Charles Fréger recorrió Europa de norte a sur tras el símbolo unitario de las sociedades rurales, un mundo imaginario que nos remite a nuestra animalidad latente, a la relación inherente del hombre con la naturaleza.

Fréger (Francia) hace un inventario poético, más que antropológico, de las tradiciones populares ancestrales que sobreviven en el siglo XXI. Arquetipos del hombre-bestia u hombre-vegetal de las antiquísimas fiestas paganas -más tarde sincretizadas con la religión católica-, los últimos hombres salvajes.

El hombre salvaje es una figura zoomorfa cuyo aspecto rudimentario y vestimenta ritualista remiten a una desnudez universal”, ha dicho Fréger sobre esta serie.

Ruleta Rusa te sugiere escuchar, mientras observas las imágenes y lees, la música evocativa de Björk y la poesía libertaria de Henry David Thoreau.

Naturaleza

Oh naturaleza, yo no aspiro
a ser el más encumbrado en tu coro,
o ser un meteoro en el cielo
o un cometa que pueda subir tan alto,
sino solamente un céfiro que pueda soplar
entre los juncos en la orilla del río.
Concédeme el lugar más apartado,
donde correr mi aérea carrera.

En algún apartado y solitario prado,
permíteme susurrar sobre los juncos,
o en los bosques con ruido de hojarasca
susurrar mientras cae la tarde tranquila,
porque antes que nada seré tu niño
y alumno en el bosque salvaje
que el rey de los hombres en otro lugar
y el más soberano esclavo de la preocupación,
porque antes prefiero tan sólo un momento de tu amanecer
que compartir el año entero de la desdichada ciudad.
Dame para hacer algún trabajo tranquilo
y que sea a tu lado.

Henry David Thoreau