‘Cien años de soledad’ apareció por primera vez en las librerías de Buenos Aires el 6 de junio de 1967. La literatura en lengua castellana cambió para siempre.

I

            Gabo se muere de miedo


Seis días antes de que ‘Cien años de soledad’ saliera a la calle, García Márquez estaba aterrado. Se lo cuenta en una carta a su amigo Pedro Lastra, poeta chileno, una semana antes, el 31 de mayo de 1967: “Cien años de Soledad sale a la calle el 6 de junio. La inminente aparición de la novela me está perforando la úlcera”.

Seis meses después, en una carta al mismo  destinatario, García Márquez le cuenta que su vida está resuelta por unos años. “Cien años de soledad ha sido la salvación: gracias a sus ventas espectaculares, tengo por delante unos años de paz doméstica que pienso dedicar minuto tras minuto a escribir. Ahora estoy metido en un cuento que puede ser muy largo y muy divertido, y que llevará el pretencioso título de ‘La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada’. Es, más que nada, un recurso para calentar motores antes de zambullirme, quién sabe durante cuánto tiempo, en ‘El otoño del patriarca’. Después no sé qué haré”.

Aunque seguro lo intuía, por ese aire premonitorio que relatan sus cercanos que poseía, aún el colombiano no sabía con total seguridad que tras 18 meses de encierro en un pequeño cuarto de una casa que alquiló en la calle La Loma, en la colonia San Ángel de la Ciudad de México, escribiría el libro que reinventó por completo a la literatura en español.

gaga

II

       Casualidades poéticas

Gabriel García Márquez llegó a la Ciudad de México en 1961 y comió mierda los primeros seis años. Hasta que escribió ‘Cien años de soledad’. Tenía 38 años, un hijo de dos años y, por fortuna, a Mercedes Barcha, que bien podría ser considerada la mujer mas paciente del mundo.

Justo el día que llegó México la familia García Barcha, 2 de julio de 1961, en Idaho, Estados Unidos, Ernest Hemingway se voló la cabeza. Los dos ganaron el Premio Nobel de Literatura. Gabo moriría 53 años después. Él se volaría la cabeza de tanto recordar. Un texto dedicado a la muerte de Hemingway sería lo primero que publicaría tras ganar el Nobel.

Gabo con Carlos Fuentes

 

                                                                                             III

       Un guiño a Carlos Fuentes

Acabo de leer, otra vez, ‘Cien años de soledad’. No recordaba a Lorenzo Gavilán, el mexicano en la obra maestra de Gabo. El personaje es efímero y aparece casi al final. Es un coronel de la Revolución Mexicana exiliado en Macondo.

Lorenzo Gavilán, sin embargo, es en realidad un pretexto para saludar a su amigo mexicano, Carlos Fuentes, que cinco años antes de había escrito ‘La Muerte de Artemio Cruz’. Así aparece el mexicano en la novela: “Lorenzo Gavilán, un coronel de la revolución mexicana, exiliado en Macondo, que decía haber sido testigo del heroísmo de su compadre Artemio Cruz”.

Siempre hay algo nuevo que leer en ‘Cien años de Soledad’. Recuerdas algo que se había perdido en tu memoria. Descubres. Sí, siempre y todos dicen esto. Así son las certezas ineludibles. Esta es la cuarta vez que lo releo. Sí, así como suena de esnob. Aunque en realidad la intención de mis regresos a la ‘Gran Novela de América’ sea para tomar clases.

IV

       Todos los cuentos de Gabo son el mismo

En esta nueva lectura del libro (lo compré en marzo en una librería de aeropuerto) he descubierto el párrafo en donde aparece la idea del cuento de la cándida Eréndira. En la página 64 de esta edición de la editorial Diana: Aureliano, siendo niño, va a un lugar de putas. Una mulata adolescente, “con teticas de perra” es la contratada por 20 centavos. Aureliano no hace nada con ella. La mulata adolescente, “dos años antes, muy lejos de ahí, se había dormido sin apagar la vela y había despertado cercada por el fuego”.

Después, la abuela con la que vivía, haría con ella lo que todos sabemos, de pueblo en pueblo, por 20 centavos.

V

       El ‘geek’ García Márquez

‘Cien años de soledad’ fue escrita en una máquina Smith Corona, arcaica pero eficiente, en 1966. García Márquez, sin embargo, estaría siempre cerca de la tecnología y las innovaciones pese a ser un hombre nacido en 1928 (ó 1927, el mismo dudaba).

En una entrevista concedida en 1995, la periodista Ana Cristina Navarro le pregunta si le teme a la tecnología. Gabo, de una, le responde: “Pero sí yo escribo en computadora. Desde el ‘Amor en los tiempos del cólera’ (1985). Y no se me haría raro que fuera la primera novela en español escrita en una computadora”.

En ‘Cien años de soledad’, publicada hoy hace medio siglo, García Márquez da una muestra de su aire de adivino y de su disposición a que las cosas, con la tecnología, podrían ser fascinantes. Melquiades, uno de los gitanos que visitaba Macondo, en las primeras páginas de la novela lanza esta premonición: “La ciencia ha eliminado las distancias, dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra , sin moverse de su casa”. 

  • Ilustración: Pixabay