Cada vez que montado sobre el planeta completas una vuelta al sol y regresas al lugar de partida ha pasado un año. Ese punto es tu casilla de salida.   

Las fuerzas gravitacionales del universo se empeñan en hacer girar la materia que lo compone. Un objeto situado en el ecuador recorre 40.000 kilómetros en un día. Circula a más de mil por hora sin chocar con nada. La tierra rodea elípticamente al sol recorriendo cada año 930 millones de kilómetros a más de cien mil por hora. A su vez el sistema solar gira alrededor del núcleo galáctico a más de 200 mil kilómetros por segundo, a esa increíble velocidad tarda 226 millones de años en dar la vuelta. Tiene que ser muy grande nuestra galaxia. Todo este movimiento lo hacemos sin movernos de la silla.

No le demos más vueltas que nos mareamos, el caso es que este sistema cíclico y regular permite medir el tiempo. Cada giro de la tierra sobre sí es un día y cada circunvalación del sol es un año. El resto de medidas del tiempo son convenciones sociales y se puede dividir el año en meses y los días se pueden agrupar en semanas o dividirse en horas. Habrá mil maneras de contar el tiempo pero ninguna otra posee la naturalidad cósmica de la rotación y la traslación terráquea.

En nuestra existencia giratoria todo lo que nos ha sucedido y lo que ha de acontecer se corresponde con un día de un año en el calendario

Por tanto la celebración perfecta es un día al año. Señalamos un día para conmemorar algo. Por eso festejamos el día nacional, el del patrón o la virgen de un pueblo, también el día con que empieza un año o  el día que nació un dios. Así una civilización, un país o una ciudad tienen su día en el año.

¿Y tú? También tú tienes tu día, cuando llegaste al mundo la tierra estaba situada en un punto de la órbita solar, ahí comenzó tu carrera en el circuito. Desde entonces giras y giras en el espacio infinito. Cada vez que montado sobre el planeta completas una vuelta al sol y te sitúas en el lugar de partida ha pasado un año. Ese punto en el circuito es tu casilla de salida. Esa primera rotación del planeta sobre el que cabalgas es tu día. Es tu día en el año, debe ser una fiesta, yo lo celebro y brindo por que cumplas más.

¿Es más importante el día que, siglos atrás, se ganó una batalla, es más importante celebrar el día que se aprobó una constitución o un estatuto? ¿Es más importante acaso celebrar que un santo subió al cielo o que en una gruta encontraron una imagen de la virgen? Para mí no, para mí tú eres mucho más importante. Yo me regocijo con el momento que viniste al mundo.

Cada cual ha de tener su día en el año en el que sea como un rey caprichoso al que se le satisfacen sus deseos como si fuesen órdenes y se le halaga.