Sin ella, probablemente, jamás habría sido presidente. Kellyanne Conway se incorpora ahora a la sala de máquinas de la Casa Blanca como voz autorizada. Su campaña abrió la puerta del Despacho Oval.
Trump la acaba de nombrar consejera presidencial. Misógino, sí, pero no con Kellyanne. Fue su jefa de campaña y portavoz en la carrera hacia el poder. De mujer a mujer, ella acabó con Hillary. Sonaba como portavoz del presidente pero su peso gana enteros como voz autorizada en la toma de decisiones. Será, a partir del 20 de enero, una de las creadoras de la estrategia de los Estados Unidos de América. La neurona del presidente.
Trump recurrió a ella cuando todo estaba perdido y las encuestas avalaban su fracaso. Conway aportó mesura e inteligencia al mensaje del candidato. Una tarea de valor incalculable tratándose de Trump. Ella dio la cara tras cada coz al sentido común del hoy presidente. Y aterrizó la campaña en el campo indicado con un certero control de los estados y los porcentajes de voto. Atacó donde hacía falta y entregó sin desgaste los graneros de Clinton.
Dicen en Estados Unidos que Kellyanne Conway es la mujer que susurra en el oído de la bestia. El futuro de Estados Unidos en la ‘era Trump’ dependerá en buena medida de su estrategia
Conway liderará la guardia pretoriana del presidente junto al conservador Steve Bannon, que será su estratega jefe en el Despacho Oval. Sin perder la compostura, enseñando su sonrisa escándalo tras escándalo, Kellyanne es también conocida por su facilidad para ‘domar’ al millonario. La republicana es además una consagrada experta en encuestas sobre tendencias de consumo. Y autora del libro ‘Lo que las mujeres quieren de verdad’.
Domina a la perfección los registros de la televisión y también fue pieza clave en la asesoría de los debates. Abogada de formación, su especialidad son los sondeos y el manejo de la opinión pública. Y así llegó a salvar el barco del presidente en agosto, en el punto más bajo de su popularidad.
La revista New Yorker relató así su primer encuentro: “Estamos perdiendo”, le dijo Conway a Trump en ese momento. “No, mira las encuestas”, le respondió Trump. “He mirado las encuestas. Estamos perdiendo. Pero no tenemos por qué perder, todavía hay una manera de recuperarse”, replicó Conway.
Y así fue.