Tomas Rucker divide su vida entre la forja de cuchillos y la forja de la imagen perfecta del cuerpo femenino bajo la luz ardiente de sus ojos.
Rucker (República Checa) esculpe con la luz y la sombra, amoroso en el trazo que pulimenta las caderas o los pechos como bronces bruñidos, artífice de estremecimientos nos entrega en cada imagen un afilado gesto, una geometría del deseo.
Como un caleidoscopio de cuerpos vivos, en la obra de Rucker se manifiesta la belleza sensual de ese teorema euclidiano que nos confirma la perfección de lo femenino.
Ruleta Rusa te sugiere, mientras observas la imágenes, escuchar a Thievery Corporation y leer la poesía de Homero Aridjis.
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A veces uno toca un cuerpo y lo despierta…
A veces uno toca un cuerpo y lo despierta
por él pasamos la noche que se abre
la pulsación sensible de los brazos marinos
y como al mar lo amamos
como a un canto desnudo
como al solo verano
Le decimos luz como se dice ahora
le decimos ayer y otras partes
lo llenamos de cuerpos y de cuerpos
de gaviotas que son nuestras gaviotas
Lo vamos escalando punta a punta
con orillas y techos y aldabas
con hoteles y cauces y memorias
y paisajes y tiempo y asteroides
Lo colmamos de nosotros y de alma
de collares de islas y de alma
Lo sentimos vivir y cotidiano
lo sentimos hermoso pero sombra.
Homero Aridjis