Los archivos son la memoria viva de un pueblo. Y el Archivo Histórico Legislativo de Guanajuato es un tesoro de México. Un tesoro patrio más que suma a los aportes del México libre e independiente.

¿Por qué guardar documentos que datan del año 1822 y hasta la fecha, en más de 3 mil quinientos volúmenes que representan más de 3 millones de hojas, utilizando un equipo especial con medidas internacionales de cuidados y seguridad y un monitoreo permanente para preservar lo escrito en papel?
Una respuesta podría ser el ejemplo de este refrán que se atribuye a decenas de personajes ilustres, desde Confucio hasta Paul Preston: “Quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores“. Basta remitirse a los archivos para saber que ninguno de ellos lo dijo.
Con el acervo legislativo ocurre lo mismo, hay muchos dichos y dimes y diretes que al momento de consultar en los documentos oficiales se disuelven. O incluso, se refuerzan al estar inscritos en un documento.
“Es el patrimonio documental de los ciudadanos”, me responde a la pregunta Alberto Macías Páez, director del Diario de los Debates y del Archivo General, quien lleva más de una década dedicado de tiempo completo a cuidar, preservar y, sobretodo, clasificar cada documento que compone el acervo de este archivo que nació oficialmente como tal en 1997.
Para este sinaloense de nacimiento y guanajuatense por adopción, nunca fue un trabajo inútil dedicar durante años horas extras a sistematizar la información con precisión de cirujano, con una convicción que da gusto ver en un funcionario público dispuesto a realizar con amor y solvencia su trabajo, para tener uno de los archivos legislativos más ordenados y modernos del país; sino es que el primero.
En su reciente visita a Guanajuato, Mercedes de Vega Armijo, directora general del Archivo General de la Nación, ha calificado al Archivo Legislativo como un modelo nacional en la preservación de su documentación

“Lo que vi realmente está en condiciones excelentes, en condiciones de temperatura, humedad almacenamiento, clasificación, organización, tiene además un archivo de concentración. Y eso es muy raro que exista. Tiene un sistema institucional de archivos, de administración documental. Lo que podría decir es que Guanajuato es un referente (nacional)”, me respondió en una breve entrevista la prestigiosa investigadora De Vega Armijo al cuestionarle sobre lo que observaba en el Archivo Histórico Legislativo y de Concentración.
Para De Vega Armijo la pregunta inicial del por qué preservar documentos de hace más de 195 años, tiene un sentido similar al expresado por Macías Páez.
Conocer la historia y tener el contexto de lo que se dice o se critica, porque el criticar es uno de los actos naturales más sanos en tanto se cuente con la información adecuada que soporte los argumentos, expone De Vega Armijo, ayuda a la toma de mejores decisiones; o en el caso de los legisladores a tener contexto y crear mejores leyes.
“(Los archivos son importantes porque) de esa manera el ciudadano se apropia del ejercicio de gobierno, se hace partícipe. Si conoce la información que el Estado produce, si conoce los documentos, si conoce los proyectos, si conoce lo que se está haciendo en una dependencia y otra, el ciudadano lo hace suyo.
“O bien, se puede erigir en un crítico, lo cual también es válido. Pero si critica sin conocer a fondo lo que se está haciendo pues entonces su opinión no va a tener eco. La crítica es un ejercicio sano, pero tiene que estar basada en el conocimiento. Tener argumentos. ¿Y cómo podemos saber realmente lo que está haciendo el gobierno? Pues acercándonos a los documentos en los cuales deja testimonio de lo que hace”, fueron los argumentos de De Vega Armijo para exponer la valía de preservar los documentos en los archivos como el del Congreso de Guanajuato.
Guanajuato es el único estado en el país que tiene completo un acervo del inicio de su vida parlamentaria, en 1822, hasta su última sesión del mes en curso

En el Archivo Histórico Legislativo podemos enterarnos, entre otras cosas, de que Guanajuato fue el primer estado en México en aprobar el voto a la mujer –con algunas restricciones- en 1917, o que ya se castigaba con descuentos a su dieta a los diputados faltistas desde 1824. Los pleitos entre el gobernador y los diputados al crear la primera constitución o qué diputados fueron llevados presos tras la Revolución.
E incluso saber de las penalidades del ex gobernador Ponciano Aguilar que solicitaba al Congreso le aumentarán la pensión, pues al estar enfermo no ‘le alcanzaba’ para vivir. O enterarnos de cómo se ha gastado cada peso y centavo público, no sólo del Estado, sino del propio Congreso. Desde cuánta madera se compra para montar un escenario, cuánto cloro se usa para la limpieza o quiénes piden préstamos o qué gastos extraordinarios existen en un momento dado. Todo está al alcance de quién quiera y pida consultar los documentos.
En un recinto con paredes de concreto, termómetros, aire artificial, modernos detectores de humo para evitar incendios, una humedad específica, existe un acomodo impecable en los estantes donde descansan los documentos. El personal que ahí labora utiliza batas, guantes y cubrebocas. Todo documento es tratado con un cuidado especial para garantizar su preservación. La temperatura nunca debe sobrepasar los 22 grados y debe existir una humedad relativa al 55 %.
“Agradezco a esta Legislatura (la LXIII), porque como nunca han implementado voluntad e interés para el manejo de los acervos. Por eso tenemos un archivo con medidas internacionales, como lo tienen en Alemania, China o cualquier archivo que tiene fama (…) llevamos una bitácora diaria de cómo se mantiene la temperatura para darle vida a los documentos. Si antes no teníamos esto y aún así logramos conservar documentos de hace 195 años, con esto ahora tenemos documentos para mil años”, me presume Alberto Macías Paéz, quien es una especie de computadora viviente que procesa con una rapidez que asombra datos y cifras históricas.

El logro va más allá de la preservación pues se tiene el 100 % de los documentos catalogados. Se sabe exactamente qué contiene cada caja, cada volumen, cada hoja. Y además están digitalizados el 70 % de los 3 millones de hojas de documentos. En diciembre se llegará al 80 % y el año próximo todo estará en la nube. Ya hoy se puede consultar parte de esa digitalización en el ‘smartphone’ en una red privada con altas medidas de seguridad por los directivos del Congreso para dar respuesta inmediata a las peticiones de los diputados. Pronto, eso estará también al alcance de cualquier ciudadano.
“Los archivos son de los ciudadanos y fortalecen la transparencia. Los documentos van a ser esenciales ahora que tenemos el Sistema Estatal Anticorrupción”, expone Macías Páez con la naturalidad que da el creer en lo que se dice y se hace para demostrarlo.
Cada jueves 160 escolares de todas las escuelas del estado visitan el Archivo Histórico Legislativo donde se les explica la importancia de conocer su historia, de que esos documentos son suyos y pueden consultarlos, de que ese tesoro está bien cuidado para cuando crezcan.
También cada mes acuden entre 3 a 4 investigadores para pasar hasta cuatro horas estudiando los documentos que les ayudarán a realizar sus tesis. La mayoría es de las universidades de Guanajuato, aunque han acudido de otros estados del país o incluso de Francia.
En 2018 se van a otorgar becas a todos los estudiantes guanajuatenses que consulten el Archivo Histórico Legislativo para realizar sus tesis
Desde hace dos años existe una ardua investigación en el Archivo Histórico Legislativo del Estado de México para comprobar lo que dice una nota periodística. Que son el primer estado del país que se constituyó oficialmente el 10 de mayo de 1824. Porque no tienen el documento que lo avale.
La investigación se ha dado porque Guanajuato sí cuenta con ese documento donde el 25 de marzo de 1824 se funda la primera diputación provincial tras la Guerra de Independencia. En el Archivo Histórico Legislativo están los 41 decretos que emitió el Primer Congreso Constituyente de 1824 a 1826.

“Este el documento más valioso, si le pudiéramos poner preciso valdría más de 3 millones de pesos, pero su valor es mayor a lo económico porque nace constitucionalmente el Poder Legislativo que habrá de crear a los otros poderes, en mayo al Ejecutivo, y en junio al Judicial.
“Desde ahí se inicia la base política, la legalidad, nace el Estado de Guanajuato hacia los demás estados de la República, con autoridad propia, Guanajuato ya era desde entonces, para variar, punta de lanza (…) ¿para qué sirven los originales, guardar tantos documentos? Para este tipo de cosas, entre otras más. Ese es el valor de los documentos históricos. Esta es el acta de nacimiento del estado y la tenemos orgullosamente a buen resguardo”, me dice un orgulloso y sonriente Alberto Macías Páez, sabedor de que Guanajuato tiene un tesoro patrio que apenas comienza a ser reconocido.
- Fotos: Cortesía Congreso del Estado