La edición 50 del Festival Internacional Cervantino (FIC) ha ofrecido desde el inicio de semana música, teatro documental, danza contemporánea y folklore que visten los escenarios con sus propuestas artísticas.

La Orquesta Sinfónica Juvenil Silvestre Revueltas, la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana, y uno de los favoritos del público, el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, fueron parte de las presentaciones.

La Orquesta Sinfónica Juvenil Silvestre Revueltas del Conservatorio de Música de Celaya, bajo la batuta del director Jesús Almanza, se presentó en el Templo de la Compañía de Jesús Oratorio de San Felipe Neri.

Esta presentación se dividió en dos partes. La primera contó con las interpretaciones de las piezas Danza de los Marineros Rusos, 1er acto del Ballet La Amapola Roja, Op. 70 de Reinhold Glière; y Concierto violín y orquesta en mi menor, Op. 64Allegro molto apassionato, Andante y Allegretto non troppo de Felix Mendelssohn; estas últimas contaron con el violinista Adrián Barrera Ramos como solista.

Para la segunda parte del concierto se orquestó Sinfonía núm 5, en re menor, Op. 47, Moderato, Allegretto, Largo y Allegro non troppo de Dmitri Shostakóvich. Una interpretación que la agrupación ejecutó con energía e ímpetu, lo cual creó un ambiente íntimo entre el público cervantino y los músicos.

También hubo teatro, con Trotsky, El hombre en la encrucijada, un thriller cubista con canciones que tuvo su estreno en el Teatro Principal.

Esta coproducción entre el FIC y la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana trata sobre la vida del célebre León Trotsky, quien se convirtió en una figura renombrada de la Revolución Soviética, a la vez que se codeó con artistas como Diego Rivera y Salvador Novo durante su exilio en México.

El título recuerda al mural Man at the Crossroads, el cual fue comisionado a Rivera para el Rockefeller Plaza en Nueva York, Estados Unidos. Sin embargo, terminó por ser destruido en febrero de 1934 por hacer referencias al comunismo.

En esta obra se habla sobre el asesinato de Trotsky, en la cual el espectador se convierte en un investigador, con el fin de averiguar lo que sucedió más allá del misterioso crimen contra el político de origen ruso.

El escenario es una enorme estructura de madera, donde los actores suben a bailar y a cantar, mientras que en la parte inferior instalaron tres cubos movibles del mismo material, los cuales son usados para escenificar salas de interrogatorios, habitaciones de hotel e incluso para representar el famoso cuadro Las dos Fridas.

Con símiles donde usan hielo y jarabe para representar el mortal atentado que le quitó la vida a Trotsky, así como una bailarina aérea, este espectáculo brindó llamativas escenas para el espectador, aderezada con un cuarteto de coros y una banda de batería, bongós, violín, trompeta, piano, flauta y contrabajo.

La explanada de la Alhóndiga de Granaditas se pintó de colores con la fiesta dancística del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, agrupación que este 2022 celebra 70 años de su fundación

El Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández celebró sus 70 años participando en esta edición del FIC.

Como es costumbre, el público cervantino acompañó con aplausos gran parte de las coreografías del ballet, entre las que se encontraron colores y matices dancísticos, sonoros y hasta vocales con bloques como el Ballet Azteca, Revolución, Fiesta en Tlacotalpan, Fiesta en Jalisco y la clásica Danza del venado.

Al culminar la presentación, la directora artística de la Compañía, Viviana Basanta Hernández ofreció unas palabras en relación con los 70 años de la compañía y en agradecimiento al festival, mencionando que la compañía se ha presentado en sus 50 ediciones y la importancia del Cervantino para la cultura en el país.

De esta forma dio paso a una coreografía sorpresa El Huapango de Moncayo, una de las piezas más importantes que la compañía baila; sin embargo, en esta ocasión mostró un collage en las pantallas del escenario, el cual recorrió gran parte de las coreografías y estados que la compañía ha visto pasar durante sus 70 años, todo en compañía de fotografías de Amalia Hernández.

En el Auditorio del Estado, la Deutsches Schauspielhaus Hamburg ofreció un montaje emotivo, que llevó a los asistentes a conocer las distintas posturas de la sociedad alemana en torno al suicidio asistido, después de que en 2020 el Tribunal Constitucional Federal Alemán anuló su prohibición.

En Desde la vida, un proyecto de Brigitte Venator y Karin Beier, cinco actores presentan en escena los testimonios recopilados de enfermos terminales, de familiares de personas que han optado por el suicidio asistido o de enfermos con cáncer terminal que buscan en esta opción una forma digna de morir. Descrita como teatro documental, esta propuesta escénica condensa casi 15 horas de material compilado en una pieza de poco más de dos horas.

Los monólogos tienen lugar en la intimidad de la sala de una casa, alrededor de un comedor, en una sala de espera. Por más conmovedores que puedan llegar a ser, los testimonios están lejos de exponer únicamente lo trágico de la muerte. La cálida escenografía, a la par de la música festiva que irrumpe entre escenas, sugieren que morir dignamente también es una fiesta. Esto queda claro cuando, al final de la obra, una banda conformada por jóvenes músicos de Guanajuato se suma a una procesión festiva, donde abunda el baile, la comida y el champán.

La fe no es un asunto de religión, sino una posibilidad para hacer realidad y bendecir aquello en lo que se cree. Religión, política y pasión se mezclan en la puesta en escena de la agrupación de danza contemporánea israelí Kamea Dance Company, quien se presentó con éxito por primera vez en el Cervantino, en el Teatro Juárez.

Matthäus-Passion-2727 es el nombre de la obra del coreógrafo Tamir Ginz, en la que se plantea la llegada del Mesías dentro de la comunidad judeocristiana. Esta figura representa en escena la salvación humana, capaz de encarnar en cada persona sin importar sus creencias.

Los intérpretes tienen el poder de salvación de sí mismo a través de sus cuerpos y el tecnicismo de sus movimientos, recursos a partir de los que son capaces de expresar la fortaleza de sus emociones y pensamientos.

La música no es un factor secundario, sino todo lo contrario. La pasión según San Mateo, BWV 244 —de Johann Sebastian Bach— es la base musical que le da estructura a la pieza dancística, conformada por diferentes movimientos en los que la pasión predomina y permanece desde el inicio hasta el final de la obra.

Esta fue considerada como una de las piezas musicales más importantes del compositor alemán, la cual plasma mediante la sonoridad el sufrimiento y muerte de Jesús. Kamea Dance Company utilizó el lenguaje dancístico para resignificar su concepción del dolor, entendido como un puente hacia la construcción de mejores seres humanos.

La compañía con sede en Beer Sheva, Israel, cuenta con 20 años de experiencia en la escena y por primera vez llegó a México para celebrar la edición de oro del Festival Internacional Cervantino, como parte de la programación dancística.

  • Fotos: FIC