Guadalupe Amor Schmidtlein recibió elogios a su poesía turbulenta de grandes como Alfonso Reyes, Albert Camus o Jean Paul Sartre, fue musa de Diego Rivera y Pablo Neruda. Hoy se cumple un centenario de su nacimiento.

Pita Amor fue un huracán de palabras, bella y furiosa, ególatra y turbulenta, “como el canto del agua cristalina que corre, te nombro franca e inmemorial, dulcísima…“, le escribió un día su amante, el poeta chileno Pablo Neruda. Fue una reina de la noche.

Su belleza e inteligencia la llevó a relacionarse con artistas de la élite como Diego Rivera y Frida Kahlo, Pablo Neruda, Picasso, Dalí, Luis Buñuel, Gabriela Mistral, Juan Rulfo, Juan José Arreola y el gran sabio que fue Alfonso Reyes.

Pita nació en la Ciudad de México un 30 de mayo de 1918, en una familia aristócrata del Porfiriato; y fue tía de la escritora Elena Poniatowska

La poeta mexicana siempre vivió entre escándalos por su genialidad.

Cuando se paraba al lado de su amiga María Félix, Pita preguntaba mordaz siempre: “¿Verdad que soy más bonita?”. Esa peculiaridad la llevo en otras ocasiones a provocar incluso al mismísimo Octavio Paz.

Acabo de grabar un disco con la RCA Victor sobre la poesía del siglo XV hasta los poetas modernos. El tema es el amor. Escogí dos romances del siglo XV y XVI, Quevedo, Lope de Vega, Sor Juana, Bécquer, Manuel José Othón, Juan Ramón Jiménez, Pablo Neruda, Federico García Lorca, Alfonso Reyes, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Octavio Paz y yo naturalmente, aunque me considero muy superior a Octavio Paz. Aunque él se tome tan en serio, no me llega ni a los talones. En realidad, incluirlo es una condescendencia“, dijo Pita en una entrevista.

Salvador Novo, otro poeta transgresor, la nombró en los años 60 como la undécima musa, en referencia a Sor Juana Inés de la Cruz, la décima musa

Retrato de Pita Amor, por Diego Rivera.

Pita fue una mujer que se atrevió a romper los moldes, a vivir la vida como venía, y a enfrentar también en consecuencia los efectos de una turbulenta existencia que terminó el 8 de mayo del año 2000. La mujer que fue objeto de adoración y de pasiones desbordadas murió sola y abandonada.

A propósito de su muerte, el 10 de mayo Elena Poniatowska escribía un obituario en el diario La Jornada sobre su tía donde, en una parte, detallaba la grandeza de una mujer que nunca conoció la calma:

A Pita siempre le costó adaptarse al mundo, siempre fue la voz que se aísla en la ciudad del coro, en el seno familiar, entre sus seis hermanas y su único hermano ‘Chepe’, en el internado de Monterrey que no aguantó y en donde no la aguantaron, en el Colegio del Sagrado Corazón. Nunca pudo salirse de sí misma para amar realmente a otro; la única entrega que pudo consumar fue la entrega a sí misma. Demasiado enamorada de su persona, los demás le interesaron sólo en la medida en que la reflejaban: no fueron sino una gratificación narcisista.

En medio de sus idas al Cabaret Leda, Pita Amor produjo de pronto y ante el azoro general su primer libro de poesía, ‘Yo soy mi casa’. Don alfonso Reyes inmediatamente apadrinó a Pita: ‘ (…) Y nada de comparaciones odiosas, aquí se trata de un caso mitológico’.

Resulta contradictorio que esta mujer que no cejaba en su afán de escándalo y salía desnuda a media noche al Paseo de la Reforma, bajo su abrigo de ‘mink’, anunciándole al río de automóviles: ‘Yo soy la reina de la noche’, regresara en la madrugada a su departamento de la calle de Río Duero y en la soledad del lecho escribiera sobre la bolsa del pan y con el lápiz de las cejas:

Ventana de un cuarto, abierta…

Cuánto aire por ella entraba.

Y yo que en el cuarto estaba,

a pesar que aire tenía,

de asfixia casi moría:

que este aire no me bastaba,

porque en mi mente llevaba

la congoja y la aflicción

de saber que me faltaba

la ventana en mi razón.

La gente sí la recuerda, pero como una señora excéntrica y a veces violenta que deambulaba por la Zona Rosa (de Ciudad de México) y daba a veces bastonazos“, ha dicho en una reciente entrevista a la agencia EFE, el escritor Michael K. Schuessler, quien ha elaborado –a propósito del centenario de la poeta la biografía Pita Amor. La undécima musa.

Maestra en la lira, décimas y sonetos, en una entrevista con el escritor chileno Waldemar Verdugo Fuentes, para Vogue, hay un momento especial -casi al inicio- donde Pita muestra su grandeza, pese a la decadencia física y sus desvaríos.

Yo siempre he creído que cada cosa es única… este instante, preciso, exacto, en que conversamos, nunca más volverá a repetirse, ¡aunque nos juntemos infinitas veces! No se repetirá porque yo nunca estaré pensando lo mismo, ni usted… nunca se bebe dos veces agua de un mismo río, ¿está de acuerdo?, le dijo la undécima musa a Waldemar, antes de volverse a lo insondable envuelta en la locura genial de sí misma.

Como nunca habremos de tener una nueva Pita Amor en el mundo, en su primer centenario, celebremos a la reina de la noche.

  • Fotos: EFE/Especial