La mujer es un enigma permanente. Y aún más las mujeres surrealistas que cambiaron el mundo con su aporte artístico. Una investigación de la UG analiza su amplio legado.
Sobre el movimiento surrealista se han escrito incontables libros, aunque el enfoque ha sido primordialmente el de ensalzar las figuras masculinas. Así Salvador Dalí, Luis Buñuel, Tristan Tzara, Joan Miró y René Magritte, son tan sólo algunos de los nombres más reconocidos del movimiento artístico conocido como Surrealismo.
Sin embargo, ¿qué sabemos sobre la participación de las mujeres en esta vanguardia?
Para abrir nuevos portales al entendimiento Inés Ferrero Cándenas, profesora del Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de Guanajuato (UG), ha desarrollado una investigación sobre la obra de autoras imprescindibles como Remedios Varo, Leonora Carrington, Bridget Bate o Alice Rahon, quienes ampliaron nuestra concepción del Surrealismo y del mundo.
Los surrealistas dejaron manifiestos, cartas o conferencias que dan testimonio de sus presupuestos ideológicos y a partir de los cuales entendemos este movimiento. Entre estos se destacan el interés por los mitos, símbolos, folklore, leyendas y otras formas de creación colectiva; la crítica de los valores cívicos de la burguesía; la búsqueda de la realidad última a través del subconsciente humano; y vivir como una obra de arte.
En consonancia con este rechazo a la visión informativa o descriptiva de la realidad está el concepto de ‘le marveilleux’ (lo maravilloso), lo cual según el Manifiesto Surrealista “es siempre bello” e incluso, “debemos decir que solamente lo maravilloso es bello”.
Para Inés Ferrero, la mujer, su cuerpo y psique, era una pieza clave para el concepto de ‘le merveilleux’, ya que éste estaba influido por la noción de ‘amour fou’ (amor loco)
Esta idea, reflexiona Ferrero, orillaba a las mujeres a una posición de objeto bello, a un eterno ideal de ‘femme-enfant’ (mujer-niña), pero nunca como artistas, creadoras, como lo fueron Remedios Varo, Leonora Carrington, Bridget Bate o Alice Rahon, artistas que rompieron con los preceptos del surrealismo ortodoxo.
La investigadora señala que estas artistas se presentaban a sí mismas como independientes del círculo cerrado de André Breton, además de que la mayoría de ellas eran mucho más jóvenes que sus colegas masculinos, por lo que realizaron su trabajo años después de dejar el grupo. En este sentido se podría hablar de un movimiento paralelo o de una especie de post-surrealismo.
La visión de las mujeres surrealistas amplía y complementa la de los hombres en tanto que va más allá del cuerpo y presencia de la figura femenina como llave de acceso al estado surreal
Basta ver las pinturas de Remedios Varo o Leonora Carrington para observar cómo reelaboran los temas de la alquimia, la naturaleza, la magia, la ciencia o la astrología. Igualmente, pareciera que estas artistas otorgan una estructura narrativa a sus cuadros que encontramos ausente prácticamente en la totalidad de los autores hombres.
Por ello, detalló, en las obras de estas artistas encontramos casi siempre figuras femeninas o andróginas y siempre desde la posición de la creadora, la hechicera, la iluminada, la profeta, pero nunca desde la posición de objeto, musa o llave a lo maravilloso. Ferrero Cándenas aclara que, aunque existe mucho material crítico sobre estas autoras, en comparación, aún es opacado por la de los miembros ortodoxos en la Historia del Arte.
De ahí que continúe siendo importante una labor de rescate de su producción artística y literaria como parte de la historia general.
- Ilustración: Ruleta Rusa