Desde 1994, las elecciones mexicanas han sido objeto de la observación internacional por parte de organizaciones e individuos interesados en que el proceso de transición democrática de nuestro país.

A partir del nacimiento del Instituto Federal Electoral (IFE) en 1990 y la organización del primer comicio sin intervención gubernamental en 1991, fue evidente que los procesos federales aún carecían de la legitimidad deseable para consolidar la institucionalidad electoral, en un país que se había caracterizado por la concentración y el control de los comicios, y su eventual manipulación en favor del partido entonces hegemónico.

En 1994, muchos mexicanos pudimos acompañar las elecciones federales bajo la recién aprobada figura del observador electoral. Al mismo tiempo se había creado la figura de “visitantes internacionales”, que permitió la participación de organizaciones y personajes extranjeros, que evidenciaron el gran interés generado desde las democracias consolidadas por acompañar a los procesos emergentes en América Latina.

Estas transiciones políticas, pactadas en su mayor parte por las élites nacionales, respondían al descrédito creciente de los autoritarismos del subcontinente, incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones de la modernidad y la globalización del último cuarto del siglo XX.

Las nuevas transiciones eran parte de la famosa “tercera ola” de la democracia, cuyo inicio fue ubicado por Samuel Huntington con la “revolución de los claveles” de 1974 en Portugal.

En días pasados se desarrolló en la Junta Local del Instituto Nacional Electoral en Guanajuato un panel denominado La Participación Internacional en las Elecciones Mexicanas de 2024, coorganizado por el INE y el Instituto Electoral del Estado de Guanajuato (IEEG), bajo la conducción de Jaime Juárez Jasso y Brenda Canchola Elizarrarás

Se expusieron los resultados de la observación electoral de la “Misión internacional de acompañamiento de expertas electorales internacionales con perspectiva de género”, representada por la doctora Gladys Luisa Acosta Vargas, académica peruana con gran experiencia en estos ejercicios.

Fue muy interesante escuchar las conclusiones de la doctora Acosta. Analizar las elecciones con enfoque de género permite destacar los avances y las resistencias en el campo de los derechos políticos de las mujeres, en lo individual y en lo grupal.

Las acciones afirmativas y las reformas legales han ampliado mucho la participación de mujeres en la vida pública, pero se mantienen resistencias culturales y estructurales por parte de amplios sectores, no sólo de hombres, sino también de parte de mujeres arraigadas en el patriarcado.

Comentamos la exposición la doctora Verónica Vázquez Piña, profesora investigadora y consultora en perspectiva de género y ética, la maestra Elizarrarás, y yo, como profesor de la Universidad de Guanajuato. Sería prolijo reproducir los comentarios, alimentados por un público numeroso y bien informado .

Los observadores extranjeros tienen la gran ventaja de que no son afectados por la “ceguera de taller” de los locales. La familiaridad cultural impide detectar lo peculiar y destacable. Con un sistema nacional electoral en riesgo, los mexicanos haremos bien en escuchar con atención estas voces foráneas expertas. Cuidemos lo bueno, y atendamos las áreas de oportunidad.

Los informes están consultables en la página del INE: https://t.ly/t6jd0.

  • Ilustración: INE