como representante de Los Relámpagos del Norte, fue hacer que el dueto integrado por Cornelio y Ramón, se concentrara en ciudades de la frontera México-Estados Unidos. Los primeros bailes de Cornelio y Ramón, con Cano como su representante, tuvieron lugar en Valle Hermoso, Río Bravo y Camargo, Tamaulipas. Alternaron con el Dueto Estrella.

Durante un año trabajaron con Paulino Bernal y luego se escindieron por razones de negocios. Servando Cano Rodríguez se arregló con los empresarios de la música. A partir de 1966, Los Relámpagos del Norte comenzaron a laborar por porcentajes: el 50% era para los organizadores y el resto, además de lo generado por la barra, era para los músicos.

Servando Cano Rodríguez fue el iniciador de las ganancias por porcentajes y el primer representante de la música norteña mexicana

Hospedados en el Hotel Alejandría, conocieron a Juan Gabriel y a Vicente Fernández, quienes iniciaban sus exitosas carreras musicales. Los Relámpagos del Norte fueron el primer dueto de música norteña mexicana que trabajó en el Million Dollar de California, Estados Unidos, en 1968. Laboraron durante una semana, de lunes a domingo, en tres funciones: 2 y 5 de la tarde, 9 de la noche.

Los Relámpagos del Norte grabaron cinco discos para Bego. En 1968 concretaron una gira de tres meses por California, Washington, Chicago y Florida. Participaron de cuatro conciertos por semana. En ese derrotero compartieron escenario con Los Humildes y con Los Tigres del Norte, grupos que todavía no sonaban en México.

  • Intervención fotográfica: Ruleta Rusa