Vassilis Konstantinou recurre a la pureza del blanco, pero también al rojo sangre como símbolos fundamentales en sus imágenes, esas que se constituyen como una reinterpretación de mitos ancestrales.
Konstantinou (Grecia) reproduce los dos grandes temas de la humanidad con una contemporaneidad visual, se atreve y hace lúdica esta danza eterna, esta dicotomía poderosa que significan el amor y la muerte.
“Eros y Thanatos; ¿Están luchando infinitamente? ¿No es el impulso interno humano buscar fusionar las dos fuerzas? ¿Hay un momento en que Eros y Thanatos se fusionen para brindar una culminación feliz? Si este es el caso, ¿no es en este caso específico que uno se acerca tanto a Eros como a Thanatos en su exuberante búsqueda para plantar la semilla de la vida?”, plantea Konstantinou en esta serie.
Ruleta Rusa te sugiere escuchar, mientras observas las imágenes y lees, la oscura belleza sonora de The Stills y la poesía dolorosa de Blanca Andreu.
Dame la noche que no intercede…
Dame la noche que no intercede,
la noche migratoria con cifras de cigüeña,
con la grulla celeste y su alamar guerrero,
palafrén de la ola oscuridad.
Dame tu parentesco con una sombra de oro,
dame el mármol y su perfil
leve y ciervo,
como de estrofa antigua.
Dame mis manos degolladas por la noche que no intercede,
palafrén de las más altas mareas,
mis manos degolladas entre los altos cepos y las llamas lunares,
mis manos migratorias por el cielo de agosto.
Dame mis manos degolladas por el antiguo oficio de la infancia,
mis manos que sajaron el cuello de la noche,
el destello del sueño con metáforas verdes,
el vino blasonado que se quedó dormido.
Amor de los incendios y de la perfección,
amor entre la gracia y el crimen,
como medio cristal y media viña blanca,
como vena furtiva de paloma:
sangre de ciervo antiguo que perfume
las cerraduras de la muerte.
Blanca Andreu









