Tamaki Yoshida descubrió un día que los rollos de fotografía que había utilizado para retratar imágenes de la naturaleza y la vida salvaje en la región rural de Hokkaido estaban dañados. Y reinventó su estética utilizando para el revelado jabón, lejía, cosméticos y otros productos.

Yoshida (Japón) ha logrado una expresión abstracta involuntaria, con vibrantes colores que oscilan entre el púrpura y el verde neón, pasando por el amarillo incandescente o suaves matices del gris, en caleidoscopios químicos.

Veo este proyecto como un retrato, no una obra abstracta, que celebra la fuerte vida silvestre que sobrevivirá y prosperará en la Tierra, incluso después de que seamos aniquilados”, ha dicho Yoshida sobre el carácter de esta alucinante serie.

Ruleta Rusa te sugiere escuchar, mientras observas las imágenes y lees, la hipnotizante música de Nujabes y la poesía sagrada de Tudor Arghezi.

Canción para adormecer a Mitzoura

Hazle, Dios mío, una cabaña al sol,
en un rincón de la vieja campiña,
no debe ser más alta que una flor
que sea del tamaño de una oreja.

Hazle una charca de agua bajo el sol,
y de un palo de fósforo una nave
para que en su azufrada cabecita
ella pueda tocar el infinito.

Dále una mariposa delicada
y una rana tallada en esmeralda
y, Dios mío, promete a su cabaña
algún calor en el bosque de absintio.

Dale también, Dios mío, los colores
y el papel de la China necesario
para que borroneando en él, Mitzoura,
diseñe los perfiles de tu gloria.

Porque, por fin, cuando todo esté listo,
Dios mío, el padre vivirá en su casa.

Tudor Arghezi

Versión de Pablo Neruda