Se ha vuelto hoy tema de conversación habitual entre la gente. ¿Ya tienes listo tu kit de emergencia?
Se trata de un paquete de productos básicos que te ayuden a sobrevivir 72 horas en caso de estallido de guerra. Alimentos no perecederos, agua embotellada, medicamentos, dinero en efectivo, documentos de identidad, linterna-velas-fósforos, ah, y un radiecito de pilas.
—¿72 horas?¿Y después qué?
—Bueno, después ya veremos… según lo que haya pasado en esas 72 horas.
En esta materia, los países nórdicos (Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca) les llevan ventaja a los del resto de Europa. Allá parecen estar (casi, casi) seguros desde hace tiempo de que habrá guerra con Rusia. Las orientaciones a la población son más sistemáticas, y hablan no solo de una preparación material sino mental. Es decir, además del paquete material, se necesita un paquete anímico, psicológico, que induzca a los nórdicos a enfrentar los ataques rusos “con valentía y patriotismo”.
Un detallito que creo que nadie ha mencionado todavía es si los ciudadanos de Dinamarca están ampliando su chip de preparación mental para incluir a los Estados Unidos, en caso de que este último país, el potencial nuevo enemigo, decida mandar sus marines a Groenlandia.
Tal como están las cosas al día de hoy, parece menos descabellado pensar en una invasión americana en Groenlandia que en un bombardeo ruso en Helsinki, Copenhague, Oslo o Estocolmo. Aunque, quién sabe, en estos tiempos los escenarios cambian de un día para otro. Pero esto es otro tema, lo dejamos ahí
Los países de este lugar del mundo, Europa, que desde que terminara el último gran conflicto en 1945 se las han arreglado para vivir en armonía entre ellos, mejorar el nivel de vida, la salud, la educación de su gente, ahora hablan de rearme, para lo cual hay que aumentar notoriamente el presupuesto de defensa. ‘Defensa’, un eufemismo para ‘guerra’. Todos sabemos que un aumento en ‘defensa’ significará un recorte en el estado de bienestar, y recortes en los proyectos para enfrentar el cambio climático. Lo que ya está sucediendo.
A pesar de lo raro que suena eso de decirle a la gente que acepte que el mundo confortable en el que vive puede irse al diablo en cualquier momento, el mensaje destinado a ganar la mente de la gente a favor de un posible conflicto bélico está haciendo bien su trabajo. No sé si hay estadísticas en este sentido, pero tengo la impresión de que si se hiciera una encuesta de opinión en estos momentos, la mayoría de los europeos se expresaría a favor de estar dispuesta a perderlo todo con tal de enfrentar al ‘enemigo ruso’. El patriotismo está en auge.
Y esto es algo que a una minoría —en la que me incluyo— no nos cabe en la cabeza. No se trata de pregonar un pacifismo tonto, como aducen los pro-armas, se trata de darle prioridad a los argumentos políticos, de la negociación, de la diplomacia, en fin, de la razón. Que no se puede confiar en los rusos, dicen los pro-rearme. De acuerdo. Pero, ¿en qué conflicto bélico se ha confiado en el contrincante? En ninguno, nunca. Y sin embargo, al final, después de un millón de muertos y de una gran destrucción, se ha firmado una paz.
En estos momentos, la racionalidad de la guerra que proponen los países de la Unión Europea, es quizá lo más irracional que se pueda proponer
El otro día fui a ver la película Blancanieves, la nueva versión de Disney. Cuando salí me dije, qué lástima que el mundo no se parezca al reino de Blancanieves. En ella, la protagonista derrota el imperio del mal de la madrastra, solo recordándoles a los soldados de la horrible reina lo buenas personas que ellos eran antes de estar al servicio del mal. Porque los seres humanos serían buenos por naturaleza, pero esa bondad se difumina cuando una figura desalmada (la madrastra = Putin o Trump) detenta el poder.
Qué lástima, me dije, que en el mundo real no es posible que alguien con sentido común se dirija a los soldados rusos para que depongan las armas. Se dirija a la Unión Europea para que la haga recapacitar, pues no es la inversión en armas lo que se necesita —el rearme no traerá la paz— sino la inversión en más esfuerzos políticos y diplomáticos para buscar nuevos caminos de diálogo.
Bueno, tal como están las cosas, yo, por lo pronto, creo que voy a comprar mis pastillitas de yodo… por si acaso. En nuestra era nuclear, el yodo no puede faltar en el kit de emergencia.
Este es el video difundido por la Unión Europea, publicado por el periódico La Vanguardia, de España, para ayudar a la gente a preparar el Kit. Al menos, humor no les ha faltado, jeje:
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