Ruleta Rusa conversó con el fotógrafo Atonatihu Bracho para conocer cómo fue su relación con el autor de ‘Cien años de soledad’, un libro que cumple ahora cincuenta años.

Entre 2001 y 2004, Gabriel García Márquez lideró la revista Cambio, un medio originalmente colombiano que el premio Nobel compró e instauró en México. Contaba con una sólida redacción de experimentados reporteros y fotógrafos entre los que se encontraba Atonatihu Bracho, un joven fotógrafo que, sin que Gabo lo supiera, estaba a punto de cumplir uno de sus más preciados sueños.

Luis M. López intercambió ideas con Atonatihu Bracho para conocer un poco más sobre la tremenda fortuna de trabajar con un genio. De esa plática se desprende este relato breve en primera persona del fotógrafo de Gabo, que tuvo la poderosa experiencia de reunirse con el maestro todos los lunes en la mañana para planear entrevistas y reportajes.

“Toda la vida he sido un periodista. Mis libros son de periodista aunque se vea poco. Tienen una cantidad de investigación y de comprobación de datos y de rigor histórico, de fidelidad a los hechos. En el fondo son grandes reportajes novelados”.
(Gabriel García Márquez)

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Se ha dicho que Gabo era un poco enojón e impositivo. Pero nada más alejado de eso. La verdad es que nunca lo vi enojado. Era un hombre respetuoso y conocedor del oficio. Mi relación con él fue de respeto recíproco, de comunión y de admiración mutua por nuestros oficios.

Recuerdo un día que viajamos a Oaxaca para entrevistar a Francisco Toledo, el artista plástico vivo más importante de México. Tomaba fotos al maestro Toledo y García Márquez me dijo: “Creo que ya tienes suficientes fotografías”. Giré a verle y de manera natural, concentrado en la sesión, le respondí: “Todavía no tengo la foto que quiero, yo decidiré cuando es suficiente”. Un silencio incómodo inundó el lugar. Era raro que alguien contradijera a Gabo y continué con mi trabajo y él, respetuoso, con el suyo. 

Trabajar con un Premio Nobel de Literatura provoca idolatría y fascinación. Pero Gabriel García Márquez tenía un buen sentido del humor. De pronto se mantenía serio pero, como una chispa, lanzaba una broma, y hacía detonar las carcajadas.

Hicimos una gran mancuerna realizando varias entrevistas a distintos personajes de diferentes ámbitos. Una de ellas, quizá la más impactante, fue cuando el Subcomandante Marcos le concedió una de las dos entrevistas que dio (la otra fue a Julio Sherer García, fundador de la revista Proceso).

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Nos llevaron de manera secreta a la Escuela Nacional de Antropología e Historia, lugar de la reunión entre el ‘Sub’ y Gabo. Recuerdo el impacto que me provocó ver a ese personaje encapuchado, con una pipa en la mano y caminando como pantera, lento pero preciso. Tener a esos dos personajes juntos y poderlos fotografiar ha sido una de las más poderosas experiencias de mi carrera. La revista ‘Cambio’ vivió de 2001 a 2004 y yo formé parte de ella. Un día Enrique Martínez, el editor, me invitó a colaborar. Tuve el privilegio de ser uno de los fotógrafos elegidos para el proyecto.

“Con García Márquez conocí a muchos personajes. Viajar con él, compartir reuniones, escucharlo, observarlo, retratarlo y trabajar juntos de una manera tan cercana, definitivamente marcó mi carrera como fotógrafo. Nunca lo olvidaré”. 

El día que conocí a Gabo desperté emocionado. Fue alucinante la primera reunión que tuvimos con Gabriel García Márquez. Él quería conocer al equipo. Siempre que me preguntaban a qué personaje me gustaría fotografiar contestaba los mismo: a Gabriel García Márquez. Y ahora tenía la oportunidad de hacerlo, pero además de trabajar con él y reunirme todos los lunes por la mañana para hablar de fotos y de periodismo.

  • Reportaje Gráfico: Atonatihu Bracho