Amy Johnson surcó el cielo casi una centuria atrás. Una mujer con carácter, una mujer de vanguardia, una mujer con ovarios que nos recuerda que el miedo no es la vía para transformar el mundo.
Amy Johnson, desde Londres –no el remedo que hoy es- se lanzó hace 87 años a una aventura que le llevó de Inglaterra hasta Australia. Era 1930. Y recorrió 17 mil 600 kilómetros en un armatoste que conserva como testimonio de la historia en el Museo de Ciencia de Londres.
Amy logró ser la primera piloto aviador mujer en el mundo contemporáneo
Así estaba el mundo. Cuando Amy les planteó que derrumbarse es lo más sencillo. Y se preparó para hacer un cambio. Así inició una gran historia.
Obtuvo su licencia en 1929, el año en que aparece el Tarzán, de William Burroughs; o la creciente Unión Soviética que imperativa implanta la jornada laboral de 7 horas; o el Chicago donde el mafioso, capi di tutti capi, Al Capone ordena una matanza en el día de San Valentín.

“Falleció en Londres, el 5 de enero de 1941, en un trágico accidente cuando pilotaba un avión, cayendo al río Támesis. Fue la primera aviadora de la Air Transport Auxiliary, que pilotaba aviones para la RAF, muerta en la Segunda Guerra Mundial”, nos recuerda la Wikipedia.
¿Cómo se puede describir el amor profundo que nació en una mujer bellísima observando cómo llegan y se van los aviones? Eso ocurrió cuando el azar, a bordo de un autobús, le llevó hasta el aeródromo –el preludio de los modernos aeropuertos- de Stag Lane. Lo demás es poesía.
El ritmo que sonaba entonces, en la austral Argentina de los compadritos era éste, mientras en la porteña Buenos Aires escribía una inquietante historia Jorge Luis Borges, a la que tituló La duración del infierno.
“El atributo de eternidad es el horroroso. El de continuidad —el hecho de que la divina persecución carece de intervalos, de que en el Infierno no hay sueño— lo es más aún, pero es de imaginación imposible. La eternidad de la pena es lo disputado“. Fragmento. (Jorge Luis Borges).
Amy fue una mujer que se atrevió a ser la primera Ingeniero Técnico de Mantenimiento de Aeroaves y cursar el mundo piloteando su vida
La Universidad de Sheffield, honró el año pasado a una de sus alumnas más brillantes, con una nota que vale la pena leer para conocer un poco más de Amy. Esa historia está aquí: https://www.sheffield.ac.uk/staff/news/amy-johnson-moth-sculpture-1.587695
Todo esto viene porque ya son 114 años de que Amy abrió sus ojos -que imagino aguamarina- mirando siempre tan lejano… desde el pasado.
- Fotos: Especial