El mundo amanece con un poeta menos en el estercolero de la vida. Ramón Xirau Subías, una referencia sustantiva del exilio español en México ha muerto. Pero su voz no se apaga. Arde luminosa.
Ramón Xirau ha dejado de ser, a los 93 años, para un mundo que no ha entendido que –citando a Anselmo Lorenzo- “lo racional, lo verdaderamente justo, lo revolucionario, es que nadie mande”.
Cuando era joven, los padres de Xirau lo enviaron a Marsella mientras se atrincheraban en una ciudad en donde José Buenaventura Durruti Dumange era un faro de lucha; donde Anselmo Lorenzo había aportado esperanza.
El exilio de Xirau a México vino cuando Antonio Machado cruzó llorando los campos catalanes rumbo a Francia. Acompañándole iban los padres de Xirau -el filósofo Joaquín Xirau y su mujer Pilar Subías- y cientos más. Tras los bombardeos, tras la matanza en Barcelona. Pero con los ojos puestos en las luces de una nueva esperanza.
Joan Manuel Serrat recuerda, cantando –renaciendo para siempre como ‘El noi del Poble-sec’ -, ese momento con un poema que es universal.
De 1936 a 1939 España se mostró al mundo con un grito ventral y dentado, y Barcelona fue fundamental en la creación de nuevas ideas. De Xirau, un hombre que nació en la ciudad condal, a este momento, se han escrito decenas de artículos en diarios internacionales y algunos nacionales, donde relatan su vida, donde se expone su llegada a México, donde se habla de su pensamiento.
Vale más la pena recordarlo vivo, ahora que ha muerto, con su poesía.
Las estrellas nos miran lentamente
cierran sus ojos las bahías. El arco
de luz cerca los cabos en la ruta del fuego,
foques, banderas en las barcas, fosco
el fuego atónito de las naranjas,
en el aguanueva de los naranjales. Las bridas
de caballos pensados, pesados, imaginados,
lentamente nos guían igual que las estrellas,
cobarde noche, no puede con nosotros
tu oscuridad de marivientos
y raíces en el acantilado. Ah, todo canta, canta
en las encrucijadas del desierto: arco breve del mar.
Este fragmento del poema Graons (Gradas), contiene la simbología fundamental de Xirau: el mar, las barcas, la noche, los naranjos, el fuego

Descubrí la poesía de Xirau hace 23 años, y sigue estremeciéndome por sus ecos de trovador provenzal. Siendo catalán se nacionalizó mexicano porque amaba esta tierra convulsa. Siendo un gran poeta aquí entregó lo mejor de sí, como una flor de azahar que se abre para perfumar el ondular sensual del viento.
El contexto de su llegada a México se da mientras David Alfaro Siquieros se fue a combatir con fusil en mano por la Segunda República Española, bajo el mando del comandante Carlos Contreras, jefe del famoso V Regimiento; mientras Hemingway daba cuenta como periodista de la carnicería y se alistaba para escribir Por quién doblan las campanas; y el joven húngaro Robet Capa, registraba la legendaria foto del Miliciano caído. Algo que Dalí había pintado como una alteridad oscura llamada Premonición de la Guerra Civil, en una exposición brutal de la condición humana que había ya agotado las palabras. Y Picasso pintaba con su Guernica un registro histórico de la brutalidad de Franco contra el País Vasco.
El 26 de enero de 1939 intentaron apagar un sueño vivo. Xirau nos recuerda con su poesía luminosa que nunca pudieron lograrlo. Como no se apaga La Internacional. Algo que me recordó un amigo periodista, cuyo padre fundó la agencia Lemus que agrupaba a 78 diarios mexicanos. Y que también fue, como Xirau, uno de los grandes que llegaron exiliados a México.
Vicente Lascurain Fernández fue un parteaguas, como Xirau, en la composición del nuevo México. Xirau hizo poesía y filosofía, aportó luces e inteligencia a la UNAM y la cultura mexicana. Lascurain ejercitó el periodismo. Era un vasco que militó en la 3ª (que se convertiría luego en la 50ª) División Euskadi; la otra contraparte rebelde de España por un mundo posible. El de ser libre.
Vicente Lascurain y Miguel Barragán -grandes maestros periodistas- fundaron, con un empresario visionario un diario que cambió el curso de una ciudad y también sacudió a CDMX años luego. Porque hicieron crecer también a nuevos grandes periodistas, hombres y mujeres. Lascurain se adelantó a Xirau, pues murió en marzo de 2010 en la ciudad de León, Guanajuato.
Animal Político, un portal de noticias que dirige con maestría Daniel Moreno, un periodista de cuña contestataria –y al que el diario que fundaron Lascuarain y Barragán bajo el mecenazgo de Ernesto Gómez, me llevó a conocer hace años-, puso el cabezal perfecto (el eureka en las redacciones de los diarios), para describir la partida de Xirau:
La poesía es como la vida, caída: muere el filósofo y poeta Ramón Xirau
Es de madrugada, y mientras nace el alba pienso en lo luminoso que fue Xirau. Y desearía seguir escribiendo. Pero decido que lo mejor es que este texto sirva para que alguien se interese en leer su obra que encierra un poderoso puñetazo de luz viva, el canto sagrado de un hombre que nació en tierra de trovadores como Guillem de Berguedà, pero quien desde que llegó a México supo amarlo con una profundidad que estremece.
Son justos todos los tributos que se suceden para honrarle.
Ya han muerto los trovadores. Esta Dama
esbelta libra gozos a la muchacha atenta.
No han muerto ni castillos ni pájaros ni flores
todos imagen.
Dama del Unicornio (Fragmento)
- Foto: Ricardo Vinós