Tengo una escena de cine en la cabeza que también ha sucedido muchas veces en realidad. El asesino apunta con un arma a su víctima, que le mira aterrada y le ruega, esto será lo último que diga: “no me mates”.

Acaba 2017 con una severa sequía en muchas regiones de México, empieza el invierno pero California, la de USA, arde. En España hay incendios en las cuatro estaciones del año, en amplias zonas del mundo padecen un gran déficit de lluvias. El cambio climático ya está aquí, el jefe del mundo lo niega pero la temperatura del planeta aumenta cada año. Este hecho no preocupa demasiado porque es casi un intangible y algunos ahorran en calefacción.

La mayoría de la población tiene problemas muy importantes sin resolver. Los asuntos urgentes impiden atender a los graves. No lo parece pero es un asunto que nos afecta y añade problemas a quien más problemas tiene.

La devastación de la selva también incumbe al que vive en un piso y la contaminación del agua al que la bebe del grifo. Sin embargo estas cosas parecen remotas teniendo cerca otros problemas serios

Por eso lo del calentamiento global es para la gente una simple medida de datos, una montaña de gráficas y una alerta que al estar constantemente encendida deja de sentirse; como quien lee en la playa no percibe el sonido de las olas  o el melómano que vive sobre una autovía saturada de tráfico escucha ópera sin oír el ruido de la circulación constante.

Los humanos estamos transformando el planeta desde el principio, llevamos alterando el paisaje durante milenios para favorecer nuestra proliferación. Hemos cazado y recolectado, roturado e incendiado. Hemos criado ganado y cultivado una buena parte de la tierra, de otra hemos extraído minerales y grandes superficies las hemos esterilizado con cemento y asfalto.

Millones de kilómetros cuadrados están sometidos al monocultivo de plantas o de pasto mediante la sobreexplotación del terreno. Incorporamos al suelo fertilizantes químicos y le añadimos ingentes cantidades de sustancias, que con el suculento neologismo de fitosanitarios, llenan  la tierra y el agua de veneno en forma de pesticidas, herbicidas, plaguicidas y otros. Emponzoñamos el aire y extraemos del mar más peces de los que pueden criarse. Sustraemos ilimitadamente cualquier recurso a nuestro alcance hasta agotarlo olvidando lo que Pero Grullo ya sabía, que de donde no hay no se puede sacar.

El éxito ha sido terrible, al punto de ser nosotros la peor plaga

La superpoblación es un desequilibrio ecológico y como todo desequilibrio es insostenible. No hay plaguicida para el ultra depredador humano. Lo que estamos haciendo no solo es malicioso sino también estúpido. Nadie puede destruir lo que hay a su alrededor sin destruirse a si mismo, vamos por ese camino. Nuestra inteligencia nos ha traído hasta aquí y de aquí saldremos con inteligencia, si no lo hará el hambre y la guerra. O nos sacarán de aquí los virus y las bacterias.

Sería curioso que al organismo más desarrollado de la evolución acaben eliminándolo las formas más primitivas de organización biológica. Estamos destruyendo el planeta, lo estamos viendo sin nada que hacer, como en el cine.

Suena un disparo, la pantalla va a negro.