La noticia es como un pistoletazo al rostro. Brutal y directa. El maestro ha muerto. En centenares de diarios las redacciones comentan el hecho. Algunos lloran, otros recuerdan, otros aplican lo aprendido al periodista español que los templó como una ‘katana’ japonesa.

Bastenier

El periodista es un señor que va acumulando en la espalda un bagaje de conocimientos de datos, de respuestas pequeñas a temas concretos, como si fuera el caracol que lleva su casa a cuestas, un cúmulo de conocimientos heterogéneos que no sirven para nada… hasta el día que sirven para algo”.

Miguel Ángel Bastenier

 

En Argentina, este viernes 28 de abril, una reportera se entera que su maestro ha muerto y se pone melancólica. También ocurre en Colombia y en Perú y pasa lo mismo en Brasil. La noticia llega a Portugal y se difunde en España, por supuesto. En esos países y en muchos otros de América y Europa, casi de manera simultánea, centenares de reporteros se enteran que su maestro, Miguel Ángel Basternier, ha muerto.

En León, Guanajuato, México, Luis M. López, periodista de Ruleta Rusa mx y uno de los tantos becarios de periodismo a los que dictó clases, lamenta su muerte y evoca su voz rasposa y españolísima:

— “¡Pero Luis Miguel, por favor, bajáis cogido del pasamanos!” —. Alargando el ‘por favor’ hasta el infinito.

Aquí una historia en honor del gran maestro, aquí un deposito de lo aprendido. Aquí presente desde México.

 

I

Durante un mes aprendí de Miguel Ángel Bastenier (Barcelona, 1940 – Madrid, 2017) que nuestro continente padecía una plaga que encontraba perfecta incubación en los periódicos. En los impresos y en los digitales por igual. Él le llamaba a esa peste: “El chip colonial” y se refería al lenguaje administrativista, protocolario, rebuscado e innecesario con el que se redactan las noticias en los diarios.

Tome cualquier periódico impreso en español (“excepto Argentina”, decía el maestro) y localizará al archienemigo de Bastenier

Por ejemplo: “Las autoridades actuarán conforme al debido proceso”. “Cuatro elementos de las fuerzas del orden encontraron al hoy occiso sin signos vitales en la carpeta asfáltica”. “Sin embargo, en el marco de la quinta asamblea de galenos…”.

Bastenier dictando clase en las instalaciones de la FNPI en Cartagena de Indias, Colombia.
M. A. Bastenier dictando clase en las instalaciones de la FNPI en Cartagena de Indias, Colombia.

Líneas y líneas compuestas de términos burocráticos que se apropian de la voz del reportero y de su medio, y que se convierten en reproducciones de ruedas de prensa, de boletines, de partes policiales, lo que SÍ está matando a los impresos y no el internet.

Nunca en la historia del periodismo el propósito primordial de convocar una rueda de prensa es dar una noticia, aunque accidentalmente se dé” M.A. Bastenier

Usted podrá leer en los periódicos: “fulanito de tal que cuenta en la actualidad con 28 años de edad, afirma que…”. El maestro le diría al redactor de la oración que lo de la actualidad es una obviedad porque escribimos cosas actuales y que lo de años y edad es una verbosidad estéril. “fulanito de tal, 28 años, afirma que …” — “Y punto, nada más” — diría, gritaría, con un cigarro consumiéndose en su mano izquierda.

 

II

El curso fue en Cartagena de Indias, Colombia y para entonces yo tenía 26 años. Ocho menos que ahora. Mucha fuerza, mucha más fuerza que hoy. La Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano  (FNPI) selecciona cada año a 15 reporteros del continente, con carreras incipientes, para que se encierren durante un mes con el gran Bastenier. Para que absorban lo que puedan de uno de los referentes mundiales del periodismo en español.

Entonces yo era jefe de información del periódico Al Día, el diario popular con más alcance en mi ciudad perteneciente a la compañía periodística meridiano, que al ser seleccionado auspició toda esa dicha. Después, en pequeños talleres, intenté transmitir lo aprendido en las redacciones del diario. Lo intenté también en proyectos a parte como el Laboratorio de Historia Real. Lo sigo intentando.

El curso-taller “Cómo se escribe un periódico”, el más largo que ofrece la FNPI, es un reto brutal que comenzaba a las 9 de la mañana y terminaba a las 7 u 8 de la noche todos los días incluyendo los domingos. Y la brutalidad del reto consistía no solo en lo duro que era el maestro, sino en que Cartagena estaba afuera, bailando y con todo lo que tiene esa hermosa ciudad caribe.

Y teníamos que hacer las dos cosas. Rumbear y estudiar. Estudiar y rumbear. Tal vez enamorarnos también. Todo a un altísimo nivel. Con 26 todo es posible

Bastenier siempre antepuso el dominio correcto del lenguaje para hacer buen periodismo.
Bastenier siempre antepuso el dominio correcto del lenguaje para hacer buen periodismo.

Hay dos tipos de periodistas: los que escriben rápido y los que no son periodistas“, M.A. Bastenier

Un día se fue la luz en la calle San Juan de Dios en donde está la sede de la Fundación de Gabo. Bastenier bufaba. Todos temblábamos. Hizo un par de llamadas y el Consulado de España le prestó un hermoso espacio muy cerca, en la Plaza de Santo Domingo. Tal vez esta sea parte de la mitología pero creo recordar que fumó sin ninguna restricción en aquel inmaculado lugar.

Era poderoso y reconocido (en 2012 la Universidad de Columbia en Nueva York le otorgó el premio María Moors Cabot, reconocimiento que se entrega desde 1938). Hablaba con familiaridad de los aviones presidenciales en los que había viajado. No con arrogancia, eso era lo que le tocaba ver.

Amaba el ciclismo y la natación y escribía perfecto también sobre estos deportes poco mediáticos. Su tema eterno era Medio Oriente. La política internacional. Su patria el español “que es más que el periodismo, y que yo, y que todo”, efusivo, devoto, gritaba Bastenier.

 

III

Durante 15 años centenares de reporteros de todo el mundo lo tuvieron como maestro en Cartagena pero también en la Escuela de Periodismo de El País. Luchaba férreo contra los anglicismos “El español latinoamericano vive con el inglés sobrevolando atento a ver donde puede hacer más daño” y por el respeto absoluto por el español, y por el lector. Entendía perfecto que “el buen periodismo es caro” y que lo único que salvaría a los medios impresos sería “la agenda propia”.

Investigar y publicar lo que los demás no publican. Buscar en nuestros trabajos ‘las tres D’s’: dinero, drama, diversión. Desmarcarse de la repetición, una práctica común que los diarios muestran con gran soltura como pericos adiestrados (haga la prueba, tome los periódicos de hoy y encuentre las diferencias).

“El periodismo declarativo está muerto, porque la gente habla para salir en el periódico. Hay que publicar lo que se calla, que es lo difícil” M.A. Bastenier

Pero Bastenier también era carcajadas. Frases que se nos tatuaron para siempre a sus alumnos. Anécdotas que jamás olvidaremos, como sus tres bodas y sus dos divorcios, todo con la misma mujer. Todo por el respeto por la palabra, al lector, al español, “que es más que yo y que Bastenier, y que todo”.
Hasta siempre y gracias, maestro. Hoy ha muerto un hombre indispensable.

El hecho de que no se exija titulación académica para ejercer como periodista no significa que un smartphone equivalga a una licenciatura”, decía con su fina ironía M. A. Bastenier. Descanse en paz.