‘Álbum Iscariote’ no es un autorretrato de Julián Herbert.

Este poemario de Herbert tampoco es un desahogo emocional; no es una ventana al corazón del poeta, ni una crítica a los temas presentados; tampoco pretende ser una oda a la belleza clásica, mucho menos una imitación de la poesía romántica.

Álbum Iscariote, más que ser un retrato, es un dibujo impreciso, trazado con la plena intención de convertir la imagen del autor en una tira cómica; es un chiste doble por parte de Herbert, quien se burla del entorno tanto como se ríe de sí; es también una crítica engañosa, porque para encontrarla, el lector necesita hurgar entre los versos y separar la sátira personal de la parodia al exterior; Álbum Iscariote es, en suma, un poemario polifacético.

Son cuarenta y cuatro poemas, y el número ocho se llama Oscura. Los versos giran en torno a dos núcleos que a primera vista no parecen tener una relación tan estrecha: la paternidad de un padre primerizo y la lírica decadente.

Oscura introduce a su lector con una anécdota que termina convirtiéndose en un ejercicio reflexivo; habla de la ocasión en que compartió un dormitorio de hotel con su hijo y un amigo. Esa vez juntaron las dos camas y Herbert durmió en el hueco entre los colchones.

Fue ahí, suspendido entre las sábanas, con el hijo a un lado y su amigo en el otro, cuando ideó un poema delirante

Aquellos versos nacidos del insomnio aparecieron en Oscura, y él fue el primero en admitir que son pésimos; finalmente, concluye que ser padre podría resumirse en dos cosas: dormir en huecos y evitar que la cabeza de tu hijo toque el suelo.

En este poema, Herbert habla sobre los cuidados de la paternidad y, al mismo tiempo, menciona situaciones mucho menos emocionales, pero igualmente sensibles, como la decadencia de su lírica observada por él mismo. ¿Qué significa ser padre cuando se percibe, también, la vejez del pensamiento?

Los poemas como Oscura dibujan—más no reflejan— una imagen confusa de Herbert, el yo lírico, quien creó un juego para poder saltar entre sus propias facetas.

‘Álbum Iscariote’ es una especie de escudo frágil e ingenuo con el que se cubre la imagen del poeta

El punto de interés lector se mueve constantemente para desenfocar la atención de los tópicos más sensibles, aquellos que nos ayudan a tener una visión íntima del autor.

En Oscura, la paternidad de Herbert es una excusa para entender que detrás de las primeras experiencias se esconde una angustia latente; se habla, también, sobre los estilos emergentes, pero, escondida entre la parodia, encontraremos la preocupación de un hombre que ve llegar la vejez de su poesía.

 Por ser un Iscariote, Herbert pretende reírse de sí mismo, traicionar su propia imagen y jugar con ella, ignorando que es ese desenfoque el que delata un retrato apenas reconocible entre los bocetos. Estamos ante un Julián Herbert que intercala las máscaras que su poesía le ayudó a fabricar. Es un poeta que moldea sus raíces para convertirlas en ficción, que vende su patria y se burla tan alto de su persona hasta que no hay crítico más mordaz que él mismo.

Álbum Iscariote tiene un carácter dual si lo vemos de la siguiente manera: hablamos de un poemario novedoso que pretende iniciar un desapego a la tradición, sin saber que está ligado a ella y a su imagen.

En ese caso, ¿Herbert es irónico por esconder opiniones hostiles entre temáticas emocionales, o descarado por reírse de sí mismo mientras se burla del entorno?

Aún no consigo responderlo.

  • Ilustración: Hutton Archive