Amanda Marchand hizo un descubrimiento fortuito cuando mandó escanear fotografías antiguas salpicadas de tinta para retoque y abandonadas por años. El resultado es esta serie alucinante.

Marchand (Estados Unidos) se ha dejado llevar en este experimento visual, por la corriente del subconsciente, libre, desenfadadamente vital, para crear con extraña alquimia paisajes abstractos.

Las tintas interactúan fortuitamente con el paisaje, como manchas, manchas, vasos flotantes, intervenciones imaginarias, cada una de las cuales sugiere diferentes relaciones con la tierra; lo político, ambiental, formal y corpóreo”, ha dicho Marchand sobre esta serie.

Ruleta Rusa te sugiere escuchar, mientras observas las imágenes y lees, la música de ommood & Fab Beat & Rebecca Mardal y la poesía de Edith Södergran.

El ansia de los colores

Porque soy pálida amo el rojo, el amarillo y el azul,
la gran blancura es melancólica como el crepúsculo
          en la nieve,
como cuando la madre de Blancanieves a la ventana se sentaba
          anhelando también para sí el rojo y el negro.
El ansia de los colores es el de la sangre. Si tienes sed
          de belleza
cerrar debes los ojos y mirar en tu propio corazón.
Pero la belleza teme al día ya las miradas excesivas.
Pero la belleza no soporta el ruido ni los movimientos excesivos –
 no debes llevar tu corazón hasta los labios,
perturbar no debemos los nobles anillos de la soledad y del silencio, –
¿se puede hallar algo más grande que un enigma sin resolver
          y con extraños rasgos?
Taciturna seré toda mi vida,
una habladora es como el gárrulo arroyo que a sí mismo se traiciona,
un árbol solitario seré yo en la llanura,
los árboles del bosque perecen de ansia después de la tormenta,
debo estar sana de pies a cabeza y tener dorados rayos en la sangre,
debo ser inocente y pura como una llama de húmedos labios.

Edith Södergran

Versión de Renato Sandoval e Irma Sítanen