Un fantasma inquietante recorre los Estados Unidos y alcanza su sombra a otras latitudes en forma de racismo, xenofobia y antifeminismo, sus protagonistas son mujeres blancas generalmente con alto poder adquisitivo y encontramos sus ideas etiquetadas en la red mundial como #tradlife, #tradwife y #vintagehouesewife.

Amas de casa de nuestra generación que están felices de someterse, cuidar su hogar y malcriar a su esposo como si fuera 1959, reza la misión de la plataforma online The Darling Academy, fundada por Alena Kate Pettitt. El movimiento promueve la vuelta al papel de la mujer como un ente doméstico educada para las labores del hogar y la sumisión total a sus maridos.

Es inquietante porque responde a la perfección a una época en donde los movimientos de ultraderecha transitan el mundo mostrando su odio hacia los negros, los latinos, las ideas feministas de liberación y que son encarnados por gobiernos que sacan renta de las bondades que otorga la democracia, para luego ser elegidos como líderes de un espacio retrógrada que encuentra eco en sectores de la sociedad que utilizan la violencia en su más granada brutalidad para decir que nadie que sea distinto a ellos, pasará a formar parte de su burbuja social.

En 2022, la joven directora estadounidense de origen chino y brasileño, Beth de Araújo, firmó su primera obra cinematográfica que plantea precisamente la nociva tendencia del tradlife.

Soft & Quiet, de Araújo narra la espeluznante historia de una maestra de escuela quien convoca a un grupo de mujeres con ideas orientadas al supremacismo blanco y un claro antifeminismo que no tienen ningún reparo en mostrarlo en toda su negrura degradada.

La pesadilla que provocan dichas mujeres se verá vuelta realidad cuando en un supermercado, una parte del grupo se encontrará con dos mujeres de origen asiático, mujeres que son una presencia del pasado de la maestra de escuela.

El encuentro con ambos personajes desatará el infierno de todo aquello que la humanidad creía haber ganado en términos de derechos humanos y dinamitará el concepto de sororidad, un logro todavía en pañales y quizá ni siquiera estrenado por una buena parte del sector femenino en el mundo entero.

Lo que sigue después en la opera prima de Beth de Araújo, es una serie de eventos profundamente incómodos, la historia de la pérdida de humanidad en unas mujeres que de manera irracional están plenamente convencidas de que los latinos, los negros, las mujeres no iguales a ellas son un obstáculo al que debe eliminarse a cualquier costo.

Filmada en un efectivo plano secuencia de hora y media de duración, Soft & Quiet revuelve el estómago de los espectadores no sólo por la aberración que las protagonistas cometen en contra de dos personas de su género, sino también por el convencimiento a toda prueba de que el color de piel, el territorio de un país y la idea de que el extranjero es por definición un enemigo natural, les otorga derechos inalienables

La estupenda aparición de Beth de Araújo en el cine y el guion creado para su primera obra se originó en el año 2020, en un video que mostraba a una mujer en Central Park, de nombre Amy Cooper, llamando al 911 para denunciar con falsedades a un hombre afroamericano que presuntamente amenazaba su vida. La imagen de la mujer se viralizó de tal manera que incluso provocó ser despedida de su trabajo y ser acusada de informes falsos a la policía.

Beth de Araújo entonces plasmó en este hecho y en su propia experiencia de racismo que ella misma sufrió en la escuela durante su niñez por parte de una maestra, una obra cinematográfica desgarradora, porque desnuda esa realidad que cada vez cobra mayor presencia en el mundo con estampas de violencia que se repiten con notable frecuencia en Europa y Estados Unidos y que simbolizan de manera tristísima, la intolerancia para los distintos, para el extranjero que busca en otros países la estabilidad no encontrada en sus naciones de origen y lo único que encuentran es el infierno de saberse excluidos.

La película de la cineasta estadounidense también se vuelve pertinente porque en efecto, como señala el tagline de la cinta, Soft & Quiet es una pesadilla estadounidense justo en los días en que la amenaza de que Donald Trump vuelva a ocupar la Casa Blanca es tan real que sólo una mujer de piel oscura, de origen hindú y jamaicano podría impedir y pensar que quizá los movimientos racistas de ultraderecha pueden ser neutralizados, aunque la realidad cotidiana dicte otras coyunturas nada esperanzadoras.

Llena de odio en sus diálogos, en sus personajes, en sus situaciones de conflicto cada vez más aterradoras, la ácida crítica social que de Araújo propone es un puño contundente para la sensibilidad de los espectadores que verán incrédulos la depravación moral de unas mujeres que se han quedado varadas en un pasado colonial y que por momentos hemos creído superado. No es así, de Araújo nos pondrá a pensar.

La mujer como artífice del supremacismo blanco y el patriarcado en Estados Unidos

En una entrevista para el medio digital El Español, de Araújo plantea una hipótesis de condiciones políticas incorrectas, pero digna de un análisis muy serio, aunque para el mundo de ideas inamovibles les pueda parecer una impertinencia sin perdón. Dice la joven directora:

Durante la Guerra Civil Americana perdimos 400.000 soldados combatientes. El sur y la Confederación solo se rindieron porque ya no tenían más hombres para enviar al frente; solo por eso acabó la Guerra: La población que quedó en el sur fueron muchas mujeres blancas y niños menores, así que si el legado de la Confederación y el nacionalismo blanco ha perdurado es gracias a esas mujeres y cómo criaron a sus hijos.

Quería mostrar cómo las mujeres influyeron en la retórica supremacista y patriarcal.      

Directa, contundente y sin duda alguna, de Araújo no se anda con romanticismo feministas y asesta un golpe de realidad no fácil de digerir en una película que sería bueno revisitar en estos días en que el fantasma de la ultraderecha golpea al mundo con su violencia más descarnada y sanguinaria.

  • Fotograma: Soft & Quiet