Debemos reconocer que el gran acierto de Andrés Manuel López Obrador, Presidente de México, ha sido, revitalizar a la historia.

El tabasqueño es un desastre gobernando, pero para la historia y para los historiadores, su sexenio es un oasis. Noto ausencia de visión empresarial en las universidades públicas, y en las privadas, también: deberían estar abriendo diplomados y especialidades en historia. La coyuntura política lo requiere. La Universidad Virtual del Estado de Guanajuato (UVEG) entiende el momento que transitamos.

La UVEG, ofrece un Diplomado en Historia Moderna y Contemporánea de México. La especialización dura cinco meses ycomparte lecturas escritas por Eduardo Vidaurri, profesor-investigador de la Universidad de Guanajuato (UG).

El diplomado cumple su función. El único “pero” del proyecto está en sus evaluaciones: los cuestionarios que miden el aprendizaje, responden a un visión anquilosada y obsoleta de la historia. Plantean cuestiones improductivas y bobas para la historia científica. Deben ir a las estructuras.

El Diplomado en Historia de la UVEG, es una iniciativa positiva que debe mejorar. Mientras Vidaurri promueve discusiones provechosas y constructos académicos sobre la historia, los burócratas de la universidad virtual, quienes no comprenden las profundidades de la historia, devalúan la iniciativa en su obsesión por convertirla en efemérides escolares.

La historia no se agota en honores a la bandera. En la historia científica predomina la argumentación, la interpretación, la lectura y la narración. La historia patria debe quedarse en la primaria: los adultos nos concentramos en los intersticios narrativos

El ejemplo de la UVEG, es útil para demostrar que la enseñanza de la historia es deficiente. Hay una diferencia sustancial entre “saber historia” y “aprender a utilizar a la historia”.

Andrés Manuel López Obrador no sabe historia, pero aprendió con perfección torcida, a utilizar a la historia para su beneficio político. Los mexicanos somos un pueblo indigente de intelectualidad: nos muestran el dulce y corremos sonrientes a comerlo. Cada mañana, el tabasqueño que gobierna con rencor a este país, nos grita en la cara: ¡No saben historia!

La 4T es el cruce de caminos que necesitábamos, para revalorar a la Historia. Desde ella, Andrés López Obrador mueve los hilos. Es infantil que sigamos pensando que la historia no importa.

El historiador científico usa a la historia: interpreta-argumenta. Continuamos pensando que la historia no sirve para nada. ¡Increíble! Al de Macuspana le fue útil para llegar al poder y para justificar cada decisión que toma, no importa lo disparatada que sea. La historia importa. El problema está en cómo nos enseñan historia. Cada vez que un maestro nos hace creer que la historia se trata de memorizar fechas, extingue nuestro derecho a la libertad de pensamiento.

La historia no es una cárcel mental, sí un facilitador de estructuras de pensamiento. La historia libera, no castra. La historia científica propone usar a la memoria para interpretar, no para memorizar. La memoria, tema central para la historia científica

El Presidente de México anunció que, en el 2021, habrá 12 eventos para celebrar el bicentenario de la consumación de la independencia. Apenas en octubre de este año, el gobierno de la Ciudad de México, retiró un monumento a Cristóbal Colón, por peligrar ante las crecientes protestas de las huestes morenistas, adoctrinadas por los dichos de Obrador, en el sentido de que, España y Ciudad del Vaticano, deben pedir disculpas a México, los unos por la conquista militar, los otros por el sometimiento espiritual.

En la semana del 9 de octubre del 2020, Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del Presidente de México, realizó una gira diplomática por Europa. Su objetivo: gestionar el préstamo de códices y piezas arqueológicas bajo resguardo de naciones del viejo continente, para nutrir las diferentes actividades históricas que están programadas para el 2021 en México.

Aprovechando la gira de su esposa, Andrés Manuel López Obrador le hizo llegar una carta al Papa Francisco, en donde pide que la Iglesia Católica reconozca la trascendencia histórica de Miguel Hidalgo y José María Morelos, sacerdotes católicos que comandaron el inicio de la Independencia de México. Interesante.

Recordemos que Hidalgo fue alumno de Francisco Javier Clavijero y que Morelos fue discípulo de Hidalgo. En esencia y sustancia, los tres religiosos eran jesuitas. El Papa Francisco es jesuita. La historia es fascinante para quien sabe leerla. Afirmar que no sirve para nada, es arrogante. La historia importa. Es desde su púlpito que la administración lópezobradorista, gobierna a México.