David Coyle convierte la rutina en azar, el amanecer en una forma de exorcismo contra la turbulencia de la noche y las horas bajas, su paleta visual le debe mucho al tonalismo norteamericano creado por el pintor James McNeill Whistler.

Coyle (Estados Unidos) se deja llevar sencillamente por la naturaleza y el paisaje solitario, cavila, metaforiza los demonios internos a través de las imágenes hasta reconvertirlos en paz interior, se desplaza a través de la niebla, física y metafísicamente, la suya es en una meditación en movimiento.

Sería el mayor cumplido que podría recibir si al ver mi trabajo alguien se sintiera inspirado a actuar, a hacer algo que lo haga sentir bien, que le brinde una salida creativa similar”, ha dicho Coyle sobre esta serie.

Ruleta Rusa te sugiere escuchar, mientras observas las imágenes y lees, la música envolvente de The Geek x Vrv y la poderosa poesía de Raymond Carver.

El poema que no escribí

Aquí está el poema que iba a escribir
antes, pero que dejé
porque te levantabas.
Estaba pensando otra vez
en aquella primera mañana en Zúrich.
Nos levantamos antes del amanecer.
Durante un instante no sabíamos dónde estábamos.
Salimos al balcón que daba
al río y a la parte vieja de la ciudad.
Allí estábamos, sin más, callados.
Desnudos. Viendo cómo se aclaraba el cielo.
Tan conmovidos y tan felices. Como si
nos hubieran colocado allí
justo en aquel momento.

Raymond Carver