El caos social en Haití, donde las protestas llevan casi un mes sostenidas por la falta de combustible, alimentos y agua, derivando en saqueos y violencia, ha llevado a la ONU a plantear el envío de casos azules a la isla, para reinstaurar el orden.

El gobierno de Haití, encabezado por el primer ministro Ariel Henry, solicitó este fin de semana el apoyo de la ONU para poner fin a la crisis humanitaria; que ahora se agrava por un brote de cólera.

“(Necesitamos) apoyo efectivo para el despliegue inmediato de una fuerza armada especializada, en cantidad suficiente, para poner fin en todo el territorio a la crisis humanitaria (…)

Un clima de seguridad que permita luchar eficazmente contra el cólera, favorecer la distribución de carburante y agua potable en todo el país, el funcionamiento de los hospitales, la reanudación de las actividades económicas, la libre circulación de personas y bienes y la reapertura de las escuelas”, solicitó a través de una resolución gubernamental el Primer Ministro Henry, según consigna el diario oficial Le Moniteur.

La crisis humanitaria en Haití prevalece desde julio de 2021, luego del asesinato del presidente Jovenel Moïse -envuelto en una trama de corrupción y repudio social por intentar reelegirse en el cargo-, y hace casi un mes se desbordó  

Haití padece una crisis humanitaria que se agrava por un brote de cólera. No hay servicios médicos, agua potable, alimentos ni combustible.

Ayer el secretario general de la ONU, António Guterres, urgió al Consejo de Seguridad la búsqueda de apoyos para Haití.

 “El secretario general sigue gravemente preocupado por la situación en Haití, que se enfrenta a un brote de cólera en medio de un deterioro dramático de la situación de seguridad que ha paralizado el país”, señaló el portavoz de Guterres, Stéphane Dujarric, en un comunicado, según registra la agencia EFE.

La gravedad de lo que ocurre en Haití, el país más pobre de América, ha sido ignorada repetidamente. Aunque ahora la ONU plantea acciones inmediatas para ayudar a esta nación que hoy vive en el caos por el control de grupos de delincuentes armados que controlan la isla, la falta de combustible, alimentos, agua, atención médica en hospitales y una parálisis general de todos los servicios públicos.