Es innegable que estamos frente a una mercancía.

 

En el mercado

Desde hace años que se habla de la legalización del consumo de Marihuana en México, se menciona que hay un mercado de cientos de millones de pesos hasta la afirmación de Forbes, que lo plantea en seis mil millones de dólares.

Varios estados en Estados Unidos, y ahora totalmente Canadá, están despenalizando, legalizando y dando forma al mercado de la marihuana. En México comienza a discutirse de manera seria esto. Pero seguimos sin entender a ciencia cierta qué es, cómo funciona y por qué sería válido tener un mercado legal de droga.

Así que me puse a investigar.

Según la ONU, México produce algo así como dos veces el consumo mundial de marihuana: entre 15 mil a 27 mil toneladas anualmente

La estimación del US 2010 International Narcotics Control Strategic Report es de entre 15 a 21 mil  toneladas anuales. Sin embargo, es Estados Unidos quien mantiene el liderato en cuanto a la producción. Si hacemos caso a la exageración de los dos informes, ¿Cuánto produce EUA?  Estimaciones menos panfletarias -realizadas por universidades norteamericanas y mexicanas- sitúan la producción mexicana en algo así como 5 mil 200 a 6 mil 500 toneladas.

Aunque pareciera que sigue siendo una producción alta, hay que observar algunas cosas. La mayor concentración de THC (Tetrahidrocannabinol, el psicoactivo de la marihuana) se encuentra en las flores femeninas de la planta. Tanto ramas, hojas y semillas suelen contener bajas a muy bajas concentraciones de la sustancia. Pero sirven para otras actividades económicas como elaboración de papel, hilo, cuerda y tela. De allí que se reduzca bastante las estimaciones.

Los estados identificados como productores de marihuana son: Chihuahua, Durango, Guerrero, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Sonora y Sinaloa. Según estos datos, se necesitan un aproximado de 159 jornaleros por tonelada producida; teniendo en cuenta que hay un aproximado de 7 mil 160 hectáreas cosechables en estos estados. Se necesitan un aproximado de 17 mil 200 jornaleros para la producción (cultivo y secado) de 5 mil 200 toneladas. Pensando que ellos son jefes de familia, estamos hablando de al menos 75 mil personas que dependen de dicho negocio.

Hasta aquí pareciera que hablamos de un producto genérico e indiferenciado. Nada más fuera de la realidad. En la marihuana hay un proceso de des-commoditization acelerado. En las últimas tres décadas las calidades y los procedimientos de producción hay modificado el producto.

Las concentraciones de THC ha crecido 8 veces más a la que tenía en 1975. Este crecimiento se disparó en los años 90 y para las siguientes dos décadas se ha diferenciado en el efecto que produce

Tenemos que entender que hay cuatro tipos de plantas conocidas como marihuana: si bien todas son de la familia cannabis, tenemos la que procede de lugares de climas tropicales: cannabis sativa. Su característica se encuentra en la molécula de THC que contiene: delta-9-tetraidrocannabinol. El efecto que produce es de actividad física y social, estimula el apetito y provoca euforia.

La cannabis indica suele tener una concentración mayor de cannabidiol (CBD) que tiende a dar efectos analgésicos, relajación física y, según varios estudios, dicha sustancia logra reducir el crecimiento del las células cancerígenas de mama in vitro, así como su invasividad; también ha mostrado efectos anticolvulsivos en tratamientos de epilepsia.

La cannabis ruderalis es la menos conocida, la más resistente y con menor concentración de cannabinoides; una de sus características más llamativa es poder ser autofloreciente, es decir, no necesita del agricultor para crecer.

El cuarto tipo no es uno solo, son todos los híbridos que se han realizado con los otros tres. Lo que nos lleva a nuevos efectos, calidades y estándares de producción.

En México, aún se vende marihuana de calidad baja o común, pues su precio es asequible para el consumidor regular.

Así como se han especializado el consumo de cerveza artesanal, la carne con alto grado de marmoleo o las verduras y frutas “orgánicas”, también los consumidores en México buscan una marihuana “específica

Con estas variables son necesarias para identificar de una manera clara y real el mercado de la cannabis en México. Son pocas, muy pocas, las investigaciones que no exageren los datos que ofrecen para analizar de manera seria dicho negocio.

 

¿Por qué se consume la marihuana?

Aún recuerdo aquella frase que nos repitieron varias veces en la secundaria: la adicción a la marihuana era psicológica. La explicación era que no había nada en el cuerpo que se modificara con el consumo de la planta; quienes lo hacían tenían un “mal hábito” que se podía quitar yendo a terapia o con unos buenos golpes por parte de sus familiares.

En mi interior siempre de quedó la duda, no la exponía para evitar ser considerado un mariguano más en una secundaria pública.

A finales de los años 90, la investigación avanzó tremendamente sobre el tema y se identificó que los cannabinoides también se producían en nuestro cuerpo. Para ser más exactos, que había receptores en las membranas de las células un tipo de receptor para las moléculas de esas sustancias. Podemos decir que el sistema endocannabinoide es un sistema de comunicación intercelular. Básicamente, se trata de un sistema de neurotransmisión, aunque es mucho más que eso, ya que se encuentra en otros órganos y tejidos del cuerpo, y no exclusivamente en el cerebro.

El sistema endocannabinoide parece ser la versión evolucionada de un sistema ancestral de comunicación intercelular encontrado también en las plantas: el sistema de ácido araquidónico. De hecho, la naturaleza de los endocannabinoides está directamente relacionada con el ácido araquidónico. El ácido araquidónico es un ácido graso omega 6 que participa en el proceso de señalización en plantas y animales. En las plantas modula las defensas frente a las infecciones y la señalización del estrés. En los animales regula el crecimiento del músculo, la agregación plaquetaria , la vasodilatación y la inflamación.

Los receptores cannabinoides son proteínas de membrana celular que actúan como la cerradura de los endocannabinoides, ligandos endógenos de naturaleza lipídica producidos por las distintas células corporales, que actúan como una llave perfecta que se une a los receptores.

Esta activación produce cambios dentro de las células que desembocan en las acciones finales del sistema endocannabinoide sobre los procesos fisiológicos del cuerpo

Los dos principales receptores que componen el sistema endocannabinoide son los receptores cannabinoides CB-1 y CB-2. Recientemente se ha aceptado también, que el receptor huérfano GPR55 puede considerarse como el tercer receptor con actividad cannabinoide. Todos estos receptores son proteínas transmembrana, capaces de transmitir una señal extracelurar al interior de la célula.

Los receptores CB-1 son los receptores metabotrópicos que se encuentran con mayor abundancia en el cerebro y su distribución ha sido ampliamente caracterizada en humanos. Los receptores CB-1 se expresan de forma elevada en el hipocampo, los ganglios basales, el córtex y el cerebelo. Los receptores CB-1 se expresan menos en las amígdalas, el hipotálamo, el núcleo accumbens, el tálamo, la materia gris periapeduncular y la médula espinal, así como en otras zonas del cerebro, principalmente en el telencéfalo y el diencéfalo.

Los receptores CB-1 se expresan también en varios órganos periféricos; por lo tanto, están presentes en los adipocitos, el hígado, los pulmones, la musculatura lisa, el tracto gastrointestinal, las células pancreáticas ß, el endotelio vascular, los órganos reproductivos, el sistema inmunológico, los nervios periféricos sensoriales y en los nervios simpatéticos.

La distribución de los receptores CB-2 es bastante distinta y principalmente restringida a la periferia, en las células del sistema inmunitario como por ejemplo los macrófagos, neutrocilos, monocitos, linfocitos B, linfocitos T y células microgliales. Recientemente se ha demostrado también la presencia del receptor CB-2 en las fibras nerviosas de la piel y en los queratinocitos, en las células óseas como los osteoblastos, los osteocitos y los osteoclastos, en las células hepáticas y en las secretoras de somatostatina del páncreas.

La presencia de receptores CB-2 también se ha demostrado en el sistema nervioso central (CNS), en los astrocitos, en las células microgliales y en las neuronas del tallo cerebral. Existen evidencias de tinción con el anticuerpo CB-2 de las neuronas humanas. La presencia de receptores CB-2 funcionales en las neuronas es aún un tema controvertido. Evidencias recientes sugieren que el receptor CB-2 media en los comportamientos emocionales, tales como la esquizofrenia, la ansiedad, la depresión, la memoria y la nocicepción, soportando la presencia de receptores CB-2 neuronales o la implicación de células gliales en los comportamientos emocionales.

En el caso del receptor GPR55, las investigaciones continúan.

Hasta aquí tenemos cómo es que los cannabinoides funcionan dentro de nuestro cuerpo. Pero tenemos que tener en cuenta que hay un aproximado de 113 cannabinoides y cada uno de ellos transmite una información distinta

Los más conocidos son: el THC (tetrahidrocannabidiol) al ser el componente psicoactivo principal en la planta; el CBD (cannabidiol), considerado un narcótico no psicoactivo que funge como antagonista del THC; el CBN (cannabinol) que es producto de la degradación del THC y es levemente psicoactivo, en la planta se encuentra muy poco, principalmente en hojas y tallos; la THCV (Tetrahidrocannabivarina) antagonista del THC y considerada como antipsicotico natural.

Anteriormente hablamos de la hibridación de plantas, lo que se busca es poder controlar determinado efecto de acuerdo a las cantidades de cannabinoides que la flor femenina produce. Es allí donde están las estructuras glandulares llamadas tricomas, quienes se encargan de la producción de estos químicos.

Así que amigos de los Centros de Integración Juvenil, espero que ya no engañen a los chicos de secundaria y les expliquen en serio por qué la gente fuma o consume marihuana y sus subproductos. Es un poco más complicado que un mal hábito, pero puede que esa información los lleve a tomar decisiones menos erradas.

 

Los falsos miedos y las verdaderas paranoias

El consumo de marihuana está lleno de mitos.

La frase clásica que la marihuana hace menos daño que el tabaco. Pues según lo veamos, cuando se quema y se aspira el humo, también contiene alquitrán y destroza los pulmones.

Qué al ser una planta no hace daño; el uso continuo produce problemas de sueño, problemas de lenguaje y ayuda a desarrollar enfermedades mentales latentes.

Otro mito es cuando se hace la afirmación de que la marihuana es el inicio para el consumo de otras drogas. Si bien los consumidores de drogas enteógenas (aquellas que se utilizan para rituales y/o efectos lúdicos, como el LSD, la psilocibina, mescalina, MDT, etc.) la han usado o la usan, las estadísticas no muestran que pasan directamente a ella. La marihuana mantiene el mayor número de consumidores y como lo mostramos arriba, ataca en lugares distintos del sistema neuronal.

‘La marihuana conduce al crimen’ ¿En serio? Esto lo he escuchado de los mismos que dicen que produce apatía y desgano. Y algo no me cuadra

Cultivar, guardar, distribuir, vender y consumir es ilegal según nuestro marco legal es delito. Pero la mayoría de los consumidores habituales que conozco son más bien gente dedicada a su trabajo, poco parlanchina y sedentaria. Este mito nos lleva a poner en duda hasta nuestro sistema legal. ¿En qué consiste el delito, en llevar hojas, ramas y semillas con casi nula sustancia psicoactiva, llevar qué cantidad de sustancia psicoactiva y cuánta de ella es considerada para consumo personal?

Si esto lo ponemos en un caso tangible creo que es más notorio. Si entre mis pertenencias llevo wax de THC, polen (hachís), papel para fumar y tabaco, es obvio que me quiero intoxicar de manera fuerte. Pero si una mujer con cáncer de mama, lleva wax de CBD, ¿está en el mismo caso que el anterior? O una persona que ha logrado mejorías usando THCV para evitar los ataques psicóticos y el producto sólo está en el mercado negro ¿está cometiendo delito?

Y la cosa se pone peor para nuestros legisladores. Hasta ahora hemos hablado de endocannabinoides (los que produce naturalmente nuestro cuerpo) y fitocannabionoides (aquellos que proceden de la planta). Desde hace dos décadas han entrado al mercado cannabinoides sintéticos que no sabemos qué producen o cómo se transforman en el cuerpo.

Estas moléculas al estar modificadas no son ilegales y se han presentado casos de intoxicaciones severas y en masa en varias ciudades de EUA. Se les conoce de manera genérica como K2, Spice, Fake Weed y nominaciones similares; se distribuyen vía internet (en la deep web es impresionante el número de anuncios que hay sobre el tema) y los consumidores cautivos primarios son los menores, con menos información y con mitos tan zonzos como que si no es ilegal, es bueno.

Yo comienzo a ver que se prende el foco rojo de peligro y no queremos informarnos bien, de manera clara, para tomar las mejores decisiones. La pelota está de nuestro lado y tenemos que pasársela a nuestros legisladores.