En septiembre de 2019, esta columna daba inicio en las páginas de ‘Ruleta Rusa’.
El nombre del espacio lo tomaría del género cinematográfico conocido como road movie, las películas de carretera que tienen como característica central un viaje no sólo geográfico, también emocional en donde sus protagonistas sufren una metamorfosis y un crecimiento personal que les hace ver la vida de una manera distinta.
La Road Movie nació entonces como una analogía de ese género, una forma de ver el cine como un viaje total que nos lleva a través de innumerables caminos y derroteros para encontrarnos una y otra vez y ver la existencia de mil maneras y formas de recorrerla.
Cuatro años y cien reseñas después, queremos recomendar a nuestros lectores y lectoras diez películas de carretera, mismas que como reza el lugar común, son parte de una lista arbitraria, unilateral, pero sincera a más no poder
Cuando su tiempo de ocio se los permita, acérquense a ellas y podrán descubrir una perspectiva nueva para entender la vida, sus caminos y laberintos.
Vaquero de medianoche (John Schlesinger. 1969)

Joe Buck (Jon Voight) es un hombre ingenuo y un día deja su ciudad natal, Dallas, para trasladarse a Nueva York y convertirse en gigoló. Ahí conoce a Ratso Rizzo (Dustin Hoffamn), un estafador tuberculoso con quien termina construyendo una amistad improbable, pero conmovedora. Vaquero de medianoche cuestiona el sueño americano y, más que una road movie de traslados geográficos, es una historia tristísima sobre la dura realidad de las aspiraciones no conseguidas en una urbe indiferente y brutal.
Deliverance (John Boorman. 1972)

Los Montes Apalaches ven la llegada de cuatro amigos que deciden pasar en ese lugar unas vacaciones recorriendo un río que atraviesa un bosque. El encuentro con los lugareños les supondrá una historia de terror cuando el choque cultural entre ellos y sus “anfitriones”, les recuerde que la naturaleza humana es profundamente compleja y su comprensión es prácticamente imposible en el momento en que la irracionalidad les haga entender que no hay que tentar lo desconocido.
Alicia en las ciudades (Win Wenders. 1974)

Felix Winter es un periodista alemán que no puede cumplir en Estados Unidos con un encargo de su editor. Forzado a regresar a Alemania, Felix conoce en el aeropuerto a una mujer y su hija de nueve años. Felix pasa la noche con ellas, pero al día siguiente, la mujer desaparece dejando una nota en donde le pide al periodista que lleve a su hija a Ámsterdam para reencontrarse ahí con ella.
Rodada en blanco y negro, Alicia en las ciudades es una historia que cuenta la aparente imposibilidad de la amistad entre un hombre y una niña, relación en la que sin embargo, el camino les va mostrando la necesidad de afrontar una paternidad no pedida y un cariño escondido en ambos que enriquece ese extraño camino nunca planeado.
Llovizna (Sergio Olhovich. 1978)

Basada en un cuento de Juan de la Cabada, Llovizna nos cuenta la historia de Eduardo, empleado de una agencia de autos quien luego de un viaje de negocios, regresa en su automóvil a la Ciudad de México con una fuerte cantidad de dinero en efectivo.
Durante el trayecto, una llanta del auto revienta y son unos albañiles quienes le ayudan a poner la refacción al coche a cambio de que los lleve a la ciudad.
Los nervios de Eduardo se destapan y la tensión aumenta cada vez más mostrando a un hombre de clase media quien, lleno de prejuicios y una conciencia clasista equivocada, asume que los “indios” que lleva en su coche son una equivocación que le hará pagar consecuencias.
Stand by me (Rob Reiner.1986)

El cuerpo (1982), es una de las mejores adaptaciones cinematográficas de la obra del escritor Stephen King. Rob Reiner filma en Stand by me una extraordinaria coming-of-age sobre cuatro niños preadolescentes que van en busca del cadáver de un infante arrollado por el tren.
Su aventura los lleva a enfrentar una maduración temprana cuando comienzan a visualizar la idea de la muerte, la solidaridad, la sexualidad y el futuro a través de un bosque que enmarca una historia inolvidable de conciencia y crecimiento adolescente.
Un mundo perfecto (Clint Eastwood. 1993)

En Texas, un reo fugado de nombre Butch Haynes (Kevin Costner) secuestra a Philip (T.J. Lowther), un niño de ocho años. Desde la realidad, un hecho de ese tipo es una angustiosa pesadilla para la familia de cualquiera, pero Clint Eastwood logra filmar una película que va de la tristeza a la esperanza, de la irrealidad a la comprensión y desde la posibilidad de encontrar en la oscuridad del ser humano, una rendija de luz que a la vista de un niño, puede resultar amorosa y llena de aventura por increíble que parezca.
Bajo California. El límite del tiempo (Carlos Bolado. 1998)

Damián es un artista plástico méxico-americano que busca la redención espiritual. A partir de un viaje a través de las costas de Baja California, el artista intenta conectar con sus antepasados, entender su presente y la búsqueda de un sentido a su vida, pero en la notable paradoja de su existencia, Damián habrá de dialogar con la muerte, con el dolor y la hiriente memoria en donde los imponentes paisajes bajacalifornianos le permitirán vislumbrar esa liberación largamente anhelada.
Una historia sencilla (David Lynch. 1999)

La traducción hecha al título de esta obra maestra de David Lynch no podía ser mejor porque es eso, una historia sencilla que conjuga la complejidad de la finitud de la vida.
Alvin es un anciano de Iowa con una hija que padece cierto retraso mental y un hermano que vive en Wisconsin que ha sufrido un infarto. Alvin entiende que el final de su vida se acerca y el de su hermano está más que cantado. No tiene dinero para el viaje y es entonces que, a bordo de una podadora de césped, se sumerge en un largo viaje de 500 kilómetros para reencontrarse con su familiar porque sabe que la vida no le otorgará ningún otro sentido. Increíble, conmovedora y sencilla historia.
Historias mínimas (Carlos Sorín. 2002)

El director argentino, Carlos Sorín, narra tres historias mínimas, pero el adjetivo busca comunicar la sencillez de sus personajes y no demeritar su existencia. María, una joven ama de casa, se sabe ganadora de un sorteo en un programa de televisión. Roberto, un vendedor de mediana edad le lleva un pastel al hijo de una de sus clientas de quien está enamorado y don Justo, un anciano que busca a su perro perdido. Los tres viajan en busca de sus sueños y recorren la Patagonia argentina en un cruce de vidas que el espectador agradece por encontrar en las historias mínimas de Sorín, un portento narrativo de lo sencillo y lo cotidiano.
El perro (Carlos Sorín. 2005)

Es una historia mínima adicional que complementa tres años después, el periplo de María, Roberto y Don Justo.
En El perro, Coco es un hombre desempleado que se gana la vida tratando de vender cuchillos de fabricación artesanal, pero cierto día llega a su vida un perro Dogo de raza pura que le dará un nuevo sentido a su existencia y la posibilidad de una alegría largamente pospuesta.
Coco encontrará en su can una compañía única que lo llevará por diversos rincones de la Patagonia mostrando la sencillez de sus aspiraciones y la humildad y humanidad con la que trata a su amigo perruno, una historia simple cargada de una larga sensación de agradecimiento al cine.
- Ilustración: Especial
- Fotogramas: Vaquero de medianoche/Deliverance/Alicia en las ciudades/Llovizna/Stand by me/Un mundo perfecto/Bajo California. El límite del tiempo/Una historia sencilla/Historias mínimas/El perro
1 comment
Enhorabuena al autor de la columna Road Movie por esas 100 reseñas que bien merecerían una mayor difusión.
Pocos críticos de cine incorporan elementos didácticos que permiten al lector un acercamiento mas profundo a este arte.
¡Felicidades Don Raúl!