Arrancó el Encuentro Estatal de Teatro 2019 y las expectativas vuelan, se agitan los sentidos, aviva de nueva cuenta el deseo de los teatreros de Guanajuato por recomponer las cosas, por creer que las relaciones entre hacedores e instituciones es posible más allá del discurso políticamente correcto para uno u otro bando, con todos sus “asegunes”.

La noche del lunes en el Teatro Juárez, con un lleno del público montado sobre el escenario, la obra El cielo en la piel abrió una nueva etapa de este regocijo escénico que ya no es más Muestra, sino que mutó su nombre a Encuentro Estatal de Teatro, el primero. Y seguirá su trajín hasta el sábado, por donde desfilarán 12 montajes, en su mayoría leoneses, así como dos puestas en escena invitadas.

Hay ya viejos conocidos en la dirección o la actuación, conocidos de años y otros, más jóvenes, egresados de escuelas de artes escénicas o no,  que inician o han pasado del lenguaje de teatro de examen universitario  al cine o el microteatro,  al riesgo de una puesta completa y en forma, por decirlo de algún modo.

Están aquí pues en un caleidoscopio de visiones, de entregas, con aciertos y tropiezos, con textos probados por dramaturgos hechos y derechos y otros que se avientan al ruedo de la actuación, la dirección y la dramaturgia, todo junto a ver qué sale, porque el teatro SABE, como apunta Jorge Dubatti.

Cada una de las agrupaciones, con sus poéticas y sus estéticas, sus modos de producción, su rabia por decir y estar en el escenario. ¿Qué discursos, con qué herramientas se hacen para tomar las tablas?

Sara Pinedo es una de las directoras participantes con su empeño loable en el teatro comunitario y quien sostiene que este año, a diferencia del anterior (donde la Muestra fue un desastre, por sonar decentes), se establecieron reuniones varias con los teatreros y el Instituto Estatal de Cultura (IEC) para sostener diálogos, encontrar un camino entre lo difuso de las políticas culturales y la cada vez mayor irrupción de teatralidades, grupos y colectivos en gran parte del estado.

De entrada creo que hubo por fin un canal de diálogo. La otra fortuna es que de una u otra manera se realizaron mesas de trabajo.

Si lo comparamos con las muestras el año pasado, sí hemos tenido avances en pensar  que de inicio hubo una convocatoria más plural. Se incrementa el apoyo económico a los grupos. Todo de alguna manera  se verá reflejado en la asistencia, a que sí está correspondiendo el público a estas estrategias también de difusión”, plantea esta joven directora.

Pinedo, que con el colectivo de Teatro Comunitario Los de Abajo, presenta Quinces este viernes en el Juárez, avizora que se ha ganado en participación y selección de los montajes (aunque León sigue acaparando el cartel) y se ha luchado por mantener una relación horizontal al menos con el IEC, en la que debe seguirse trabajando.

Aunque quizá no es una muestra o encuentro que cubra otras aristas o sea “el ideal ser”,  para la directora Sara Pinedo es pertinente no perder los pasos andados

Hay aún espacios de deuda como los encuentros de diálogo con nosotros mismos, talleres, mesas, algo más integral (…) al final lo que se busca es apostar a esquemas mucho más ambiciosos porque la sola palabra encuentro no abarca muchos otros aspectos”, expone Pinedo.

Durante las charlas previas para llegar a este Encuentro, los teatreros plantearon una baraja de posibilidades en diversos documentos que van desde una mayor visualización de su trabajo al exterior, la formación, un archivo documental, las giras y coproducciones, entre un abanico de opciones que supone un reto para las instituciones, pues no existe al menos en papel y tinta, una política cultural para las artes escénicas en específico en el estado.

El quehacer teatral en Guanajuato ha tenido avances, y el Encuentro Estatal de Teatro significa una nueva ruta en la consolidación de propuestas más sólidas. 

 

Los muchos teatros

En cuatro foros: Teatro Juárez, Teatro Principal, Teatro Cervantes y Mesón de San Antonio,  se desarrolla este primer Encuentro Estatal de Teatro que quiere ir saldando deudas con la comunidad (¿la hay?) escénica guanajuatense y sus públicos.

Hay muchos teatros, muchas formas de hacer teatro en cada rincón de la entidad. Antes no había escuelas profesionales o tantos foros y colectivos independientes, ahora sí, y hay que irle tomando pulso a cada momento.

Pero por más teatros, poéticas, políticas o micropolíticas que existan, los teatreros también tienen mucho de compromiso en todos los saberes del hecho o discurso teatral.

El sentido de voluntad y el querer hacer las cosas de otra manera, se percibe, pues existen heridas añejas, malos modos o desaliño de algunos que ganaron u opacaron las buenas intenciones y maneras de otros

Falta formación, sin duda, un programa permanente y ambicioso para contaminarse de mundos, generar otros vínculos, dejarse de lado las poses o los muchos o pocos años dedicados al oficio para dedicarse al estudio de todos los retos que implica una puesta en escena.

Se han dado algunas herramientas, claro, talleres, seminarios o diplomados por aquí y acullá pero de pronto parece que algo no ha cuajado del todo en los últimos 15 o 20 años. Con sus muy loables y potentes excepciones de agrupaciones e individualidades que han llevado la voz del teatro de Guanajuato a otros lares o festivales, la gran mayoría de hacedores se queda en el catálogo de buenas intenciones.

Grupos van y grupos vienen, los más jóvenes con un ímpetu de querer hacerlo todo, que en muchas ocasiones se confunde con “saber hacerlo todo”, donde las costuras o los montajes con alfileres se notan a diestra y siniestra, sin una reflexión más clara tan solo de la lectura, la elección de un texto o el espacio, “un espacio eficaz”, como escribe Rubén Szuchmacher.

Muchos que llevan años en la escena local, adolecen también de  una lectura primaria de la puesta en escena, sin significación, discurso estético o desatinos graves en la dirección (cuando la hay), que solo hace perder al actor o la actriz o que éstos se empoderen en sus propuestas o la improvisación per se sin ton ni son, que se nota, pues no vale el repetirse la mentira  de que en las formas posdramáticas todo está permitido. (¿Se sabrá realmente a qué se refieren todos estos conceptos? ¿Se acude a la fórmula de lo posdramático para ocultar un sinnúmero de carencias?)

Qué ganas de hacerles preguntas a todos los creativos y los elencos, establecer rutas, conocer a detalle sus procesos para entender qué nos quisieron decir y por qué fue de esa manera aunque se haya logrado o no

Falta pues, formación, estudio, reflexión estética ante la vorágine o la inmediatez de casi todo. Falta un reconocimiento de lo que apenas está en proceso de construcción  y no debiera presentarse como trabajo terminado y defender con argumentos aquellos que ya tienen una puesta con todas sus letras.

A partir del reconocimiento de dónde está parado cada uno, con sus fortalezas y debilidades, puede aspirarse a un diálogo artístico, no de caprichos, quejas o rencores apozados, sino de propuesta, discurso coherente, poética, formas de producción, circulación y vinculación que también le tocan al ¿artista? no solo a las instituciones. Así el diálogo será más horizontal.

Si se produce buen teatro que merece verse y aplaudirse en varios lados, adelante, que las instituciones pongan lo que les toca y sea una relación más pareja; y si las instituciones no lo hacen, el trabajo deberá brillar por si solo y buscar también otros cauces, no solo las becas o la programación de un par de funciones para las que cada vez hay menos pesos, sino ensayar varios esquemas y rutas críticas donde el montaje se asegure una vida, un foro y sobre todo, un público que lo aplauda emocionado, “tocado”, transformado. ¿Cómo se piensa el público ahora? ¿Cuántos lo piensan y desde dónde en su teatro quieren relacionarse con él?

Los diálogos deben abrirse en muchas direcciones y continuar no solo en este Encuentro, sino todo el año en compañía o no del IEC.

Flores para los muertos es la obra que clausura el Encuentro Estatal de Teatro el próximo sábado 31. Después, las invitadas como observadoras externas, Luz Emilia Aguilar Zinser y Mariana Villegas, seleccionarán a la puesta en escena que represente a Guanajuato en la Muestra Regional Centro Occidente.

El teatro SABE.