Los cronistas e historiadores relatan este hecho como un acontecimiento que estremeció a los leoneses. Su ciudad fue la primera del país en disfrutar de una red de alumbrado eléctrico

En 1879, La Americana, una fábrica textil, puso a funcionar la primera planta eléctrica de México, una innovación tecnológica que marcaría el rumbo industrial de León. Con la gran inundación que sufrió la ciudad en 1888, el precario sistema de alumbrado (que por aquel entonces funcionaba con petróleo) desapareció.

Una década después, la luz se haría en la ciudad al ‘bajar la palanca de la modernidad’ el 17 de diciembre de 1897. El momento es descrito como un instante de miedo y emoción.

“Mi padre, armándose de valor, quiere experimentar con una de las lámparas, apagarla para ver si se enciende nuevamente. ¡Ten mucho cuidado! -se oía recomendar-, no te vaya a pasar algo”.

Un año después de este evento, en la Plaza Principal de León se inauguraría una instalación eléctrica de 24 lámparas incandescentes que indicaban algo trascendental: no había marcha atrás.

León abordaba para siempre el tren del futuro.