Los hubiera, dice una vieja expresión, no existen porque plantean escenarios de la vida que nunca tuvieron lugar. Dicha sensación también va cargada de una profunda nostalgia por lo no logrado, por todo aquello que pudo ser y las circunstancias impidieron su cristalización. En resumen, los hubiera vienen a representar la tristeza.
La directora coreana, Celine Song, ha confeccionado con Vidas pasadas (2023), su obra debut, un tratado sobre el destino, el amor, la tristeza y sí… Los hubiera.
Nora y Hae Sung son amigos desde la infancia, pero cuando ella apenas tenía 10 años emigra desde Corea junto con su familia a Canadá. El paso de los años los vuelve a encontrar vía las redes sociales y mucho tiempo después, ella, ya casada, se reencuentra con Hae Sung en Nueva York.
Song crea entonces una narración sosegada y al mismo tiempo conjuga elementos como la identidad, el destino, el amor y la amistad en una historia tan conmovedora que convierte un triángulo amoroso en una lección de humanidad, comprensión y tolerancia entre los protagonistas.
Hae Sung, Nora y Arthur (el esposo de Nora), son personajes taciturnos y los tres se cuestionan su ser a partir de preguntas tan esenciales y cotidianas como saberse o no felices con lo conseguido en su existencia.
Nora y Arthur se aman y Hae Sung vive en la nostalgia de recordar a su amiga y preguntarse que hubiera pasado si aquello hubiera sido posible, si esto, lo otro y lo demás hubiera ocurrido entre él y Nora.
Nora le dice en algún momento que su amiga de la infancia ya no existe, pero fue real. La propia definición que la joven hace de sí misma es dolorosa para Hae Sung quien, sin embargo, entiende la lapidaria verdad de Perogrullo del paso del tiempo: no somos los mismos de siempre, y sí, una parte de nosotros deja de existir para darle paso a una nueva versión de aquello que fuimos y la conciencia de ese galimatías existencial, duele.
Celine Song nos lleva también al principio que nos recuerda que estamos hechos de memoria, pero plantea que esa condición es difusa.
¿Qué en realidad es lo que recordamos de nosotros mismos? ¿Cuál es la memoria que nos asiste para darle forma y fondo a los otros y nuestra relación con ellos? ¿Hasta dónde generamos ideales de quienes amamos y hasta dónde la realidad nos remite al tiempo como condición ineludible para entender nuestra estancia en el mundo?
Hae Sung y Nora saben que los niños que fueron han dejado de ser, aunque la nostalgia sea una señal permanente del primer amor que fueron el uno para el otro. Al lugar en donde has sido feliz, no debieras tratar de volver, dice una canción del veterano cantautor español Joaquín Sabina y Hae Sung ha roto esa sentencia que aconseja vivir en el recuerdo de lo que fue porque intentar encontrar lo amado en el pasado, es misión estéril en el presente.
Vidas pasadas se enmarca en la tradición de historias de amores no resueltos ajenos a un final feliz y se sumergen mejor en el espacio de la nostalgia y la reflexión de lo que pudo ser. El director hongkonés Won Kar Wai narraba en Deseando amar (2003), la historia de Chow, redactor de un diario y Li-zhen, una secretaria. Ambos viven en el mismo edificio, pero luego de descubrir la infidelidad de sus respectivas parejas, saben que entre ellos mismos empieza aflorar un amor que asumen imposible y la frustración de no poder ser lo que quieren ser.
Deseando amar recorre el deseo no cumplido y la difícil sensación de imaginar únicamente lo que pudo pasar si ambos personajes se hubieran conocido en otras circunstancias.
Entre 1995 y 2013, por su parte, Richard Linklater filmó una singular trilogía sobre el amor moderno, su imposibilidad, su consumación, pero también cuando en ocasiones, los hubiera se vuelven realidad y esta pega en los deseos de los amantes que imaginaban el amor de una manera más idílica.
Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer cuentan la historia de Céline y Jesse quienes a lo largo de los años se reencuentran en distintos momentos, en distintos países, imaginando cómo sería el amor entre ellos a partir de diálogos que van entretejiendo una idea de la pareja hasta que la realidad los alcanza.
Céline y Jesse ven hacia el pasado, pero construyen una idea de futuro; Chow y Li-zhen viven un tormentoso presente y Nora y Hae Sung añoran lo que no fue, un pasado que sólo les permite imaginar, soñar, reverberar lo que pudo haber sido y se quedó a medio camino.
In-yun
En el muestrario del romanticismo, se dice que hay almas gemelas, medias naranjas, cupidos clavando sus flechas en dos amantes destinados a estar juntos y que, en ocasiones, el amor a primera vista existe cuando los ojos de dos personas se encuentran irremediablemente para que el fuego de Eros resplandezca en ellas.
En Vidas pasadas, Nora le habla a Arthur sobre el In-yun, una manifestación universal que une a dos personas que se conocieron en vidas anteriores y el presente les reencuentra, pero sin la garantía de que el amor se llegue a consumar en ellos
He ahí la nostalgia de la ópera prima de Celine Song, el estoicismo de abrazar lo amado y saber que no habrá futuro, de encontrar la sonrisa resplandeciente de aquel o aquella que únicamente aparecerá una vez más sólo para despedirse y zanjar toda posibilidad de unión.
Vidas pasadas camina en una profunda contención de sus personajes, Song acierta en esa característica y no hace explotar a sus protagonistas en arranques emocionales desbordados, por el contrario, los suaviza y los envuelve en una melancolía embriagadora que duele en silencio.
Song firma su obra con uno de los finales que quien esto escribe, considera uno de los cerrojazos cinematográficos más tristes y conmovedores vistos en mucho tiempo. Vidas Pasadas no es sin embargo la historia del fracaso de nadie, es, sobre todo, la narración de un triángulo amoroso fuera de los estereotipos vistos en algunas cintas y que a cambio ofrece una visión adulta, solidaria y humana de quien entiende al otro y lo abraza para decirle que todo estará bien, que ese In-yun volverá para cambar la nostalgia por una alegría bien ganada.
¡Qué gran película es esta obra de la prometedora Celine Song!
- Fotograma: Vidas pasadas