En su libro, La invención de la soledad, el estadounidense Paul Auster (1947-2024) reflexionaba sobre la muerte de su padre, la paternidad, los hijos, la memoria y aunque mis recuerdos ubicaban al autor como uno de los escritores más relevantes del siglo XX dentro de la literatura norteamericana.
Mis referencias sobre él se limitaban a la tragedia que rodeaba su vida familiar. Quise entonces leerlo y acudió a mí un taller literario sobre dicha obra impartido por Eugenia Zicavo, la socióloga argentina, periodista y empedernida lectora y experta en literatura.
A Zicavo la vi por primera vez en Bibliómanos, un extraordinario programa de divulgación literaria transmitido por Televisión Pública, de Argentina, conducido por la propia Eugenia junto al periodista Maximiliano Tomas.
Eugenia ofrece también, mes a mes, talleres literarios sobre diversos escritores y escritoras y en el dedicado a La invención de la soledad fue que tuve un primer acercamiento a la persona de la destacada lectora argentina.
El pasado mayo, vía telefónica, me encontré con Eugenia para charlar sobre Paul Auster y su obra. El escritor había fallecido el 30 de abril, mi conversación con Zicavo tuvo lugar el 17 de mayo y ocho días después, mi madre moría en un hospital de León (México).
El ánimo no me dio para publicar esta entrevista porque me vi envuelto en la tristeza y en una serie de reflexiones austerianas sobre lo que significa la muerte de los padres, la memoria, y sí, los hijos e hijas.
Es hasta hoy que cumplo con este compromiso con Eugenia, conmigo y con las letras mismas y me adentro en el recuerdo aún fresco de esta charla, su profundo conocimiento sobre la obra de Paul Auster y su admiración total por el fallecido escritor en esta serie de viñetas verbales compartidas por ella y su notable saber literario.
¿Por qué leer a Auster?
Una pregunta que podemos hacernos de manera recurrente es: ¿qué vuelven clásicas a las letras de un escritor o escritora? Las respuestas pueden ser variopintas, disímbolas, pero todas, por supuesto, se conjugan en la subjetividad del lenguaje. Le pregunto a Eugenia por qué debemos leer a Paul Auster:
Porque es un escritor enorme. Yo leí ‘La trilogía de Nueva York’ antes de que se llamara así y fueron tres novelas que reinventan el género policial, para lo lectores del género y para los que no, entrena a un tipo de lector e incluso inventa a un tipo de lector, hay un montón de innovaciones formales en materia de estilo. Es alguien que te hace pensar en aspectos extraliterarios, además de contarte una historia, lleva reflexiones filosóficas.
Eugenia Zicavo tuvo la oportunidad de entrevistar a Auster, de convivir con él en eventos de promoción de su amplia obra y en esos encuentros, la socióloga argentina tocaba también una historia literaria que cuenta el mismo escritor: en sus inicios, 17 editoriales lo rechazaron, condición que al final de cuentas es una situación azarosa, una idea recurrente que marcaría la obra del escritor norteamericano.
En dicha entrevista, Eugenia le pregunta a Auster qué cuáles fueron los autores que marcaron su juventud y sin dudarlo, Auster responde con un clásico: Dostoyevski. El escritor señala que cuando a los 15 años leyó Crimen y castigo fue una experiencia tan reveladora que pensó: si esto puede ser un libro, entonces quiero escribir libros.
Esa misma admiración que Auster le profesa a Dostoyevski es casi la misma que Eugenia Zicavo siente por el autor estadounidense cuando expresa:
Yo vengo leyendo a Auster desde mis 18, 20 años y he aprovechado para pasar lista de sus otros textos sobre todo de los que soy más fan: ‘La trilogía de Nueva York’, ‘La invención de la soledad’ y lo que pasa con esos autores, en el caso de Paúl Auster, en los que hay rastros autobiográficos en su obra, uno siente que los conoce.
Yo recuerdo haber leído de él una autobiografía que se llama ‘A Salto de mata’ y que salió publicada acá a finales de los 90. Nunca se sabe cuál es el límite entre la realidad y la ficción, cuenta aspectos de la vida de su padre y uno tiene la sensación de que la persona es una suerte de amigo.
Lo vienes leyendo desde hace 20 años, hay rasgos de su vida privada que se cuelan en su ficción y yo siento que crecí con él.
Sobre ‘4 3 2 1’
Publicada en el año 2017, una de las últimas obras de Paul Auster fue 4 3 2 1, enorme novela en extensión y profundidad existencial que narra distintas vidas posibles para un mismo personaje.
En una época donde el poder de la imagen es casi ley, también es cierto que un espectador promedio en el cine no soporta ya, por ejemplo, obras cinematográficas tan extensas que le ocupen más de dos horas de su tiempo y pensar en la vista, digamos, de Sátántango (1994), la monumental obra de siete horas de duración del húngaro Bela Tarr, hoy se antoja casi imposible programarla en una sala que se ve inundada por Marvel y sus superhéroes. O en la literatura, imaginar las mil cien páginas de La broma infinita de David Foster Wallace es pensar en una proeza de alcances insospechados para quien desea acercarse a las letras.
4 3 2 1 es una obra compuesta de casi mil páginas, le pregunto a Eugenia Zicavo por qué leer una obra de tal extensión y si bien la reflexión puede ser pueril para un lector total, no lo es tanto si se le quiere explicar a un lego las razones por las que debiera abordar una novela de tal naturaleza, sin embargo, Zicavo responde y sin lugar a duda responde la pertinencia de leer un libro de interminables páginas.
Para mí la extensión de un libro no dice nada, yo no leo libros por la extensión, estoy entrenada en la lectura. ‘4 3 2 1’ es una novela sobre “el que hubiera pasado” si en tal momento tomas una decisión o la vida te ponía cinco minutos después en ese mismo lugar. Te hace preguntarte “que hubiera pasado si”. Hay una identificación del lector con ciertos protagonistas que te hacen pensar que hubiera pasado en tu propia vida si hubieras tomado tal o cual decisión.
Cuánto esta fuera del alcance de nuestras decisiones al menos conscientes y cómo tal vez sucesos muy triviales, en realidad abren una y otras posibilidades y cómo al haber tomado un camino se cierra el otro.
En aquella entrevista que Eugenia le hace a Auster, le pregunta si puede identificar algún momento de su vida en el cual, si hubiera tomado otra decisión, no se hubiese convertido en escritor. Auster le dice: «no, no puedo imaginarlo… no, porque me pasaron tantas cosas en la vida que me dijeron que no tenía que ser escritor y que no lograron disuadirme y seguí intentando».
Quizá en esa respuesta estaría la razón para leer 4 3 2 1, la razón para leer a Paul Auster.
¿Para qué sirve la literatura?
Auster le dijo a Zicavo que la literatura, lo más gracioso, es que no sirve para nada. No tiene ningún uso práctico. El arte en general no tiene un uso práctico. No sirve para alimentar niños hambrientos, no impide que las bombas caigan sobre las ciudades en guerra. Los libros no hacen nada. Pero los libros, para mí, especialmente las novelas y la poesía, son el único lugar en todo el mundo donde dos personas absolutamente extrañas pueden encontrarse con total intimidad.
Zicavo por su parte, ante la misma pregunta que ella le hace a Auster, me dice:
La literatura sirve para la vida. La literatura es una parte muy fundamental de mi vida, es algo con lo que convivo de manera cotidiana, yo realmente todos los días leo, ficción, también ensayos, pero es algo que me acompaña cotidianamente.
Sirve para espiar mundos que de otro modo no tendría acceso, para acceder a mentalidades de determinada época, de determinada clase social, para conocer culturas, para conversar con gente mucho más ingeniosa y mucho más inteligente que yo y para modificar la propia vida. Hay ideas y cosmovisiones, puntos de vista de obras literarias que a mí me han dado grandes ideas para mi propia vida.
Cuando estoy leyendo empiezo a ver la vida en el tono que propone el autor o la autora, que no tiene que ver con la trama de lo que cuenta, sino con cierta cadencia, con cierta temporalidad e incluso con una manera de ordenar el lenguaje que es tan propio de cada escritor, de cada escritora o las selecciones del lenguaje.
Yo creo como Pierre Bourdieu, el sociólogo francés, que escribir es prescribir y las novelas describen un mundo que prescriben realidades y son programas de acción. Hay algo ahí muy enriquecedor que te permite además vivir muchas vidas, porque mientras estás leyendo, estás inmerso en eso, en otras vidas.
¿Hubieras querido preguntarle algo más a Paul Auster?
No, porque además de entrevistarlo, tuve la suerte de almorzar de con él cuando estuvo aquí para promocionar su obra y tuve la suerte de compartir dos horas y media, tres horas en una comida en donde éramos muy pocos, hasta me pude permitir hacerle chistes y que él también lo hiciera. Incluso volví a hablar con él cuando entreviste a Siri Hustvedt (su esposa).
Estábamos en pandemia, estábamos todos confinados, cuando estábamos armando la conexión previa antes de comenzar la entrevista, él se asomó y saludó, por eso te decía que es una persona muy llana.
Yo le dije: «seguramente no te acuerdes, pero nos vimos en Buenos Aires» y él me dijo: «I remember everything». Así que no, no tengo eso pendiente, tampoco espero grandes revelaciones de los autores o las autoras, las espero en su literatura y por suerte yo no leí toda la obra de Auster porque es muy vasta, entonces tengo pendientes, con lo cual tengo una conversación que va a seguir con él: los libro que todavía no leí.
Zicavo sobre Eugenia
De sí misma, la socióloga argentina se asume seguidora de Boca Juniors aunque se sincera y dice que le gusta más el club que el fútbol mismo. De sus filias por escritores mexicanos, dice seguir con atención la obra de Valeria Luiselli, Brenda Navarro y Jazmina Barrera, Juan Villoro o el clásico Carlos Fuentes y que sus grandes pendientes están con Elena Garro y Guadalupe Nettel.
Conductora de programas como Libroteca transmitido por Canal de la Ciudad en Buenos Aires y del podcast Marcar como leído, Eugenia Zicavo aboga por conocer a los escritores y escritoras por su obra y no por sus historias personales.
Los recorridos son los que quiera hacer cualquier lector. En mi caso soy muy poco chusma de la vida privada, soy muy poco lectora de biografías. A los escritores los conozco casi a partir de su obra, después, si me entero que en su obra vienen componentes autobiográficos, puede que vaya a ver de qué se trata, pero la obra me basta.
Hay un movimiento en la actualidad que tiene que ver más con el mercado literario y no necesariamente con la literatura, que les exige a los escritores que sostengan su obra por su propia persona, hay muchos a los que les sale muy bien, con personalidades que son compatibles con ese rol y muchos otros que no tienen esa faceta pública, que no se desenvuelven también en lo mediático, que no tienen ninguna particularidad en su vida que los distinga del común de los mortales.
Yo me peleo más con esa idea, para mí la obra debería bastar, en mi experiencia lectora, se basta a sí misma.
- Foto: @eugeniazicavo