Comentaba yo la semana pasada sobre dos nuevos comienzos políticos en nuestro país: el de Claudia Sheinbaum en la presidencia de la república y el de Libia García en la gubernatura de Guanajuato.
Vale la pena mencionar que el jueves pasado, en este estado, fue el arranque de 14 presidentas municipales entre los 46 municipios: un 30.4 por ciento. Hubo un pequeño progreso en tres años: en 2021 fueron electas 13 alcaldesas. A este ritmo, en 36 años se alcanzará la paridad en la conducción de los gobiernos municipales de Guanajuato.
¿Cuáles son las resistencias que confrontan las mujeres para romper uno de los últimos techos de cristal, el de los gobiernos de cabildo? La ley electoral local actual, en su artículo 185, obliga a los partidos políticos a respetar la paridad en la designación de candidaturas a integrar los ayuntamientos, paridad tanto vertical (en la lista de fórmulas de síndicos y regidores) como horizontal (en la cobertura de los municipios): “De la totalidad de las solicitudes de registro de planillas de candidatos a integrantes de ayuntamiento, el cincuenta por ciento deberá estar encabezada por personas del mismo género”.
Es clave el artículo 185 Bis: “En los distritos electorales locales o municipios en los que el partido político, o en caso de coaliciones la suma de los partidos políticos que la conforman, haya obtenido los porcentajes de votación más bajos o en los distritos y municipios en los que se haya perdido, en el proceso electoral inmediato anterior, los partidos políticos o coaliciones no podrán registrar exclusivamente a mujeres en estos”.
El Instituto Electoral del Estado de Guanajuato (IEEG) diseña una fórmula para la distribución de candidaturas municipales que considere el índice de competitividad de cada partido, y define cohortes de municipios según este criterio.
A lo largo de sus 200 años de existencia como entidad federativa mexicana, solamente en 55 ocasiones alguna mujer ha gobernado alguno de sus 46 municipios. Eso contando las 14 alcaldesas nuevas.
Si consideramos que el mecanismo electoral actual garantiza presencia paritaria en todas esas presidencias de cabildo, incluyendo las más prometedoras para el partido político, sólo se me ocurre una explicación racional: mis paisanos guanajuatenses, siempre tan conservadores, no votan por las mujeres; eso incluye a las propias mujeres votantes.
La resistencia es cultural, y afecta a todos los partidos políticos. Claro, hay diferencias entre los municipios: no es lo mismo León, que ha sido gobernado en tres ocasiones por mujeres, que el resto de los 32 que rechazaron este año esa posibilidad.
Aprovecho para felicitar a la primera mujer electa en la presidencia del municipio de Guanajuato capital, Samantha Smith Guerrero, del PAN. No ignoro a la recordada predecesora Lichita López Luna Polo, del PRI (1977-1978), pero fue interina, no electa. Por nuestro bien comunitario le deseo lo mejor, y que sepa marcar su estilo propio, femenino, al ejercicio del poder en una ciudad difícil en todos los sentidos.
- Ilustración: Getty Images
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