“A despecho de quienes se mofan de sus errores y sus excesos, Miguel Hidalgo sigue siendo símbolo de la Independencia de México”. Carlos Herrejón Peredo.
Miguel Hidalgo y Costilla Gallaga, nació el 8 de mayo de 1753 en la hacienda de San Diego Corralejo, jurisdicción de Pénjamo, actual estado de Guanajuato. Sus padres fueron Cristóbal Hidalgo, nativo de Tejupilco, hoy Estado de México, y de Ana María Gallaga Mandarte Villaseñor, originaria de Pénjamo, Guanajuato.
Murió fusilado el 30 de julio de 1811, en Chihuahua, norte de México (Miguel Hidalgo. Ilustrado consumado, en Revista Historia de la Educación Latinoamericana, Vol. 16, #23, julio-diciembre, 2014, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia: Boyacá, p.233). Su educación básica la cursó en la Hacienda de Corralejo, actual Pénjamo, Guanajuato, en donde su padre, Cristóbal Hidalgo, era administrador.
Del 20 de octubre de 1767 al 20 de febrero de 1770, estudió en el Colegio de San Francisco Javier, de los jesuitas, en Valladolid, hoy Morelia, Michoacán. Entre 1771 y 1773, estudió teología en el Colegio de San Nicolás Obispo. El 12 de abril de 1773, obtuvo el grado en la Real y Pontificia Universidad de México. Estudió gramática y retórica; filosofía y teología; física y música; latín, francés, otomí y purépecha.
Hidalgo ingresó al Colegio de San Francisco Javier en 1766, con 12 años de edad. Estuvo ligado a él, hasta 1792. Estudió gramática con los jesuitas. Aprobó su primer examen de oposición con oraciones de Cicerón, citas de Ovidio y la lectura de la Eneida de Virgilio
En 1770 se presentó a examen de bachiller en artes en la Universidad de México. Durante los exámenes de filosofía, fue Sinodal de sus condiscípulos por orden del rector (Hernández, Francisco Martín, El Colegio de San Nicolás de Michoacán a fines del XVIII y principios del XIX, Universidad Pontificia de Salamanca).
Su hermano José Joaquín, fue compañero de aulas en el Colegio. En 1803, a la muerte de su hermano José Joaquín, quien ocupaba el curato de Dolores, Miguel pasó a hacerse cargo de esa parroquia, en el actual estado de Guanajuato. La referencia histórica nos recuerda el asunto de las vocaciones sacerdotales: todavía hay familias que brindan hasta tres vocaciones a la Iglesia católica, entre monjas y padres. Así como hay familias de ingenieros, existen hogares de sacerdotes.
A mediados de 1765, Hidalgo inició sus estudios en el Colegio de San Francisco Javier, en el que jesuitas como Francisco Javier Clavijero, renovaron, con luces de modernidad, la enseñanza. Dos años después de haber iniciado sus estudios en el Colegio de San Francisco Javier, Miguel Hidalgo y José Joaquín Hidalgo, su hermano, tuvieron que suspenderlos, en virtud de la expulsión de la Compañía de Jesús, en junio de 1767.
Luego de un tiempo en Tejupilco, regresaron a Valladolid, en donde retomaron sus estudios en el Colegio de San Nicolás, fundado a instancias de Don Vasco de Quiroga. Hidalgo culminó sus estudios de bachiller en artes, el 30 de marzo de 1770 y como bachiller en teología, el 24 de mayo de 1773, en la Pontificia Universidad de México (Moreno, Heriberto, El cura revolucionario Miguel Hidalgo, como hacendado, Revista Relación #60, El Colegio de Michoacán, p.5).
“Ya bachiller en teología obtuvo por oposición en San Nicolás una beca que le permitió presidir las academias, sustituir a los maestros faltantes, examinar a los estudiantes menores y auxiliar al Vicerrector del Colegio. Consagrado al estudio, aprendió francés, náhuatl, tarasco y otomí, profundizó en la teología, en la filosofía y en la historia eclesiástica. Fue honrado catedrático de mínimas-menores y filosofía. Ordenado sacerdote en 1778, con 25 años de edad, Hidalgo prosiguió con brillante carrera. En 1782 obtuvo la cátedra de Prima de Teología” (Moreno, Heriberto, El cura revolucionario Miguel Hidalgo, como hacendado, Revista Relación #60, El Colegio de Michoacán, p.6).
En 1784 Hidalgo fue galardonado, académicamente, por José Pérez Calama, Deán de Michoacán y canónigo de Valladolid (más tarde, Arzobispo de Quito, Ecuador), gracias a una disertación sobre el latín y el castellano, acerca del verdadero método de estudiar la teología
Su trabajo se insertó en la renovación filosófica y científica que Nueva España, experimentó a finales del XVIII, animada por Alegre, Campoy, Abad, Castro, Dávila, Perreño, Clavijero, Guevara y Bazoazabal, todos, humanistas jesuitas (Moreno, Heriberto, El cura revolucionario Miguel Hidalgo, como hacendado, Revista Relación #60, El Colegio de Michoacán, p.6).
En 1787 obtuvo la Cátedra de Escolástica. En 1787 se le nombró Vicerrector y Tesorero; en 1790 Rector y Catedrático de moral. En 1791 se le designó padre sacristán de Santa Clara de los Cobres. Gracias a la seguridad económica familiar [su papá era pudiente], adquirió la hacienda de Jaripeo y los ranchos de Santa Rosa y San Nicolás, cerca de Valladolid (Moreno, Heriberto, El cura revolucionario Miguel Hidalgo, como hacendado, Revista Relación #60, El Colegio de Michoacán, p.7).
Con 37 años de edad, Miguel Hidalgo se convirtió en Rector de la institución académica más importante del Bajío: el Colegio de San Nicolás en Valladolid. Y fue discípulo de Pérez Calama y de Manuel Abad y Queipo.
En febrero de 1792 renunció a la Rectoría y a las cátedras. Se marchó a Colima, donde permaneció hasta noviembre del mismo año. El 24 de enero de 1793, tomó posesión del curato de San Felipe Torres Mochas, gracias al respaldo del obispo, Fray Antonio de San Miguel, su protector. Al frisar los 40 años, llegó a San Felipe, acompañado de su hermano Mariano, sus hermanas Guadalupe y Vicenta, y de Jesús Santos Villa, familiar y profesor de música.
Diez años permaneció en Dolores, donde estableció una alfarería, cultivó huertas y fundó una orquesta. Tradujo a Racine y a Moliere. Hizo teatro (Moreno, Heriberto, El cura revolucionario Miguel Hidalgo, como hacendado, Revista Relación #60, El Colegio de Michoacán, p.8).
En octubre de 1803, fue adscrito al Curato de la Congregación de los Dolores. En este lugar, introdujo el cultivo de la uva; propagó el plantío de moreras, la cría de abejas y la apertura de talleres para enseñar la producción de seda, loza, ladrillos y curtiduría. Leía y traducía textos del francés al castellano. Pasaba temporadas largas en Guanajuato, motivado por el arte y la creación literaria (p.235).
Hasta 1767, fecha de expulsión de los jesuitas de la Nueva España, los colegiales acudían con los jesuitas a clase de gramática. Hidalgo fue alumno de José Antonio Borda, jesuita, en el Colegio de San Francisco Javier de Valladolid
Los jesuitas elaboraban un catecismo especial mexicano-guadalupanista, mismo que se encuentra en la base de los movimientos de emancipación. Crearon el nacionalismo espiritual. La expulsión de los jesuitas fue vista como un acto de arbitrariedad que provocó motines y suscitó panfletos. Los jesuitas fueron los más activos promotores de la devoción nacional a la Virgen de Guadalupe. En 1749, Francisco Xavier Carranza, jesuita, declaró que “en esta tela divina, la imagen del Tepeyac, la sabiduría de Dios ha insinuado la trama delicada de los más altos decretos de la predestinación de este Nuevo Mundo” (Hernández, p.4).
No es anecdótico que el cura Miguel Hidalgo y Costilla, desencadenara la primera etapa de la insurrección mexicana, al grito de ¡Viva la Virgen de Guadalupe!
Como sacerdote e intelectual, Miguel Hidalgo promovió el jansenismo al interior del Colegio. Su proceso libertario lo inició como docente, al interior del Colegio de San Nicolás, en Valladolid. Sí, era cura, pero también era catedrático universitario.
Hidalgo tuvo que salir del Colegio de San Nicolás, en 1792, con destino a Colima, en donde se desempeñó como cura. La salida del Rector Hidalgo, generó un sisma al interior del Colegio: regresaron los ejercicios de memoria y se dejó la revisión de autores modernos. Hidalgo estaba a favor de la argumentación y contra la memorización. Sin Hidalgo, económicamente, el Colegio se vino abajo, al grado de tener que despedir maestros en 1796. En 1790, dos años antes de que Hidalgo dejara el rectorado, José María Morales ingresó al Colegio, con 25 años de edad. Morelos fue ordenado presbítero, el 21 de diciembre de 1797 (Hernández, p.9).
“El cura de Dolores era de mediana estatura, cargado de espaldas, de vigorosa complexión; moreno, ojos verdes; con su cabeza calva. De pocas palabras en el trato común y voz dulce” (Moreno, Heriberto, El cura revolucionario Miguel Hidalgo, como hacendado, Revista Relaciones #60, El Colegio de Michoacán, p.19).
En el nacimiento de la Guerra de Independencia, Hidalgo era un cura rural ilustrado. Administrativamente, la Diócesis de Michoacán fue la cuna de la Independencia de México. E Hidalgo, un jesuita amante de los toros de lidia
“No era santo, pero sí supo llevar a las últimas consecuencias, las doctrinas de su teología de la liberación” (Moreno, Heriberto, El cura revolucionario Miguel Hidalgo, como hacendado, Revista Relaciones #60, El Colegio de Michoacán, p.168).
“Atacado por murmuraciones que le reprochaban el carácter adquirido con los jesuitas, la lectura de libros prohibidos, la afición al juego y el trato con mujeres, en 1792 renunció a la rectoría del Colegio de San Nicolás en Valladolid. En 1793 se estableció en San Felipe Torres Mochas, en donde impulsó la industria alfarera, adquirió una huerta y acrecentó su biblioteca con libros de Buffon, Racine, Molier, Bossuet y La Fontaine. Gustaba de organizar tertulias y viajaba con frecuencia a Dolores, Lagos y Guanajuato, en donde frecuentaba al Marques de Rayas, al intendente Riaño, al matemático Rojas y a las familias, Septién y Alamán” (Moreno, p.176).
Miguel Hidalgo y Costilla fue dueño de haciendas en Michoacán (Santa Rosa, San Nicolás y Jaripeo), además de ganadero especializado en toros de lidia. Hijo de viejas familias españolas: la paterna era de Tejupilco, en el sur del Estado de México, mientras que la materna era del Bajío, llena de médicos, teólogos y eclesiásticos. Los hermanos de Hidalgo fueron: Mariano (abogado de la Real Audiencia), José Joaquín (doctor en teología), Mariano (administrados de las fábricas de su hermano Miguel) y José María (bachiller en artes). Miguel fue el segundo hijo: nació el 8 de mayo de 1753. Se quedó huérfano de madre, en 1762.
Discípulo de Abad y Queipo, obispo electo de Michoacán, Hidalgo fue maestro por vocación: no se desentendió del bajo nivel cultural y de la necesidad de impulsar a la instrucción pública. Si en Colima donó su casa al Ayuntamiento para que erigiera una escuela, en Dolores declaró que “por mucho que hagan los gobernantes, será nada si no se toma por cimiento, la buena educación del pueblo, que es la verdadera moralidad, riqueza y poder de las naciones” (De la Torre, Ernesto, Miguel Hidalgo. El libertador, en www.senado2010.gob.mx).
“Para Hidalgo, la cultura era espiritual y material. Por eso, además de fomentar la instrucción elemental, intensificó el cultivo de la música, los oficios, el arte y las artesanías” (De la Torre, Ernesto, Miguel Hidalgo. El libertador, en www.senado2010.gob.mx).
La alfarería que inició en San Felipe, la continúo en Dolores. Estableció talleres de carpintería, curtiduría y laboreo de pieles; creó telares en los que se tejió con algodón, lana y seda, producida en los vastos plantíos de moreras con gusanos que hizo llevar. Importó colmenares desde La Habana; plantó viñedos e inició una industria vitivinícola. Para facilitar las transacciones, produjo moneda de cobre. Enseñó y dirigió; fomentó la industria artesanal del pueblo. Otorgó créditos. Padre y maestro; agricultor y artesano; guía y amigo; reformador y caudillo. La vida de Hidalgo estaba al servicio de los demás.
Para el jesuita, padre de la patria, Miguel Hidalgo y Costilla, la educación tiene que ver con “las virtudes morales de que sois susceptibles, el cultivo de vuestros despejados talentos para ser útiles a vosotros mismos y vuestros semejantes”.
- Ilustración: Héctor Cruz (detalle)