El caballero de los cien apodos, de ‘Ziggy  Stardust’ al ‘Duque Blanco’, murió hace un año. Miles de fans en todo el mundo se preparan para recordarlo con eventos, cursos y ceremonias. 

El tiempo pasa. Y el próximo martes 10 de enero se cumple el primer aniversario de la muerte del artista británico. Bowie nos dejó a los 69 años víctima de un cáncer contra el que había luchado durante 18 meses y que no le impidió acabar el último disco de un amplio legado impregnado de vanguardia y talento.

El Camaleón preparó ‘Blackstar’, de tan solo siete canciones, en los meses anteriores a su muerte a pesar de su ya delicado estado de salud y su publicación coincidió con su 69 cumpleaños. Una maniobra que Bowie repitió a lo largo de su carrera, regalándose de vez en cuando un disco para celebrar su aniversario. En 2013 eligió también el día de su cumpleaños para lanzar ‘The Next Day’, publicado una década después de su anterior trabajo (‘Reality’), con el que realizó su última gira.

Blackstar’ se convirtió en el disco número 25 en la larga trayectoria de Bowie, que comenzó en 1967 con la publicación de su primer álbum homónimo y continuó con ‘Space Oddity’ (1969)

A Bowie se le llamó de muchas formas. Pero quizás sea El Duque Blanco el apelativo más polémico y al que luego renunciaría. Este apodo,  después de ser Ziggy Stardust en la época glam, lo adoptó en la época de ‘Station to Station’ (1976), período en el cual el camaleónico Bowie, muy enganchando a las drogas por aquel entonces, estaba grabando temas inspirados en el soul de Philadelphia tras su anterior álbum ‘Young Americans’. 

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Su nuevo personaje vestía elegante, con reminiscencias del cabaret alemán de los años 30. Por aquella época estaba también muy inmerso en la cultura alemana (después grabó en Berlín sus famosos discos techno con Brian Eno) y fascinado con el mundo de lo paranormal. Estas querencias le durarían poco y más tarde renegaría de estas actitudes.

Las muertes de músicos como David Bowie, Leonard Cohen o Prince y el adiós de intelectuales de la talla de Umberto Eco convirtieron al 2016 en un año negro para la cultura.