Beatriz Manrique Guevara ha logrado lo que parecía imposible: colocarse como un referente político nacional en las filas del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Desde el pasado 25 de octubre y hasta el 29 de noviembre el PVEM desarrolló una serie de debates en diversas ciudades del país con tres de sus militantes con más inteligencia y fuerza, para elegir entre ellos al nuevo líder-vocero de este partido político.

La contienda se dirime entre Arturo Álvarez Angli, diputado federal por Guerrero, la diputada local leonesa Beatriz Manrique Guevara, y el senador zacatecano Carlos Alberto Puente Salas, actual líder-vocero nacional.

En el debate realizado en Monterrey, al preguntar una persona del público asistente con qué animal se identificaban, Manrique Guevara fue directa al mencionar que sería como el elefante:

Porque tiene la cola corta y la trompa larga (en alusión al dicho de que ‘para tener la lengua larga, hay que tener la cola corta’), es un animal que pisa fuerte, tiene excelente memoria para no repetir errores y sabe lo que es comunidad. Nunca deja a nadie atrás”. Sus contrincantes se definieron como un león (Puente) y como una hormiga (Álvarez).

Con 17 años de militancia en el PVEM, Manrique Guevara ha tenido en Guanajuato un papel protagónico -no exento de polémicas-, para lograr colocar a su partido como la tercera fuerza política. Hoy asegura que ha llegado el momento de que recuperen identidad y dignidad.

“(La identidad y dignidad) es de las pérdidas que mi partido ha tenido que asumir por la exageración en las coaliciones; cuando te conviertes en un acompañante que tiene que ir quiera o no desde luego se pierde la identidad, se pierde la oportunidad de construirse a sí mismo.

Para algunos parece ser que ha sido cómodo ver qué escurre de las alianzas, para nosotros como guanajuatenses que hemos visto y hecho las cosas de otra manera, ha sido un camino largo, pero este camino es el que me ha permitido plantarme hoy a nivel nacional y decirles: no vengo a prometerles, y no vengo a ver si puedo. Estoy aquí porque ya pude”, dice esta mujer de modales refinados pero que tiene mano de hierro, que ha generado expectativas por su forma de hacer política.

Esta es la primera vez en su historia en que el PVEM elige a su líder nacional a través del formato de debate público

El PVEM realizó debates abiertos en varias ciudades del país a lo largo de un mes.

Manrique Guevara considera que una fortaleza desaprovechada es la inclusión de los jóvenes en la toma de decisiones y en la distribución de cargos que se ganan en las contiendas electorales, por ello está planteando integrarles otorgando más espacios políticos.

Durante muchos años he tenido la oportunidad de estar cerca de los jóvenes, no sólo como madre, también como docente, y yo reconozco algo que los jóvenes tienen y se pierde con el tiempo -no sólo su juventud-: la rebeldía y la inconformidad innata.

Si ponemos a los jóvenes tomando decisiones, junto, desde luego, con la gente que tiene experiencia, estoy seguro que los cambios del país van a ser más rápidos. Hoy México necesita cambiar a mayor velocidad”, expone esta licenciada en Derecho por la Ibero, con Posgrado en Derecho en Medio Ambiente y una Maestría en Política y Gestión Pública

Y al ser una persona educada y con preparación ve en la aspiración de José Vasconcelos –gran reformista y artífice del modelo educativo en México tras la Revolución- la fórmula necesaria para transformar las condiciones actuales del país: “La única forma de hacer Nación es a través de la educación”, fue parte de lo que dijo en el debate desarrollado en la ciudad de León.

A lo largo de los debates el  leimotiv de Manrique Guevara fue la independencia que tiene que retomar su partido para ya no ser un ‘acompañante mudo’

La actual diputada local considera que su partido debe recuperar identidad y dignidad.

Hoy en Guanajuato creo que nadie tiene duda de que el Verde es un actor protagónico, que ha encabezado a la oposición en más de una ocasión y que nosotros no respondemos a otras agendas más que a las de la sociedad, y a las del propio partido.

He podido contrastar los resultados de la política nacional que ha implementado mi partido, y los resultados de la política de Guanajuato, sin haber negado de manera absoluta las coaliciones en Guanajuato, sino haberlas seleccionado, de manera muy precisa, dónde sí, con quién y para qué.

El Verde de Guanajuato ha podido crecer, convertirse en actor protagónico e independiente. Es la tercera fuerza (política), y la segunda que más población gobierna después de Acción Nacional, y a diferencia de la política nacional creo que mi partido ha abusado de las alianzas. Y eso ha impactado de forma negativa en nuestra identidad”, asegura la líder leonesa que ha expuesto reiteradamente en los debates, y a lo largo de su carrera política, que las mujeres deben tener igualdad a través de las acciones afirmativas.

Manrique Guevara considera que está en el momento justo de madurez política que le permite impulsar cambios sustantivos en el PVEM, pues los resultados que ha dado en Guanajuato respaldan sus intenciones, además de conservar la congruencia. Reta a que no crean en su palabra si no en sus acciones.

Recorrer el país y hablar con los militantes de otros estados que buscan más autonomía, le han afianzado la convicción de que es necesario un golpe de timón en la dirección que ha tomado el Verde, para consolidarlo como un partido que ya no sea  “un club de Toby” y le dé a sus mujeres y jóvenes más espacios.

Hoy me siento pisando muy fuerte a nivel nacional, esta campaña me ha permitido saber que no soy la única que piensa así, que somos muchos los verdes de todo el país que creemos que realmente nuestro partido es útil y que puede ser más útil, mejor usado, y esto desde luego ya me hizo pisar a nivel nacional y ampliar mis horizontes de una manera que hace seis meses no me lo hubiera imaginado”, expresa con orgullo Beatriz Manrique Guevara, quien  ya se ha convertido, independientemente de si gana o no la contienda interna de su partido, en una líder nacional del PVEM.

Algo que parecía imposible para una mujer.