El abuso de una estudiante de secundaria en Irapuato por el sacerdote José Raúl Villegas Chávez, pone el dedo en la llaga de un problema que la Iglesia Católica se empeña en negar sistemáticamente.

Aunque no existe un reporte oficial que registre con exactitud el número de abusos sexuales de sacerdotes pederastas a menores de edad en México, un informe de la agencia Notimex, que atribuye a “fuentes confiables”, señalaba que en 2015 existían al menos 100 casos de sacerdotes mexicanos que estaban bajo investigación de la Congregación para la Doctrina de la Fe y el Tribunal Especial.

En Guanajuato cobra relevancia el caso de Villegas Chávez debido a que previamente a los abusos a la menor de 15 años, enfrentaba un proceso judicial tras comprobarse que era padre de una menor a la que negaba la manutención.

Raúl Villegas

La menor de la que abusaba Villegas, en el colegio Atenas de la ciudad de Irapuato,  fue violada durante 3 meses. Hay dos casos más en espera de confirmación

La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) ha informado que el cura está detenido por violación calificada, abuso erótico y violación de menores. Y que existe una segunda carpeta de investigación también por abusos sexuales, pues no se descarta que surjan más casos a raíz de la primera denuncia.

Este escándalo ha obligado a la Arquidiócesis de León a deslindarse inmediatamente del sacerdote pederasta. En un comunicado expone que Villegas Chávez fue separado de la función sacerdotal desde septiembre de 2012. Esto luego de que se descubrió que tenía una demanda de paternidad. Pero en Irapuato se sabe que oficiaba misas y nadie le investigó en el colegio de monjas donde daba clases y cometía los abusos.

Villegas era vocero de la Arquidiócesis y fue uno de los coordinadores de la visita de Benedicto XVI a Guanajuato en 2012

Los abusos a menores de edad por curas pederastas cobraron relevancia en México cuando en 1997 ocho ex Legionarios de Cristo denunciaron públicamente en Estados Unidos al sacerdote Marcial Maciel, fundador de esta congregación, como responsable de haberles violentado sexualmente.

Marcial Maciel murió en 2008 libre de todo castigo. Le acusaban de abusos sexuales a niños desde 1940. Hasta 2010 el Vaticano admitió públicamente que Maciel había sido “un auténtico delincuente y que había cometido delitos graves”.

En su libro El imperio financiero de Los Legionarios de Cristo el periodista leonés Raúl Olmos consigna que Maciel dejó una ‘legión’ de abusadores sexuales como él. Abusadores que siguen libres.

Juan Pablo II lo protegió siempre, pese a las constantes denuncias –le llegaron al menos 212 documentos con acusaciones, que nunca revisó- e incluso llegó a señalar a Maciel como “un guía eficaz de la juventud“. En México el arzobispo primado Norberto Rivera Carrera, también fue un férreo defensor de Maciel, pese a conocer de primera mano las acusaciones.

Los abusos de curas pederastas en México fueron documentados en el informe Pederastia Clerical de Mexicanos en México y en otros países 1944-2013, firmado por casi 180 personas y asociaciones civiles, una gran mayoría católicas, informe que fue entregado al Comité de Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Consideramos esta comparecencia de la Santa Sede ante el Comité de los Derechos del Niño como una auténtica oportunidad histórica para que, organizaciones como las de la Santa-Sede-Estado Vaticano-Iglesia Católica -que afirman superioridad y privilegios por encima de autoridades locales o incluso internacionales y no admiten ningún tipo de responsabilidad formal como Estado signatario de la Convención y de los Tratados subsecuentes-, sean señaladas como responsables de los miles de casos de abuso sexual cometidos en muchas partes del mundo, durante muchos años, debido, precisamente, a su conducta estructural de protección y encubrimiento complicitario de los abusadores y, por lo mismo, les sean fincadas las responsabilidades correspondientes a las violaciones de los artículos de la Convención y de los Tratados Internacionales en la materia, por su desprecio y violación sistemática a los derechos e interés superior de niños y niñas así como por preferir encubrir a los victimarios en lugar de proteger y salvaguardar a las víctimas. Dicha conducta institucional, que implicó a todos los niveles de autoridad de la organización, merece el señalamiento de auténtico CRIMEN DE ESTADO por parte del Comité de los Derechos del Niño”, señala una parte del informe.

Gracias a este esfuerzo, en febrero de 2014, la ONU emitió 9 recomendaciones al Vaticano, entre las que destacan modificaciones a la Ley de Derecho Canónico para que el abuso sea considerado un crimen y no “una ofensa a la moral”, separar a los sacerdotes inculpados y entregarlos a las autoridades judiciales, que víctimas y testigos no sean obligados al silencio y que la Iglesia entregue la información correspondiente y hacer públicos los resultados de las investigaciones.

A raíz de estas recomendaciones, en junio de 2015 Francisco I anunció la creación de un nuevo tribunal eclesiástico para juzgar a los obispos encubridores

Alberto Athié Gallo, ex sacerdote autor del informe Pederastia Clerical de Mexicanos en México y en otros países 1944-2013, ha sido un activista permanente en la lucha contra los abusos sexuales de curas pederastas a niños, principal promotor del juicio a Maciel y otros sacerdotes violadores, y no cree en la voluntad papal para frenar este cáncer social.

La pederastia sigue vigente porque Francisco no hace los cambios que tiene que hacer para que esto deje de suceder, solo él lo puede hacer (…) Es el primer Papa que recibe las recomendaciones del Comité de los Derechos del Niño [de la Organización de las Naciones Unidas] como ningún otro Papa lo recibió, no sólo no hizo caso, desacreditó el informe. Este Papa tiene un doble discurso: lo magnífico de sus expresiones ‘los pederastas son antropófagos, es como si celebraran misas negras, no toleraré, cero tolerancia a la pederastia’. Es sólo discurso, vamos a los hechos”, dijo a la periodista Shaila Rosagel, del portal Sin Embargo, en una entrevista realizada en febrero de 2016 donde se estimaba que había a ese momento al menos 500 casos de niños abusados por sacerdotes.

En su visita a México, en 2016, Francisco I no recibió a víctimas de curas pederastas que buscaban hablar con él. Lo mismo que Benedicto XVI en su momento cuando visitó también México en 2012

Apenas este lunes 13 de febrero de 2017 el portal www.religiónenlibertad.com ha dado a conocer que Francisco I ha escrito el prólogo al libro Lo perdono, padre del francés Daniel Pittet, una víctima más de abuso sexual por un cura pederasta, donde califica de “monstruosidad absoluta” este problema que está enquistado en la Iglesia Católica.

Estoy feliz de que otros puedan leer hoy su testimonio y descubrir hasta qué punto el mal puede entrar al corazón de un servidor de la Iglesia. ¿Cómo puede un sacerdote, al servicio de Cristo y de su Iglesia, llegar a provocar tanto mal? ¿Cómo puede haber consagrado su vida para conducir a los niños a Dios, y acabar, en cambio, devorándolos en eso que he llamado «un sacrificio diabólico», que destruye tanto a la víctima como la vida de la Iglesia? Algunas víctimas han llegado hasta el suicidio. Estos muertos pesan en mi corazón, en mi conciencia y en la de toda la Iglesia. A sus familias ofrezco mis sentimientos de amor y de dolor y, humildemente, pido perdón”, escribe Francisco I.

Un discurso políticamente correcto. El caso en Guanajuato del sacerdote José Raúl Villegas Chávez es una realidad, como muchas otras que siguen ocurriendo en todo el mundo, de la cual la Iglesia Católica busca deslindarse.

  • Foto: Erick Ravelo
  • Intervención fotográfica: Ruleta Rusa