No todos los juguetes que mi padre me compró los terminé destruyendo. El por qué arrasaba, como un Aníbal enano, con ese tipo de regalos lo dejaré para mis sesiones terapéuticas.

El juego es una especie de alarde de fuerza: en medio del “claroscuro” de la vida cotidiana, lanza un reto al sosegado estancamiento del mundo…

Jean Duvignaud

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Me voy a extender un poco en los juguetes sobrevivientes de mi infancia, es decir, en los bloques de TENTE que por aquellos años me entretuvieron y divirtieron más que cualquier cosa, desplazando incluso mi adicción al televisor y a contar las ramas del enorme árbol del vecino.

Los bloques del TENTE eran muy similares a los ahora populares LEGO. De hecho, hasta hace poco a mí me quedó claro que la empresa española TENTE  no era la misma que la danesa LEGO. Cuando me preguntaban qué juego en mi infancia me había  cautivado, les respondía sin dudar que el TENTE había sido mi favorito. Pero al ver cómo la cara del interlocutor se corrugaba al no atinar a qué me refería, terminaba modificando mi respuesta refiriéndome a las piezas del LEGO, que definitivamente son más conocidas que las del TENTE, pese a su abrumador parecido.

Discutir sí uno era mejor que el otro resulta estéril, esencialmente plantean jugar a construir. También cabe señalar que no hubo piratería de uno sobre otro, aunque LEGO, por ser más antigua (fundada en 1932), demandó  a TENTE por plagio ante una corte en Israel. La demanda fue ganada por TENTE. Tanto LEGO como TENTE propiciaban la entretención y la capacidad simbólica de interpretar la realidad que implica todo juego. TENTE dejó de fabricarse en 2007 aproximadamente. Hoy, pese a ciertos altibajos de índole diversa, LEGO es la empresa soberana en cuanto a juguetes de bloques se refiere.

“Tanto LEGO como TENTE propiciaban la entretención y la capacidad simbólica de interpretar la realidad que implica todo juego”

El TENTE fue un juego muy popular en el México de los 80.

Hagamos un breve repaso por la historia de LEGO, pues la de TENTE es semejante pero con final triste (Schopenhauer y Borges nos advertían que la historia y las metáforas son las mismas, sólo cambian los personajes y las entonaciones, en este caso, las empresas), y luego juguemos a plantearnos algunas cuestiones que bordean lo antropológico y filosófico.

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LEGO comenzó siendo, en 1932, un modesto taller de carpintería en medio de un bosque. Su dueño y fundador Ole Kirk Kristensen fabricaba, con apoyo de algunos aprendices, muebles y casas que vendía en la comunidad de Billund, Dinamarca. Debido a la depresión que asolaba a Europa en aquellos años, Kirk redujo los costos de su producción por falta de demanda. Esto le indujo primero a producir proyectos en miniatura como muestras de diseño y luego a apreciarlos como juguetes de madera y cuerda. La misma depresión económica evitaba que el negocio prosperara, muchos de los juguetes que adquirían los agricultores para sus hijos lo hacían por medio del trueque por comida.

Ole Kirk, en 1934, se propuso darle nombre a su pequeña empresa. Convocó a sus ayudantes a que lo asistieran, dando por premio una botella de vino casero a quien atinara con el nombre adecuado. Después de deliberar entre Legión (como referencia a Legión de Juguetes) y LEGO (contracción danesa de la leyenda Jugar Bien), Kirk optó por esta última.

Al terminar la Segunda Guerra Mundial LEGO adquirió la primera máquina, en Dinamarca, de moldeo por inyección de plástico por lo que comenzó a producir juguetes con este material. De entre esos primeros juguetes se cuenta un novedoso camión desmontable. Para 1947 Kirk se enteró de unos ladrillos, producidos por la compañía Kaddicraft y diseñados por Hilary Page, que se conectaban entre sí. Al obtener esos modelos Kirk patentó su producto, los ladrillos de plástico, en varios colores como los de madera, que se pueden conectar y desconectar entre sí.

El modelo de construcción creado por el danés Ole Kirk.

A esa primera colección de ladrillos LEGO se le denominó LEGO MURSTEN y en 1948 ya eran un producto bastante rentable frente a los juguetes de madera o metal que aún preferían los clientes. Goftfred, el hijo de Kirk, se encargó de sentar las bases donde se apoyan los principios, todavía vigentes, de LEGO: Avalar la diversión sin límites; estimular la imaginación y el desarrollo (psicomotriz) de los niños de todas las edades; garantizar la seguridad a la hora de utilizar los bloques y; ofrecer un alto nivel de calidad en los productos. Además de esto, Goftfred estilizó la apariencia de los ladrillos y propuso LEGO SYSTEM OF PLAY. Después, en 1959, LEGO creó un departamento (FUTURA) que se responsabilizara de crear conjuntos de juguetes novedosos apegados al concepto de montaje de los ladrillos. Se puede decir que a la fecha los ladrillos fabricados no han modificado su estructura y enchufe original.

En atención a la solicitud de una línea de juguetes para niñas LEGO creó, en 1971, una propuesta que incluía muebles y casas de muñecas. Cabe mencionar en este apartado que LEGO ha sido demandada por ser considerada sexista y estereotipar los roles de las mujeres con este tipo de juguetes. Posterior a esa demanda LEGO ha ampliado los sets de juego para niñas a diversas actividades, entre las que se encuentran roles científicos.

Al ser LEGO una compañía en constante crecimiento fundó, en 1986, un parque temático en Billund, llamado LEGOLAND

LEGO y sus juguetes siempre han sido asociados a temas educativos, ya sea como apoyo didáctico para la generación y desarrollo de habilidades del pensamiento o como ilustración de diversos escenarios temáticos. Así que a finales de los ochentas LEGO fundó un departamento (LEGO DACTA) con el propósito de expandir los nexos entre sus juguetes y la educación. En la década de los noventas LEGO incorporó líneas de juguetes con un más alto nivel de montaje, como la serie Star Wars, que seducía igual a niños y adultos.

El advenimiento de la era de las computadoras también ha influido en la producción de juguetes LEGO. De ahí que no es extraño que hayan ampliado sus productos más allá de su función lúdica, creando consultorías para incentivar el pensamiento creativo en empresas y organizaciones, además de vínculos con áreas tan diversas como la robótica, el arte y la exploración espacial.

Kjeld Kirk Kristensen, nieto del fundador, es el actual director de LEGO, que ya no sólo produce juguetes de construcción, sino también productos vinculados a los juegos de mesa, videojuegos tiendas especializadas, parques temáticos y más recientemente películas.

Imagen de ‘La Lego Pelìcula’ filmada en 2014.

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Bien, recapitulemos. Mi padre, como hombre sabio, me compró como último regalo de Reyes Magos una caja de TENTE (a la que referí por años como LEGO). Hizo esto, en alguna ocasión me lo confesó, con la esperanza de que no le partiera la madre a otro juguete más y como medida precautoria para que él no terminara en un hospital debido a un infarto. Luego me entretuve en la cronología de la exitosa empresa LEGO. Hasta aquí el texto parece el típico artículo informativo de una marca de juguetes que segrega beneficios a diestra y siniestra.

No me atrevo, porque no tengo elementos a la mano para hacerlo ni le veo el caso, a despotricar contra LEGO. Quizá esta tarea la pueda llevar a buen término un rojillo desfasado que alegué alguna conspiración tramada por la camaleónica burguesía. Puede que incluso un chauvinista disfrazado de académico emprenda, con un tanque-tesis, una guerra contra LEGO por haber erradicado la fabricación de juguetes tradicionales en tal o cual topografía.

Lo que si llama mi atención es la inevitable cuestión de a qué jugamos cuando nos hacemos de unos bloques ¿a construir un mundo para evadirnos de ese otro mundo llamado realidad? ¿o jugamos a ser dioses  creadores y a la vez destructores? En ambas cuestiones creo que la solución se presenta de manera afirmativa, es decir, si nos evadimos del mundo y si jugamos a ser dioses.

Seguro que si le preguntáramos  a Platón él nos respondería con una irónica observación diciendo que los hombres somos juguetes de los dioses

Pero jugar, como ya lo advertía el filósofo holandés Huzinga, implica, además de una evasión, “una acción o actividad voluntaria, realizada dentro de ciertos límites, fijados en el tiempo y en el espacio, que sigue una regla libremente aceptada, pero completamente imperiosa, provista de un fin en sí misma, acompañada de un sentimiento de tensión y alegría y de una conciencia de ser algo diferente de lo que se es en la vida corriente”. Y en la vida cotidiana, llana y muchas veces gris, ni el niño ni el hombre son dioses.

De ahí que el TENTE o el LEGO, al margen de todos su beneficios cognitivos, permita jugar a ser ese absolutamente Otro.

  • Fotos: TENTE/LEGO