Transitamos la época en que “todo mundo” se siente especial, superior, espiritual y perfecto. En la falacia vivencial caen hombres y mujeres.

Se asumen como diferentes y almas viejas, cuando la explicación a sus dinámicas cotidianas es su evidente incapacidad para comunicarse con las otras personas. Todo quieren solucionar con el WhatsApp. Viven a través de sus prejuicios y de sus miedos, pero les gusta creer que son diferentes, superiores, especiales, almas viejas. Y si estudian psicología su alucine es mayor.

Habitan la cueva de Platón, pero se regodean desde una supuesta cumbre moral que sólo existe en sus miserias. Es la imaginación de ellas y ellos, alimentada por sus complejos y todos sus miedos.

No eres especial, ni superior, ni alma vieja. Eres una persona que está enferma del espíritu y de la mente. Tu circunstancia actual es producto de la violencia que sufriste en tu niñez y en tu fracasado matrimonio. Te crees especial porque ese mecanismo te permite sobrevivir y seguir adelante. En realidad, te castigas por haber permitido que, por muchos años, te maltrataran.

Deja de intentar corregir a la gente. No busques ser ejemplo de nadie. No lo eres. Quizás ni para tus hijos seas un ejemplo, aunque a ti te guste pensar lo contrario. También tienes pasiones y deseos; reprimirlos no te hace mejor. Eres esclava de tus dolores y sufrimientos.

No eres diferente ni especial, sólo un cobarde que tiene miedo a la vida. Eres el único que no se da cuenta. Tú puedes seguir fantaseando con una realidad que sólo existe en tu cabeza. Deja de corregir a las personas. Deja de pensar que “tu verdad” es la única válida y admisible. No te veas como modelo, porque no lo eres

La verdad es el amor y el amor es Dios. El afirmar que “cada uno tiene su verdad” se llama relativismo y es propio de débiles mentales.

Acepta que hay hombres y mujeres que saben más que tú. Tú no eres espiritual ni trascendental, sólo eres una persona normal que se resguarda de sí misma, que tiene miedo a vivir y que se ahoga en sus dolores acumulados. Pretender dirigir la vida de los demás, te muestra como arrogante.

Quizás la gente no te dice lo que mereces por educación, por empatía o por compasión. Fracasar en un matrimonio no te vuelve mejor que aquellas que no se casaron y no tuvieron hijos. Tu posicionamiento es inmaduro.

Si continúas comunicándote con tu pareja como lo haces con tu hijo, encontrarás el fracaso. Deja de buscar el problema en el otro. Tú eres la del problema. Comunicarte con tu enamorado para cuestionar cada decisión que él toma en su vida, lo cansará y se alejará. Él ya tiene una mamá.

Mientras no sanes, continuarás pensando que todo mundo está en tu contra, que nadie comprende tu sufrimiento. Esperas empatía y comprensión, pero tú eres egoísta e indiferente frente al sufrimiento del otro

Los hombres se alejan de las mujeres porque éstas pretenden desempeñar el rol de madre. Si encuentran a un hombre débil bien, pero si el hombre es independiente, autónomo y autosuficiente, se irá. Durante años, los varones son castrados y manejados por las mamás. El fuerte se rebela, pone límites y marca su espacio.

¿Qué les hace pensar a las mujeres que los hombres quieren a una sustituta de madre y no a una compañera de vida? Creen conocer a los hombres, pero millones de mujeres actúan con una arrogancia que las muestra como inexpertas. Si fastidias a tu hombre como lo hace su madre, te dejará.

Los medios y el feminismo radical te han hecho creer que sólo por ser mujer eres merecedora de todas las bendiciones. Sigues pensando que, con hijos, divorciada, dañada por la violencia que sufriste en tu matrimonio y con una edad biológica que te imposibilita para dar vida, encontrarás en el mercado del amor lo que tú crees merecer. Estás en una posición de total desventaja. No puedes competir contra una mujer de 25 o 30 años. Quizás encuentres a un hombre, pero será alguien viejo, gordo, lleno de problemas y achaques.

La distorsión de la realidad es impresionante. El daño que han causado los contenidos basura promovidos por la Agenda 2030 es incuestionable. El feminismo radical necesita revisarse y cuestionar su actualidad.

Lo descrito en párrafos anteriores es una realidad que experimenta la colectividad. Estas posturas radicales generan sufrimiento. Las personas estudian psicología e imaginan que se convertirán en los nuevos gurús del mundo occidental. La psicología es una ciencia muy limitada. De suma importancia para entender el comportamiento humano también es la filosofía y la teología.

Un doctor-investigador tiene un bagaje intelectual y profesional que un licenciado en psicología, posiblemente, no comprenda. Es la arrogancia propia de ignorantes acomplejados.

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