Es cierto que los tiempos cambian, es una obviedad, pero no es tan cierto que siempre cambien para bien o para generar progreso.

Uno debe adaptarse a las nuevas épocas, a los avances tecnológicos, a las condiciones ineludibles que representan las transformaciones de casi cualquier ámbito de la vida so pena de ser calificados como estrechos de miras.

Pero también es verdad que uno también tiene derecho a la nostalgia, a la añoranza de ciertos tiempos en que una u otra actividad o costumbre perfilaba la forma de ser de un tipo de sociedad y lo que esa costumbre pergeñaba como condición de lo humano para su presente y para el irrefrenable futuro.

¿Cómo entendíamos el mundo en cierta etapa de la historia de la humanidad? y ¿Cómo seremos y entenderemos ese mismo mundo cuando las condiciones y formas de vivir hayan mutado a estadios que van difuminando la realidad que conocíamos?

Apuntaba hace apenas unos días nuestra compañera de páginas en esta Ruleta Rusa, la periodista y escritora Dainerys Machado: “Sí, no lo dude. Usted y yo pasamos más de la mitad de nuestro día frente a una pantalla, la del celular, la de la computadora, la del televisor. Frente a ellas encontramos ahora no solo el ocio y el trabajo, también la escuela y el amor, la familia y los amigos, las artes que antes disfrutábamos en persona”.

Machado escribía sobre la necesidad de vivir un ocio analógico, ajeno a la virtualidad, ese que nos permite saber que la vida real existe y que el Otro aún es necesario para reconocernos a nosotros mismos. Lo analógico, decía Dainerys: “…habrá de salvarnos de esta locura de la hiperconectividad que vivimos sobre todo en las grandes ciudades”.

La nostalgia que habita esta entrega de la Road Movie, viene a propósito de la más reciente película de Paul Greengrass, Noticias del gran mundo (2020), un western potente y conmovedor. En él, Greengrass nos narra la historia de Jefferson Kyle Kidd (Tom Hanks), un viejo capitán del Ejército quien, luego del fin de la Guerra Civil estadounidense, se dedica a leer, de pueblo en pueblo, los periódicos de diversos lugares por la módica cooperación de diez centavos.

Kyle Kidd, en su periplo de voceador de las buenas y malas noticias del gran mundo, encontrará en el camino a Johanna, una niña de diez años secuestrada seis años antes por la tribu Kiowa. Su misión será entregarla a sus tíos, no sin vivir los agrestes y peligrosos caminos de una Texas y en general de un país dividido luego de la guerra.

A Noticias del gran mundo le caben entonces diversas lecturas, una de ellas es sin duda la forma en que el periodismo lograba permear la cotidianidad de los estadounidenses y les informaba lo que ocurría en esas latitudes completamente ajenas a su geografía, pero con la salvedad de que escuchar noticias de otros lares, era un acontecimiento perfecto para el ejercicio de la imaginación y la forma de interpretar el mundo

Y si bien no hay información documentada que testifique durante el siglo XIX, en Texas, la práctica de leer en público las noticias de los periódicos impresos, sí sabemos por ejemplo que, en el siglo XVIII, existían en Europa, lectores que iban de casa en casa leyendo las notas de los diarios y semanarios para las personas analfabetas y los ancianos en una misión que permitía tener informada a una sociedad impedida para acceder a la prensa de esos días.

El personaje de Tom Hanks dignifica las letras impresas de los diarios, les asigna un halo de humanidad en donde incluso, le ayuda a los habitantes de los pueblos visitados a entender mejor lo que escuchan, los arenga en discursos para animarlos a pensar su mundo y su existencia de otra manera, es decir, lleva a cabo una especie de editorial en donde teje de manera fina los acontecimientos para contextualizarlos y comprenderlos.

He ahí una nostalgia del periodismo, un periodismo que abomina de tanta basura que habita en la actualidad lo impreso y lo digital, desperdicio y bazofia albergada incluso por algunos diarios de prestigio que no escatiman para anunciar como la gran nota, las estrías de Kim Kardashian y su divorcio, la infidelidad de la artistilla de pacotilla con el no menos pacotilla actor de la televisión y el streaming más cutre.

Eso es lo que hace Jefferson Kyle Kidd, un voceador profesional que entiende la importancia del acontecer cotidiano y las consecuencias que el buen periodismo puede llevar a cabo en el ánimo de una población todavía ávida por conocer y no solo por llenar de aserrín la cabeza, forma silvestre de llamarle también a la hiperconectividad del siglo XXI.

La nueva obra de Paul Greengrass también aborda el paisaje del abandono en la persona de Johanna (extraordinaria Helena Zengel), una niña que sufre un doble duelo al perder primero a sus padres biológicos a manos de la tribu Kiowa y luego perder a la propia tribu cuando el Ejército la aniquila como igual hizo con otras tribus de la todavía, en ese momento, joven nación norteamericana

Noticias del gran mundo es pues la búsqueda de una identidad y el sentido de pertenencia a un hogar, a una nación que busca la unidad a partir del caos, una reminiscencia a la era trumpista que heredó el odio y la xenofobia, el racismo y la humillación, la división manifiesta en un país que necesita una buena dosis de reinvención con casi con todos los matices fundacionales de la independencia norteamericana y las heridas y cicatrices de su guerra civil.

La película del cineasta británico, para quienes hemos ejercido el oficio periodístico, nos remueve una manera casi artesanal de escribir y publicar noticias, aunque en la paradoja doliente de la vida, esto habrá de leerse en la pantalla de algún “inteligente” dispositivo electrónico.

La obra de Greengrass nos acerca también en estos tiempos convulsos, a pensar la humanidad y la necesidad de la presencia del Otro en nuestras vidas, esa fraternidad como la que construyen Jefferson y Johanna para recordarnos que las pérdidas y los duelos del hombre son muchos y hay que darles un sentido.

Y para rematar, Noticias del gran mundo nos receta, además, la lección de lo peor que puede generar un país dividido, resentido y violentado.

El western redivivo

Paul Greengrass ha revitalizado el western, un género que palidece y al que damos por muerto una y otra vez, pero que de tanto en tanto, alguien aparece para resucitarlo y agregarle color y fuerza a partir de historias como la que el director británico propone con sus Noticias del gran mundo.

Obras como las que nos ocupa en esta entrega, remiten a la herencia de John Ford y John Wayne, al legado de Sam Peckinpah y más recientemente a la visión de Clint Eastwood.

Y si bien Paul Greengrass no es un director enfocado en el western, sí rinde homenaje a las palabras mayores del género sin pretender igualar nunca los niveles que dieron a esta forma de narrar un lugar muy especial a la historia del cine estadounidense.

Greengrass lo hace de manera sólida, conmovedora, como una especie de respiro para recordarle a las nuevas generaciones que el cine también es posible hacerlo sin la grandilocuencia de un mundo que exige ruido, morbo, un mundo que incluso, a partir de lo digital, nos puede recordar lo analógico.

  • Fotograma: Noticias del Mundo