“Has sido acusado y condenado por violar la ley cardinal de nuestra sociedad. Toda petición de abandonar el Silo es concedida, pero es irrevocable. Una vez expresada es determinante. Una vez fuera de la compuerta se está fuera de la ley”.
(De la sentencia condenatoria para salir del Silo)
Platón, el mítico filósofo griego planteó hace miles de años una inquietante alegoría sobre la percepción de la realidad y la subjetiva y escurridiza idea que de ese concepto se tiene. En el mismo planteamiento del antiguo pensador se puede reflexionar sobre lo que significa la verdad, las creencias y el conocimiento, tres entidades tomadas de la mano, pero que difieren en las formas en que esa misma realidad se interpreta y se concluye.
Decía Platón que en una caverna se encuentra a los hombres encadenados y sobre la pared únicamente ven sombras, mismas que asumen como la verdad.
Sin embargo, uno de ellos logra liberarse de las cadenas y explora otros espacios hasta que se encuentra con la luz que provoca las sombras. El esclavo liberado queda por momentos cegado por la intensa luminosidad, pero poco a poco se acostumbra a ella y comienza a ver con claridad todo su entorno.
El hombre libre regresa para contarles a los demás su descubrimiento, pero no le creen, piensan que ha enloquecido y se aferran a sus sombras, a su realidad oscura, llenos de terror por lo que el hombre liberado les ha contado.
Sin que necesariamente sea una reinterpretación intencionada de la alegoría de la caverna, AppleTv transmite por estos días, Silo (2023), una serie que hace claramente guiños a la milenaria percepción del mundo planteada por el filósofo griego.
Creada por Graham Yost, la serie narra la existencia de un silo con cientos de pisos de profundidad. En dicho lugar, la gente vive en un mundo de normas estrictas en donde se les hace creer que la realidad, allá afuera, es un infierno devastador y sólo la permanencia en Silo habrá de garantizarles la sobrevivencia
Enmarcada en los géneros de la ciencia ficción y el thriller, Silo no sólo retrata los temidos mundos postapocalípticos sino también las dudas existenciales de los seres humanos que son regidos y acotados por el terror de la incertidumbre del allá afuera, del miedo a lo desconocido en el profundo hoyo en el que viven, de la ruptura de las normas y el horror de ser lanzados a ese espacio tenebroso y agreste que los gobernantes les aseguran, los matará si se atreven a salir.
Pero en el lugar siempre habrá, como en la caverna de Platón; alguien que se pregunte qué son, qué significan, por ejemplo, esas extrañas luces que la noche deja ver en el exterior en algo que hubo un tiempo fue llamado el cielo. Alguien que se pregunte para qué servían esos objetos antiguos (reliquias) que en Silo representa una ilegalidad tenerlos: relojes, cámaras de video, libros y cualquier objeto que pueda contarle a la gente sobre el tiempo y la realidad distinta a la que conocen.
Si el conocimiento y su posibilidad es sólo accesible a partir de la curiosidad, en el silo esa característica no es bien vista por los centinelas del inframundo. En la serie de Graham Yost hacen efectiva a cabalidad la vieja expresión que asegura la muerte del gato por su curiosidad excesiva. El propenso a la investigación, debe saber que dicha peculiaridad puede matarlo, por eso es preferible creer en lo que la propaganda del mundo subterráneo les dicta como un ojo del Big Brother orweliano.
Uno de esos singulares personajes lo representa Juliette Nichols, la protagonista central de la serie interpretada de manera extraordinaria por la actriz sueca Rebecca Ferguson. Nichols es una ingeniera que trabaja en labores de mantenimiento en el piso más profundo y cierto día se ve obligada por las circunstancias a convertirse en sheriff, y con dicha labor, pondrá en duda el origen del silo, su filosofía, su estructura, todo aquel fundamento bajo el cual se considera que el lugar es lo más seguro para la supervivencia humana.
La subjetividad de las creencias, la objetividad de las presuntas verdades y la posibilidad del conocimiento y su falibilidad, son también dentro de la serie distópica, elementos centrales dentro de la trama
El mundo conocido se sostiene en creencias enraizadas que terminan por convertirse en verdades inapelables y el conocimiento es un ente peligroso que incita a poner en duda los imperativos categóricos de Silo.
No caben ahí las ideas platónicas, cuanto más fuertes se reflejen las sombras en la pared, la creencia podrá tener mayor posibilidad de convertirse en verdad y el conocimiento del Silo deberá ser establecido no por la ciencia, sí por la política porque el significado de lo que hace girar a cualquier conglomerado social siempre se rige por decisiones de poder que engendran interpretaciones del mundo según quien detente el dominio y la capacidad de decidir por una población entera.
Basada en las novelas Crónicas de Silo, de Hugh Howey, la historia refleja también a pesar de la estricta normativa y legislativa del lugar, un régimen paternalista, aquel que blande un puño suave enfundado en un guante blanco, un gobierno que cuida y ve por su población y sus necesidades, pero en el fondo esconde oscuras intenciones de perpetuación del poder.
El discurso propagandístico, el lenguaje que incita al temor y la certidumbre de que el aquí es lo más sensato porque el allá espera para sentenciar a quien ose abandonar los pisos del enorme agujero que contiene todos los miedos, dudas y sinsabores de una población que vive presa de una inventiva generacional que pide quedarse para siempre.
El Silo alberga el mundo sensible explicado por Platón, el percibido por los sentidos, ciego ante mundo de las ideas, el inteligible, al que solo se accede a través del conocimiento para llegar a una realidad verdadera y no aquella que las sombras obligan a ver al prisionero de la ignorancia
Claustrofóbica, oscura y llena de profundas reflexiones existenciales y filosóficas, la serie de Yost es una estupenda oportunidad para pensar el sentido de una vida que hoy toca a la puerta de un año nuevo, para preguntarse qué hay más allá de lo evidente, para cuestionarse la realidad construida socialmente y no por los hechos manifiestos que le dan a la vida una perspectiva diferente y más clara, de no entenderlo, siempre escucharemos las voces que una y otra vez nos repetirán la biblia del miedo:
“No sabemos porque estamos aquí. No sabemos quién construyó el Silo. No sabemos por qué todo lo que hay fuera del Silo es como es. No sabemos cuándo será seguro salir, sólo sabemos que ese día no es hoy. En nombre de la gente del Silo, espero que limpies para que veamos mejor el mundo fuera de nuestro santuario tal y como es y sea un recordatorio de que aquí estamos seguros y fuera no”.
Pausa
La Road Movie se toma una pausa para explorar las realidades de las fiestas decembrinas. Volveremos a rodar el próximo cinco de enero de 2024 a menos que nuestro director general, Enrique Rangel, establezca otra fecha para el regreso.
Mientras tanto, le deseo a mis lectoras y lectores unas gratas fiestas y la esperanza de que a través del cine sigan encontrando un símil maravilloso de la vida. Abrazo.
- Fotograma: Silo